España no le debe disculpas a México, al Estado mexicano. España y su pueblo son nuestros primos (no hermanos como lo son los ingleses de los angloamericanos). La rica cultura de nuestro país no sería entendible si quitamos a la península ibérica de la ecuación. Sin embargo, los pueblos de ambos países tenemos dos enemigos históricos comunes: la monarquía y la oligarquía española.
La pausa en las relaciones entre España y México, debido a la carta del expresidente mexicano López Obrador, y la nula invitación al Rey Felipe VI como consecuencia de la inexistente respuesta de la monarquía europea a esa misiva, ha generado muchas conversaciones sobre nuestro pasado en común. Las reacciones en ambos lados del Atlántico han sido numerosas, y cada persona tiene su propia posición respecto a este tema que concierne a los habitantes de la región iberoamericana.
Considero que España no le debe ningún tipo de disculpas a México; la existencia de la nación mexicana es consecuencia principalmente de la colonización y posterior establecimiento del virreinato de la Nueva España. No obstante, la anterior aclaración corresponde a la discusión común que tienen los conservadores españoles, no a la carta que envió el Lic. López Obrador al actual Rey de España. En la misiva al monarca ibérico, el expresidente mexicano plantea una disculpa conjunta, binacional, por los agravios cometidos por ambas naciones a las comunidades indígenas del actual territorio mexicano.
“La incursión encabezada por Cortés a nuestro actual territorio fue sin duda un acontecimiento fundacional de la actual nación mexicana, sí, pero tremendamente violento, doloroso y transgresor”
-Carta del Lic. López Obrador al Rey de España Felipe VI“…el Estado mexicano pedirá perdón a los pueblos originarios por haber porfiado, una vez consumada la Independencia, en la agresión, la discriminación y el expolio a las comunidades indígenas que caracterizaron el periodo colonial; el desagravio hará énfasis en las guerras atroces y genocidas emprendidas por el gobierno mexicano en contra de los pueblos yaqui y maya (la “Guerra del Yaqui”, en Sonora y Sinaloa, y la “Guerra de Castas”, en la Península de Yucatán), así como en la persecución racista que sufrieron los chinos en el territorio de México durante las primeras décadas del Siglo XX y en otros agravios y atrocidades que diversas autoridades cometieron contra la población”
-Carta del Lic. López Obrador al Rey de España Felipe VI“…invitar al Estado español a que sea partícipe de esta reconciliación histórica, tanto por su función principalísima en la formación de la nacionalidad mexicana como por la gran relevancia e intensidad de los vínculos políticos, culturales, sociales y económicos que hoy entrelazan a nuestros dos países”
-Carta del Lic. López Obrador al Rey de España Felipe VI
Y es que, en ningún momento se trató de ese argumento simplista que sostiene la derecha española, de que “la nación mexicana exige que el reino de España pida disculpas”. En realidad, lo que se exhortó en la misiva fue que la monarquía y el Estado ibérico, junto con la República mexicana, pidieran disculpas a los pueblos que han habitado este continente desde mucho antes de la llegada de los europeos.
Concuerdo con la petición de nuestro expresidente más cercano; considero que la monarquía española (el Estado mexicano ya ha hecho este ejercicio) debería pedir disculpas a los pueblos americanos. Por otra parte, también creo que esa monarquía, revivida por Francisco Franco (y la oligarquía española a la que representa), le debe pedir perdón al actual pueblo mexicano, a los demás habitantes de América, y la disculpa principal que deben ofrecer es al propio pueblo español.
A los pueblos milenarios de América les deben una disculpa por el genocidio cometido durante la conquista. Según el libro Nueva Historia General de México de El Colegio de México (institución fundada, por cierto, por republicanos españoles), en el año 1519, el futuro territorio novohispano contaba con 15 millones de habitantes nativos, mientras que para 1550, ese número había caído a 3 millones. ¿En verdad no merecen una disculpa?
Al pueblo mexicano le deben una disculpa por los abusos y saqueos del periodo neoliberal, cuando empresas españolas como Iberdrola, Repsol y OHL obtuvieron contratos favorecidos por gobiernos corruptos. Un ejemplo es el expresidente Felipe Calderón, quien tras su mandato fue contratado por Avangrid, filial de Iberdrola, luego de implementar políticas que beneficiaron a estas empresas. Por los mismos motivos les deben una disculpa a los demás habitantes de América
Y al pueblo español le deben una disculpa por muchísimos motivos, tantos que sería imposible mencionarlos incluso si le dedicara una columna completa. Sin embargo, señalaré las razones que considero principales: La abundancia de España durante su periodo imperial, que únicamente favoreció a los de arriba, no al pueblo. Durante el imperio español, como diría Eduardo Galeano, “España tenía la vaca, pero otros tomaban la leche”. Esta frase simboliza cómo España, al ser la potencia imperial, poseía los recursos y la riqueza, pero estos beneficios eran disfrutados por una élite, mientras que la mayoría de la población sufría la pobreza y la marginación; así como la nula capacidad de la monarquía española por industrializarse y solo intercambiar el oro por mercancías inglesas.
Otras de las razones por las cuales la corona española, como representante de su oligarquía, debería pedir disculpas al maravilloso pueblo español son: El golpe de estado del 17 y 18 de julio de 1936, sus empresas monopólicas que suben sus precios en electricidad de forma unilateral, el peso económico que representan para uno de los países con mayores problemas de Europa, la carga que significan para el progreso y un sinfín de otras razones.
Hay que tener bien claro quiénes son nuestros adversarios y no pelear entre pueblos primos que comparten adversarios en común. España y México tienen más en común por sus pueblos que por sus gobiernos. No podemos esperar que una monarquía moribunda, que tanto ha afectado a su propio pueblo, les pida disculpas a otras sociedades; sin embargo, también es fundamental considerar que solo hay una forma en la cual esa disculpa sería válida: la desaparición de esa institución anacrónica. Sin una transformación profunda que reemplace estructuras obsoletas, cualquier disculpa carecería de sinceridad y no lograría sanar las heridas históricas.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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