Tuve que volver al edificio, recorrer el camino de tierra otra vez para acercarme a la entrada. Al entrar noté que el aire acondicionado no estaba funcionando bien y que las personas dentro, además de su enfermedad o la de sus familiares, estaban malhumorados por acción del calor. Afuera había 40 grados, adentro seguramente se sentían sofocantes 34 o algo así.
Atravesé la sala para entregar el documento a la asistente que sonrió ante mi saludo, revisó la cartilla y dijo “en un momento yo lo llamo”. Desde el inicio de la pandemia de covid-19 las consultas son a puerta abierta, así que hay algo de indiscreción y en mi caso, inhibición para hablar de mis síntomas y molestias.
Los asientos son insuficientes. Yo normalmente espero de pie recargado junto a una ventanilla de la que, a veces, sale un poco de aire fresco, esta vez no fue así, pero permanecí ahí parado. Esto me permitió mirar la totalidad de la sala de espera y observar lo que ocurría con las personas fuera de los consultorios de medicina preventiva, odontología, trabajo social y de medicina familiar.
Desde mi lugar, escuché la voz alterada de una joven mujer de baja estatura, cuyo manejo del idioma revelaba que el español no es su lengua materna, deduje que ella venía de alguna comunidad de los Pueblos Originarios de Tabasco o de Chiapas. En su expresión se podía ver la angustia que le provocaba responder a una asistente y a la trabajadora social de la clínica. Le preguntaban sin que ella pudiera terminar de responder, además de que era evidente que no entendía qué información querían que les diera. Estuve tentado a intervenir, porque noté que las dos compañeras de la clínica se empezaban a desesperar.
En el momento en que yo iba a acercarme a ellas tres, salió de urgencias un joven con un parecido muy fuerte al de la señorita a la que cuestionaban las dos trabajadoras. Él empezó a contestar, pero las preguntas se sucedían demasiado rápido; cada una de las mujeres necesitaba una información diferente y lo abrumaban.
Caminé hacia ellas y notaron que ya llamaban la atención de quienes esperábamos, así que la asistente volvió a entrar a urgencias, y la otra compañera vino a su escritorio dentro de la oficina en la que yo me recargaba, pude escuchar toda su conversación, siempre atento esperando que la necesidad de apoyar al joven y a su familia no se presentara.
Pude oír cada una de las preguntas y las respuestas del muchacho, era evidente que el paciente era su papá, que había sufrido un accidente de trabajo y que al personal de la clínica le estaba costando trabajo dilucidar cómo clasificar la lesión del paciente. Yo conozco la ley y lo que ocurrió tenía que ser clasificado como accidente de trabajo pues ocurrió al salir del centro laboral, justo en la entrada sin que hubiera ningún representante del patrón en el lugar.
La trabajadora social lo comprendió así e inició el papeleo necesario mientras el paciente ya era atendido en urgencias y la señorita a quien escuché al principio ya estaba adentro. Tenían problemas para ubicar la dirección en la que se quedaría el paciente una vez que sakiera de la clínica, porque está en una ranchería cuyas calles tienen problemas con la nomenclatura, lo que ocurre en casi todo el Municipio de Centro, Tabasco. El hijo del paciente y la trabajadora social lograron que la información quedara bien asentada.
Se trataba de trabajadores de la construcción de condición muy humilde y evidentemente en una situación económica precaria; el mayor temor de la hija del paciente, era cuánto les iba a costar la atención, pero le volvió la calma cuando la asistente le dijo que no se preocupara por eso, que no habría ningún costo, ni por la atención, los materiales o las medicinas, que estuviera tranquila. La cara de sorpresa y tranquilidad de la joven me hizo sonreír y pensar que, a pesar de las carencias que el IMSS tiene en Tabasco y de que no estaban seguros de que el lesionado estuviera afiliado, estaba recibiendo una atención correcta y lo mejor posible.
En la oficina de Trabajo Social, la situación se complicaba porque no había manera de tener comunicación con el padre de los dos jóvenes cuando ya no estuviera en la clínica por lo complicado de la dirección del sitio en el que permanecerá, además de que solo cuentan con el teléfono celular de su hijo, ya sin saldo y de que el lastimado no tiene correo electrónico ni teléfono.
