Querían un muerto y el miércoles por la tarde se les apareció un vivo…, qué digo vivo, ¡vivísimo!
El vivo se apareció en Plaza de la Constitución s/n, centro histórico, Cuauhtémoc, 06066, Ciudad de México: ¡nada menos que en los pasillos de Palacio Nacional! Se apersonó el que andaba ausente, y a la oposición y a su extensa vocería, claro, les dio tremendo patatús.
¡A los zopilotes se les puso la piel de gallina! ¿Zopilotes? Sí, gallinazos, buitres o zonchos, porque a lo largo de los tres días durante los cuales el presidente de la República se mantuvo en confinamiento y más o menos descansando, los rabiosos conservas se volvieron a azopilotar de fea manera: sacaron a relucir sus deseos perversos y las oceánicas cantidades de odio que les obnubilan el alma y las entendederas. La derecha decretó que el tweet y el mensaje que posteó en Face el primer mandatario no expresaban la realidad: parvadas de indecentes chombos negrearon la mediósfera, y negaron la versión oficial de los hechos, volcándose a gruñir su malagüerismo sistemático: que cuál COVID, que más bien lo que le pegó a López no fue un “presunto infarto” —como aseguró en su primera plana el Diario de Yucatán—, sino un infarto de a de veras y de los, si no fatales, por lo menos sí fatídicos… No faltaron los taimados que dijeron que no, que con toda certeza lo que le había pasado al macuspano —porque para la derecha al parecer ese gentilicio es un insulto— había sido una embolia o un infarto cerebral o un accidente cardiovascular o un soponcio neurológico generalizado…, en fin, hasta creativos se pusieron algunos carroñeros.
— No, mira, lo que le pasó al viejo, para que me entiendas, es algo así como una desbielada de las sinapsis porque los axones se le atrofiaron por falta de lubricante.
Vocablos como infarto, embolia, paro cerebral, trombosis, isquemia, necrosis… inundaron las redes. Por Whats circularon dizque pantallazos de chats con algunos doctores o con la hermana de algún galeno o con una enfermera que le tocó atender al Peje en el Hospital Militar…, en las que garantizaban que ahora sí YSQ ya no se paraba para contarla.
Y así andaban, felices y obscenos, volando en círculos, tirando mala vibra sin empacho, haciendo memes para invocar a la Pelona, exigiendo pruebas de vida y rogándole al Sars-Cov-2 que ejecutara el magnicidio, convocando a la muerte, cuando el video de Andrés Manuel López Obrador comenzó a circular por Twitter y el Face… Y el colmo, el casi ya septuagenario no apareció en la cama ni de bata blanca o demacrado, sino entero, bien vestido, de pie y caminando, mientras se aventó una amena plática de casi veinte minutos… ¡Sáquense a volar, pajarracos!
La misma noche del miércoles, algunos de los más notorios opinócratas del conservadurismo tuvieron la oportunidad de mostrar su bajeza en cadena nacional y en horario estelar. Sergio Sarmiento tuvo el descaro de esgrimir:
— Y cuando no tienes información, también como medio de comunicación, pues especulas…
O sea: tenemos derecho de prescindir totalmente de cualquier ética profesional, tenemos derecho a ser perversos, tenemos derecho a decir cualquier estupidez que se nos ocurra… Pues no, ¿verdad? Porque, mire, señor ZarMiento, usted puede especular todo lo que le venga en gana, pero si está transmitiendo en un medio informativo tiene la obligación de de advertir al público que sus dichos no son veraces ni producto de investigación alguna, sino de eso, de especulaciones, es decir, que está usted presentando conjeturas sobre algo sin conocimiento. Y si quiere le doy un ejemplo:
No tengo la certeza, de hecho, nada más especulo lo siguiente: el señor Sergio Sarmiento suele aparecer a cuadro con esa cara de compungido porque sus malas prácticas mentales afectan ya también el desempeño de su sistema digestivo.
¿Vio? Especulé, pero lo explicité.
Por lo demás, ¿cuál vacío de información? AMLO dio a conocer su estado de salud horas después de que fue diagnosticado, de tal suerte que quienes decidieron no creerle lo hicieron bajo su responsabilidad.
En el mismo espacio televisivo, otro de los odiadores metódicos de la 4T, Raymundo Rivapalacio, quien defendió las barbaridades que publicó sobre la condición del presidente:
— Esa no fue una especulación. Fue una información de dos fuentes de muchos años, de calidad, que, pues, de lo que hemos visto, pues estaban equivocadas, y al estar equivocadas, yo estoy equivocado.
Pues tampoco, oiga, no fue una equivocación, fue una mentira. Si a usted le preguntan cuál es la raíz cuadrada de 2 y contesta que 222, estará usted en un error, un error grande, por cierto. Es decir, estaría usted equivocado. En cambio, si usted supiera que la raíz cuadrada de 2 es un número irracional y tiene una representación decimal infinita no periódica, que comienza aproximadamente como 1.41421356, y sabiéndolo responde cualquier otra cosa, entonces estaría mintiendo. Ahora, si usted contesta:
— Pues no sé, pero creo que es como 2 por 4.
En este caso podríamos decir que usted especula. En cambio, si por ejemplo afirma:
— Según un grupo de expertos matemáticos de Alemania, la raíz cuadrada de 2 es –1.414.
Entonces usted estaría profiriendo una falencia malintencionada, esto es, usted estaría tratando de engañarnos. Y eso es precisamente lo que uste hace consuetudinariamente.
En fin, otra vez la oposición moralmente derrotada mostró su inmoralidad. Tan mal están saliendo del episodio, que no tardaron en comenzar a circular el cuento de que quizá el presidente jamás estuvo enfermo y que todo fue un montaje para dejarlos en ridículo. Patéticos.
Coda
Antes del 1º de diciembre de 2018, podían pasar días y días sin que tuviéramos noticia alguna del presidente, y nadie los extrañaba. Eso ha cambiado drásticamente. No sólo, durante estos últimos días se ha demostrado que en México vivimos una curiosa paradoja: la oposición es adicta a AMLO.
- @gcastroibarra
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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