Las bases de la transformación se asientan y profundizan; hay una fuerza que logra conseguir esto, como una especie de sustentación, fuerza que tira de una aeronave hacia arriba y la mantiene en el aire, lista para despegar. A su vez, la oligarquía realiza sus mayores esfuerzos para con la gravedad, hundir “el avión” en el fracaso…
Sin embargo, nada le ha funcionado a ese pequeño grupo mitómano, pues día tras día sus narrativas se desmoronan (casi siempre por si solas) y sus argumentos se vienen abajo cada vez que se enfrentan con la realidad. Las acciones y logros del presidente López Obrador per se, evidencian a la triste derecha dirigida por los más grandes intereses de la otrora privilegiada y casi desvanecida oposición. Justo como acaba de suceder con el Aeropuerto Felipe Ángeles, obra usada por los opositores para golpetear, criticar y desprestigiar al gobierno actual, bautizándola como “central avionera” bajo la justificación de que “no cumplía con los estándares internacionales, y que tampoco era un aeropuerto de prestigio” (sic.). Discurso que se vino abajo al momento en que el presidente de los Estados Unidos aterrizó en el AIFA.
-“Lo que diga el presidente López Obrador” dijo Joe Biden, frase que tomó vida al momento en el que el Air Force One, aterrizó en el AIFA para su primera visita como presidente, a México.
Con este hecho, es confirmada la clase mundial del aeropuerto construido por el presidente Andrés Manuel López Obrador, afirmación que ya venía asomándose con el constante aumento de pasajeros y operaciones en el AIFA, dejando en claro que no se trataba de uno de los famosos elefantes blancos, sino que es una auténtica megaobra en beneficio de las y los mexicanos.
Para la derecha pesimista, periodistas, intelectuales, analistas etc. el presidente Joe Biden no solo no iba a aterrizar en el Aeropuerto Felipe Ángeles, sino que también sería terrible la relación entre los dos mandatarios. ¡Cosa que resultó totalmente lo contrario! La dignidad de México es ahora más respetada que nunca, hecho que quedó marcado con los tres grandes y eufóricos gritos que dio el presidente Andrés Manuel López Obrador, 2 años atrás en la Casa Blanca con el entonces presidente Donald Trump. Esos tres grandes gritos fueron: ¡Viva México! ¡Viva México! ¡Viva México!…
Esas no son las únicas narrativas que el presidente de México ha derrumbado en los últimos días. Pues hay que recordar la captura de Ovidio Guzmán, que demostró que no existe tal “pacto con el narco”. Y que, si de economía se trata, tampoco nos hemos convertido en “Venezuela”. En lo que sí nos hemos convertido es en uno de los países con la moneda con mayor apreciación frente al dólar.
Los esfuerzos de aquel grupo minoritario que busca enfrentar, combatir y derrotar a la democracia siguen siendo insuficientes y hasta absurdos, diría yo. Su ambición es gigantesca pero su falta de humanismo los supera y los lleva a la derrota y al fortalecimiento de la Cuarta Transformación.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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