Siempre entendí al entorno escolar como un reflejo interesante del grupo social al que pertenece. Por eso las escuelas, privadas o públicas desarrollan una identidad tan cambiante y en la misma dinámica de la comunidad o comunidades en las que se desarrollan y coexisten. La retroalimentación en ambas vías resulta natural, aunque a veces la naturaleza de una soslaya a la otra y no importa en qué orden ni cuándo o cómo se empieza a viciar la interacción. Es posible que sea a partir de la ideología imperante en el sistema educativo y como en el caso del neoliberalismo, se propicie un divorcio lastimero entre ambas entidades.
La concepción de una comunidad educativa que se forme entre la escuela y la población que la rodea y así se influya la segunda por la primera convirtiéndose la educación en una fórmula de transformación constante de las relaciones sociales, de la moral y la ética populares. Esta fórmula puede enriquecer súbitamente y con mucha fortaleza a la cultura de amplias áreas urbanas y rurales, promoviendo las iniciativas comunitarias, tanto de formación educativa, como productivas y de calidad de vida y de salud.
Cuando la escuela es verdadero reflejo de la sociedad, ésta última tendría que verse transformada constantemente por la primera, que sería exigida para mejorar su calidad.
Si el deporte pasara obligatoriamente y fundacionalmente por las escuelas, la calidad ética y moral que los docentes pueden regalar amorosamente a los habitantes de sus aulas una elevada calidad que se reflejaría claramente en las comunidades.
Es enojoso y triste observar en qué se ha convertido el deporte en México; parece que todos esperan una tajada de un pastel monetario que tendría que “sacarlos de pobres” y eso deviene de la concepción de que esta actividad, igual que todas las demás debe producir dinero a manos llenas y por cualquier vía.
Hay algunas preguntas, ¿Qué clase de corrupción generó la investigación contra Azcárraga Jean por parte del FBI? ¿De qué tamaño es la corrupción en el futbol cuando hasta los más críticos analistas consideran justificada cualquier situación si ésta propicia el negocio? ¿Cuánta indignidad tiene que haber para que los jugadores de futbol sean vendidos por medio de una carta y siempre al “mejor postor”?
Dice Martín del Palacio en un texto corto de la red X que para entregar un partido de futbol se tendría que disponer de una gran cantidad de dinero para repartir por aquí y por allá, pero ¿Qué tan difícil será sobornar a un portero para que falle un saque y la entregue al contrario? Los jugadores profesionales de futbol, generalmente son mucho más hábiles de lo que generalmente muestran en la cancha, claro que no todos pueden ser Pelé, Hugo Sánchez, Messi, Ronaldinho, pero ¿Qué otra cosa se puede pensar cuando un defensa lateral al recibir el balón de manos de su portero, en vez de entregarlo a un compañero, lo entrega al contrario que viene entrando como locomotora? No es su habilidad ni un error, una cosa así huele metálico. Lo mismo ocurre con Azcárraga, soborna porque es su costumbre, cree que está bien y lo ve como una inversión porque le reportará grandes dividendos en un futuro muy cercano.
¿Cómo no pensar mal cuando las casas de apuestas patrocinan equipos de futbol y de varios deportes en México y en el mundo?
La corrupción viene en diversas presentaciones, pasa por la creencia de que al hacer tal o cual cosa se obtendrá fama y fortuna, como el caso de la jueza Nancy Juárez Salas que ha conseguido notoriedad desde una clara corrupción de la ley, o desde la promesa de dinero, hasta la amenaza de muerte o la promesa de un jugoso contrato en la siguiente temporada con el equipo contra el que se fallan “goles hechos” o batazos fáciles, o goles de campo, o…
La corrupción se hizo de un espacio enorme entre los deportistas, pero su primera manifestación fueron los políticos y las empresas con las que hacían negocios gigantes a costa del erario público y contando con la complicidad y protección de muchos elementos del Poder Judicial, tanto Federal como Local. Todo esto ha propiciado que parezca que en México la corrupción fuera una institución respetable, pero no es así.
Hay jueces, magistrados y algunos pocos, muy pocos, poquititos ministros cuya trayectoria es absolutamente impoluta y siempre valiente, pero con tristeza hay que admitir que, a pesar de haber el pantano sin ensuciarse una sola pluma, serán vistos como si fueran uno más de los que son la mayoría en el Poder Judicial. Hasta ellos va a llegar la ola de injusticia que ha inundado a ese poder de la Unión desde el inicio del nefasto periodo neoliberal protofascista que nació podrido desde el sexenio del dueño de la “Colina del Perro”, el nefasto José López Portillo y Pacheco, que fuera el primero en dejar de invertir en PEMEX, excepto cuando esto representaba un buen negocio para él y los socios de su amigo Jorge Díaz Serrano, quien terminara en la cárcel, pero de cuyas tropelías solo vimos la punta del iceberg.
Desde Díaz Ordaz hasta Peña Nieto, PEMEX fue siendo poco a poco debilitada, saqueada y corrompida, como el futbol, el PRI, el PAN, el IMSS, el ISSSTE, la CFE, la UNAM y tantas otras instituciones fundamentales para México. No es sino hasta que el Pueblo, al inicio de la rebelión zapatista allá en 1991, dijo ¡BASTA! Después la conciencia fue creciendo hasta que, en 2018, en paz y con fortaleza, le dimos el poder a AMLO y en continuidad, en este 2024 a Claudia Sheinbaum.
La corrupción es una enfermedad que puede extirparse de la sociedad, pero para lograrlo, hay que transformar a las Comunidades Educativas en bastiones éticos y de elevados principios morales que se conjunten con la práctica justa y apegada a las reglas, sin marrullerías como la de “la mano de dios” de Maradona, sino con la pureza del deporte como una justa que forma valores, divierte y mantiene el cuerpo y la mente sanos. La educación básica tiene que convertirse en el bastión más fuerte de la Transformación, pero en manos de Mario Delgado, había mejores candidatos. En Tabasco el Colegio de Bachilleres ha quedado en manos de uno de los políticos más corruptos que se han visto, Evaristo Hernández es la puntilla clavada para terminar con ese sistema educativo en el Estado. En la política el pragmatismo sigue siendo fuente de corrupción, ¿Qué no?
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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