Noté la angustia del joven y la expresión de desesperación de la compañera trabajadora por no poder ayudar más allá. Esperando poder ayudar, le pregunté al jovencito si tenía celular y me dijo que si, me mostró su teléfono, yo le dije que le hiciera un correo electrónico a su papá para que pudieran comunicarse con él o al menos cumplieran con el requisito. Me dijo que no tenía saldo, así que compartí los datos de mi teléfono con él para que pudiera hacer la cuenta.
Dio las gracias y conectó su celular a los datos del mío. Detrás de la ventanilla, el rostro de la trabajadora social se iluminó, ella misma creó el correo del paciente en el celular del muchacho, que muy contento me dio las gracias. Pude ver más tarde que usaba los datos para comunicarse con su familia porque nadie sabía nada de ellos y me regaló una sonrisa de agradecimiento cuando ya salían de la clínica con su papá, un hombre de 43 años, con la pierna derecha enyesada.
Las limitaciones que sufrimos en Tabasco por las carencias terribles que tiene el IMSS y todo el sistema de salud en el estado, han creado una inconformidad constante de los propios trabajadores, el ejemplo me lo dio el encargado de la farmacia, quien se queja de que no puede entregar recetas dermatológicas porque el contrato con quien las surtía se venció y no se ha renovado porque el Instituto ya le debe mucho dinero.
Hay desilusión entre los trabajadores, alguno de ellos, a pregunta expresa de mi parte, me dijo que ellos esperaban que con este gobierno las cosas mejoraran mucho y que en algunos aspectos han mejorado, pero que en los más importantes es lo contrario, Yo le contesté que Tabasco todavía no es parte del IMSS-Bienestar, pero que pronto va a llegar y ahí veremos la mejoría notable, yo mismo espero eso con ansias.
Me atreví a preguntar sobre lo que ocurre con su sindicato y me dijo “no tengo miedo de decirlo, el comité anterior solo servía para reprimirnos y tapar las transas de algunos jefes. El actual, ni para eso.”
Los comentarios de los compañeros y compañeras que prestan sus servicios en el Seguro presentan mucho desaliento y desilusión y se precisa una acción pronta, lo mismo ocurre con los derechohabientes.
En mayo de 2023 ya no hay citas para este mismo año en las especialidades, lo que es intolerable, pero resulta que cualquier cita subsecuente quede establecida para el año 2024, ¿Quieres una cita para estudios de laboratorio? Si bien te va, dentro de un mes y medio. Cualquiera se puede morir esperando la atención de un especialista o un estudio de laboratorio.
El IMSS nos cuesta a todos, a unos más que a otros, pero nos cuesta a todos. ¿A quién más favorece esta situación sino a la derecha conservadora corrupta?
Es indispensable que Zoe Robledo, Director General del IMSS se entere de que en Tabasco el IMSS camina en reversa y que la transformación no ha llegado a la institución, que sigue habiendo un desabasto importante de medicamentos y que se siguen recetando otros obsoletos y que han sido retirados del mercado por su ineficacia, por haber mejores, o por haber sido desaprobados por la COFEPRIS, de lo que tengo ejemplos y casos claros, que no serán ventilados en esta columna pero que puedo probar.
Si la situación del sistema de salud en Tabasco continúa como hasta ahora, será muy difícil que la victoria aplastante de la 4T se repita el año próximo y lo probable es que el estado del que es originario el presidente, se vuelva bastión de la derecha conservadora. Todos los funcionarios que intervienen en el sistema están bajo sospecha por parte de los trabajadores y trabajadoras y ya se habla de saqueo y de corrupción galopante en el sector salud.
Toca llamar a MORENA TABASCO para que se comprometa y actúe en favor de los intereses de la gente del estado y levante la voz para exigir que la transformación del sistema de salud se haga realidad lo más pronto posible y vuelva a estar del lado de la gente y no de algunos machuchones corruptos.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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