“… Por eso lo que dije del debate, no a favor o en contra de nadie, sino la forma ésta tan especial en la que se da la narrativa que es todo el discurso de los medios convencionales. Pues no, no es lo mismo tenemos autoridad moral, pero que bien que la gente no es susceptible de manipulación. Porque imagínense con las campañas que padecemos…”.
Presidente Andrés Manuel López Obrador. Conferencia matutina 9 de abril de 2024. https://youtu.be/hiAjU9vhfAk
Diversas son las opiniones vertidas en torno al debate de los candidatos presidenciales ocurrido en las instalaciones del Instituto Nacional Electoral el domingo pasado. Sin duda la gran mayoría coinciden, tal vez con algunos matices, en que la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo fue la ganadora, dejando muy atrás a las otras dos candidaturas.
Las propuestas de la candidata de la coalición Sigamos Haciendo Historia se enmarcaron en el proyecto de nación basado en la transformación de la vida nacional. Es decir, no responden a ninguna clase de improvisación u ocurrencias para ganar una elección, eso está más que probado por el gobierno del presidente López Obrador y también por la plena identificación de la Dra. Sheinbaum con la continuidad con cambio, demostrada no solo ahora sino tras décadas de participación en la búsqueda de la justicia social, desempeño público honesto y compromiso sincero con el pueblo.
Algunos analistas han revisado las propuestas presentadas por las candidatas y el candidato a la presidencia subrayando los ataques basados en mentiras más que en realidades, las respuestas sustentadas con datos y documentos. Incluso han reparado en cuestiones relacionadas con el formato y el irregular manejo del cronómetro. Hay imágenes que muestran cómo efectivamente mientras hablaba la señora X el tiempo de Claudia Sheinbaum seguía corriendo y las inquietudes manifiestas por los participantes al no tener acceso visible al avance del tiempo, así como las disculpas de los conductores y su ofrecimiento de verificar con “producción” lo que estaba pasando.
También pudimos presenciar comentaristas aludiendo a las actitudes mostradas por los candidatos contrastando la postura segura y firme, que no fría, de la candidata de la transformación con la insegura e incomoda de la señora X, seguramente por lo endeble de “sus propuestas”, así como la del candidato naranja con su eterna sonrisa. Inclusive conocimos resultados de las encuestas las cuales, con excepción de una, dieron como triunfadora a la Dra. Sheinbaum.
Sin embargo, en La Mañanera del martes 9 de abril el presidente puso énfasis en un ángulo distinto. Estoy cierto de que López Obrador, con todo y la censura impuesta sobre él por el INE y el Tribunal Electoral, aprovecha cabalmente los márgenes de los cuales, aun así, puede disponer.
Su segundo comentario acerca del debate, pues ya se había referido al mismo el día anterior, lo dirigió ahora a llamar la atención de sus millones de seguidores acerca de la narrativa imperante en las dos horas de duración del primero de los encuentros de las candidaturas a la presidencia del país.
La otra dimensión, en la que puso su ojo de estratega, está relacionada con el contexto en el que debatieron los candidatos. Sin mencionarlo, López Obrador se refería al espacio discursivo predominante producido a partir primero, de las mismas preguntas iniciales, formuladas a cada uno de los participantes, y segundo, a los cuestionamientos hechos a cada candidato provenientes de tres zonas del país, preguntas todas ellas formuladas “por la ciudadanía” mediante un formulario puesto a su disposición en redes sociales y plataformas digitales. De acuerdo con lo informado, al inicio del debate, se recibieron 24 mil preguntas y se seleccionaron 108 todas procesadas por signa_lab, del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente.
Este procedimiento, definido como la “metodología aprobada por el INE”, permitió enmarcar el debate en esa narrativa a la que AMLO hizo alusión. Ese discurso se incorporó en los contenidos de los segmentos temáticos tratados por los debatientes: educación y salud, transparencia y combate a la corrupción, no discriminación, grupos vulnerables y violencia contra las mujeres.
La perspectiva del mundo al revés fue precisamente la que pudimos constatar a través de los planteamientos hechos por los conductores al describir una “realidad” más acorde con la postura ideológica de la derecha. Referencias a la transformación ocurrida en el país, durante más de cinco años, solamente las escuchamos en las intervenciones de Claudia Sheinbaum.
La metodología aplicada aseguró que, en realidad, muy poco importara a cuál de los candidatos se le formularía el cuestionamiento. Al final del día cualquier contenido seleccionado, en forma de pregunta, haría referencia a la misma narrativa reaccionaria de que todo está mal en el país. Trátese del tema del que se trate nada ha cambiado en México, incluso ha empeorado. Las mismas deficiencias en la atención a los temas de salud y educación de millones de mexicanos, los grandes casos de corrupción, en este, como en cada sexenio, la misma desatención o al menos con escasos resultados en lo relativo a feminicidios y a las minorías.
El presidente fue enfático al afirmar … toda la narrativa del debate fue eso, no reconocer absolutamente nada. Es la narrativa de Televisa, y de Azteca, y del Reforma, y de El Universal, lo que utilizaron para hacer las preguntas en el debate con una supuesta consulta a todos los ciudadanos, dejándole a los conductores el privilegio de poder escoger qué preguntas hacer… No fueron capaces de hacer distinciones, todo fue a tabla rasa.
En estos momentos históricos en los que, para los ideólogos conservadores, la verdad “ya no importa”, instituciones anquilosadas como las electorales y las judiciales, utilizando muy bien a los medios de desinformación y manipulación siguen posesionados de los pocos espacios públicos en los que aún concurrimos la mayoría de los mexicanos. Tal es el caso de la información que se difunde acerca de las campañas políticas, en curso, y lo será de los debates que sostendrán distintos candidatos a encargos en juego.
La otra mirada es la que debemos de agudizar para profundizar en los análisis acerca de los acontecimientos que aún están por venir.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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