No.
No aceptes lo habitual como cosa natural.
Porque en tiempos de desorden,
de confusión organizada,
de humanidad deshumanizada,
nada debe parecer natural.
Nada debe parecer imposible de cambiar.
Bertolt Brecht : No aceptes
En México conviven dos visiones de país que se presentan en resistencia una frente a otra. Dos perspectivas opuestas que se contraponen una a otra sin que haya un inicio de acuerdo entre ambas. Dos culturas en tensión que no comparten ninguna coincidencia histórica.
La nuestra es una historia de pugnas entre realistas e insurgentes, iturbidistas e hidalguistas, españolistas y antiespañolistas, yorkinos y escoceses, centralistas y federalistas, imperialistas y republicanos, conservadores y liberales, reeleccionistas y antirreleccionistas.
Por si fueran pocas las divergencias, el crítico de arte Manuel G. Revilla añadió, en un artículo publicado en 1917, una más: la de quienes escriben México con equis y quienes escriben el mismo nombre con jota: Méjico.1 Desacuerdo hasta en la escritura de nuestro nombre.Acota y cierra el punto el historiador Edmundo O’Gorman, quien afirma: “(…) el germen de México incluía dos Méxicos distintos” y las asonadas, cuartelazos y rebeliones de nuestra historia “revelan, en el fondo, el inevitable y sordo conflicto (…) de dos posibles maneras de ser, trabadas en el mutuo intento de afirmarse la una en la exclusión de la otra”. 2
Y se notan las discrepancias. Para unos, Benito Juárez es el constructor que separó a la iglesia católica de los asuntos del Estado y con ello le dio una identidad al país; para otros, precisamente por esa separación es y será aborrecido. Para actualizar estas incompatibilidades entre una y otra visión, Vicente Fox ordenó retirar el cuadro de tamaño natural de Benito Juárez que pendía en la oficina Benito Juárez, en Los Pinos. La compasión cristiana hacia el desposeído nos obliga a aceptar que el personaje no podía actuar de otra forma.
Hay que imaginar el drama de los dos desafortunados gobiernos panistas al conmemorar cada 15 de Septiembre el Grito de Independencia, o recordar el inicio de la Revolución Mexicana el 20 de Noviembre, la revolución que acabó, entre otras cosas, con las cincuenta haciendas y ranchos que controlaba la familia Creel-Terrazas en Chihuahua en una extensión aproximada de 28,000 km2. A saber si las haciendas y los ranchos contaban con permisos para la instalación de casinos. Hoy, esa tensión dialéctica se revela en la actuación política existente entre la 4T y la oposición, con un pequeño detalle al calce: que mientras la 4T tiene claros sus compromisos de gobierno con una de las dos partes en disputa, la oposición de derecha, amodorrada en su colosal corrupción, no tiene siquiera una borrosa idea de lo que propone para el país, salvo continuar con el miserable saqueo de recursos y presupuestos que estuvo a su cargo hasta el año 2018.
Así, en el naufragio ideológico, el PAN -que ni en sus mejores tiempos se formó al lado de las demandas populares, porque no se le recuerda haber apoyado una marcha campesina en demanda de la tierra o sumarse a las exigencias obreras de aumentar el salario mínimo durante los años de los terribles pactos económicos y de solidaridad delamadridistas- se agarra del PRI como de un clavo ardiendo y pretende pasar por programa de gobierno discursos mañosos y estridentes, o en el mejor de los casos disfrazarse de dinosaurio o encadenarse a las patas de una mesa en el Senado de la República para impedir la discusión de leyes.
El PRI, siempre siempre siempre corrupto y antidemocrático, se apoya en los fingidos inocentes que simulan todavía creerle, digamos articulistas, operadores mapaches, académicos y directores de medios.
Bueno, es que “el PRI es un lodazal, pero nos charpea”. Pero también esas charpeadas, esas salpicaduras del lodo presupuestal disminuirán conforme el partido se vaya alejando de las gubernaturas a su disposición, que por hoy son sólo dos. Nuevo dolor de cabeza priista: ¿cómo y con qué pagar los aplausos mediáticos?Y la patronal, ¿tiene algo para el pueblo al que saquea y explota? No, tampoco. Sólo un rapto de demencia podría llevar a los ricos del país a abogar por un aumento salarial para los trabajadores o a justificar la redistribución de la riqueza social que se da través de las becas para jóvenes y las pensiones a adultos mayores. Ni locos.
La 4T les demostró a estos abusivos, durante la pandemia de Covid 19, que era prioritario apoyar a los de abajo para que no cayera el consumo y así se beneficiaran los de arriba. La estrategia fue exitosa, pero esta clase siente tal desprecio por los pobres que no los ayudarían a ningún precio. Ni modo.
El rencor vivo contra el pueblo lo llevan inscrito en su ADN y contra eso no existe defensa.Y aquí está empantanada la oposición. Necesita del pueblo pueblo y la sesera de sus “ideólogos” solo alcanza a imaginar que inflar membretes y meterlos a la bolsa de la fantasmal “sociedad civil” les va a dar trascendencia. Necesitan una política clara que hable de la atención a las necesidades del país de la gente y en lugar de eso contratan abogados para promover amparos que obstaculicen el progreso de esa gente.
Es que no pueden ser de otra manera. Así han sido a lo largo de la historia. Por cierto, realistas, imperialistas y reeleccionistas se encuentran en el basurero. Cosas de la historia.
- 1 Manuel G. Revilla. Por qué no escribo México con j (Cuestión histórico-filológica), compilado por Ignacio Guzmán Betancourt en La equis de México. Historia de un debate ortográfico, (Universidad Iberoamericana, 2017).
- 2 Edmundo O´Gorman. La Supervivencia Política Novo-Hispana. Monarquía o República. (Universidad Iberoamericana, 1974).
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