Los veracruzanos tienen la oportunidad de darle el tiro de gracia al pasado el primero de junio, su importancia electoral dibuja el futuro de una verdadera transformación, que la oposición no permite desarrollar con legalidad.
PRI y PAN viven el peor momento de su existencia, en lugar de formar parte del gobierno como oposición sabotean todo lo que proviene del gobierno, colocándose cada día más al margen de las decisiones trascendentes.
Saben que no tienen lo voto y la voz que le queda para protestar la aprovechan para descalificar en lugar de someter la discusión al mundo de las ideas, se encaminan por el rumbo de la pelea callejera.
Ambos partidos tienen en el pasado el único insumo político que pudieran colocar sobre la mesa para exponer ideas y dar a conocer propuestas en el presente. El PAN suspira por el seguro Popular, las guarderías de tiempo completo, el sobreprecio de las medicinas, etc.
El PRI quiere que lo que aprobó en el pasado, sea cancelado por Morena como el Fobaproa, el IVA, la gasolina barata, etc.
Sus ojos están puestos en el pasado, ya sea para rescatarlo o para cancelarlo. Pero no ven para el futuro en momento de la mayor crisis de ambos partidos, prácticamente a punto de perder su registro.
A partir de 2018, Veracruz es para Morena lo que antes era el Estado de México, electoralmente hablando; es decir, un oráculo y un laboratorio, pero no por decisión propia sino porque la defensa de ese bastión por parte de la derecha así lo consideró.
El PRI se encargó de hacer del Estado de México un caos, y tardará varias décadas en salir de ese marasmo. Calcular políticamente algo en esa entidad carecería de precisión. El caos es tan grande que no hay simetría ni para calcularlo.
Así son los laboratorios electorales del PRI, como minas de oro, dejan de ser útiles y la abandonan. El laboratorio electoral de Morena, cuenta con la participación ciudadana, a veces más que por la propia militancia, en un estado con mucha vida, mucha historia y mucho futuro, preparado para cambiar el rumbo del país de nuevo.
Más de seis millones de veracruzanos conscientes podrán dar una batalla electoral inédita en su tierra este 1 de junio. Las lamentables muertes ocurridas en días recientes, no sólo ocultan algo anuncian tiempos diferentes, violencia orquestada o coincidente, estratégica o espontánea, crea una expectativa hacia una visión diferente de la política en la entidad y se convierte en exigencia social.
Más allá de las corruptelas por todo conocidas, esta lo añejo de su visión política, administrativa, social y cultural. Los conservadores se llaman así por su resistencia al cambio y esto implica que no se actualizan, podrían elogiar la tecnología en el discurso y tener celulares intergalácticos pero su visión es la misma que hace 100 años.
Sin dejar de reconocer nuestra historia, al contrario, llevándola a cuestas en todo momento, la transformación impone una perspectiva diferente de la realidad que a veces ni ellos conocen porque estuvieron tan alejados de la gente y tan ensimismados en sus progresos personales que la verdad, la realidad y la conciencia del tiempo les es ajena.
Ver al pasado tiene consecuencias, desde la Biblia, donde se advierte sobre el peligro de ver atrás, hasta nuestros días los conservadores viven en el pasado, y no pueden más que reproducir lo que hicieron, se refugian en la rutina y temen a las transformaciones.
Para ello esas rutinas les significan comodidad, lujos, enriquecimiento, etc. Nunca trabajaron como podemos ver en los resultados de las actuales condiciones del país por el que nada hicieron.
Ahora muestran su decadencia porque ni siquiera tuvieron militantes suficientes para todas las candidaturas, menos aún cuentan con representantes de casilla, PRI y PAN, han dejado de tener fuerza; su debilidad anuncia muerte y sus candidatos, pronostican derrota.

Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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