La discusión sobre el tipo de mando que debería tener la Guardia Nacional ha generado mucha controversia. Están aquellos que piensan que debería haber un mando civil desde el deber ser teórico-constitucional, y el contraargumento del presidente López Obrador propone conservar un mando militar para mantener e imponer la disciplina necesaria en un cuerpo de seguridad tan grande y de reciente creación, con la intención de que no se corrompa como su más reciente antecesora: la policía federal.
Dicha conversación se enmarca en un debate más amplio sobre la supuesta militarización del país. Por un lado, está la sociedad civil que, de forma acertada, señala que el ejército y la marina no deberían desempeñar funciones de seguridad como lo hacen actualmente; y por otro lado, está la evidente realidad, que tiene que ver con un país con tasas de violencia similar a la de zonas en guerra, y que cualquier análisis medianamente serio admite que, al día de hoy, no es posible prescindir de la ayuda de las fuerzas armadas, porque ello sería suicida ante la incapacidad y mala gestión de policías municipales y estatales para hacerse cargo del problema.
A este respecto , surge otro debate que tiene pocos reflectores en los medios de comunicación convencional, pero que es importante en la discusión nacional sobre seguridad, y tiene que ver con el señalamiento constante al gobierno federal, y en particular a la figura del presidente López Obrador como responsable único de la seguridad en México, ignorando o no queriendo ver el papel omiso y fracasado que han tenido muchos gobiernos estatales y municipales, quienes han utilizado al Obradorcentrismo como la herramienta de comunicación política para deslindarse de su responsabilidad en este delicado tema. Los casos más evidentes son los gobiernos de Guanajuato, Estado de México y Jalisco (gobernados por el PAN, PRI y Movimiento Ciudadano, respectivamente), y cuyas tasas de homicidio contribuyen a casi la mitad del total nacional en los últimos meses.
Entonces, ¿dónde están las policías municipales y estatales de estos Estados y cómo contribuyen a mantener la paz? Intelectuales orgánicos de derecha han señalado constantemente la falta de recursos y un desinterés del presidente López Obrador para fortalecer el nivel local, pero, si el tema fuera solo de recursos, ¿cómo se explica que con el actual pacto fiscal hay policías exitosas en Coahuila, Yucatán, y Ciudad de México? (por citar algunos ejemplos). El caso de la Ciudad de México es paradigmático con el liderazgo de Claudia Sheinbaum y la gestión de Omar García Harfuch. No es casualidad que ahora ella lidere la mayoría de encuestas con miras a 2024.
El gobierno federal no puede y no debe asumir las responsabilidades de gobiernos locales, y sin un engranaje perfecto entre los diferentes niveles de gobierno, es imposible que funcione cualquier estrategia de seguridad, incluso la diseñada por los mejores expertos y aprobada por todos los poderes del Estado, pero no solo eso, ya que si hubiera una vigilancia y exigencia desde los medios y la sociedad civil hacia los estados y municipios como la hay hacia lo que ocurre en Palacio Nacional, los resultados serían tal vez otros, o al menos, habría mejores intentos que los actuales.
Es evidente que el tema de la Seguridad Pública es complejo e incluye muchas y diversas variables, y también es cierto que la vigilancia y exigencia ciudadana no trascenderá en tanto no exista un verdadero Estado de Derecho e Impartición de Justicia a través de instituciones sólidas, sin embargo, la opinión pública debería enfocar mejor su crítica si lo que se busca es coadyuvar a tener un mejor país.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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