Propuesta de legislador republicano busca relegar a nuestro país del círculo estratégico de defensa de América del Norte.
Una propuesta del legislador republicano Ken Calvert pretende cambiar la relación de México con el ejército de Estados Unidos, al proponer que nuestro país deje de formar parte del Comando Norte (USNORTHCOM) y sea transferido al Comando Sur, una zona tradicionalmente vinculada con Centro y Sudamérica.
Aunque en el papel se trata de un ajuste geográfico-administrativo, en los hechos implicaría que México pierda acceso prioritario a programas clave de vigilancia, defensa aeroespacial y cooperación militar especializada. La propuesta está incluida en el proyecto de presupuesto de Defensa para 2026, que todavía debe pasar por votación en la Cámara de Representantes.
Según Calvert, este cambio mejoraría la coordinación con países de la región en temas como el narcotráfico y la migración ilegal. Pero expertos mexicanos no compran esa narrativa. Raúl Benítez Manaut, del CISAN-UNAM, advierte que esta idea es más política que operativa, y recuerda que la colaboración entre México y el Comando Norte ha sido sólida y productiva durante más de dos décadas.
De hecho, las Fuerzas Armadas de ambos países realizan entrenamientos conjuntos, intercambian inteligencia, y hasta el propio jefe del Comando Norte, el general Gregory M. Guillot, estuvo recientemente en Chihuahua firmando acuerdos de cooperación. Además, la Fuerza Aérea estadounidense apoya el desarrollo de una unidad aérea mexicana que debería estar operativa en 2029.
Entonces, ¿por qué mover a México? Para muchos analistas, se trata de un intento por castigar la política migratoria mexicana o las diferencias sobre el tema del fentanilo, más que de un ajuste técnico. Y no es la primera vez que Calvert lo propone: ya lo ha intentado en otras ocasiones, sin éxito.
“El interés geopolítico de Estados Unidos en México está en América del Norte, no en el sur. Sacarlo del Comando Norte sería un retroceso”, advierte el especialista Juan Ibarrola.
Mientras en Washington se juegan estas cartas, en México crece la percepción de que, una vez más, algunos sectores del poder estadounidense siguen viendo a nuestro país más como problema que como aliado.

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