“El hombre, lobo del hombre, quiso cambiar esta visión
Pablo Milanés 1978
Vamos a jugar al pasado
Nada cuesta recordar
Cuéntale al que crece a tu lado
Al que falta por llegar”
La historia tiene que contarse, conocerse, estudiarse, comprenderse y no es un asunto de pura memoria sino de análisis de hechos, antecedentes y consecuencias, siempre desde la perspectiva de cómo las relaciones de producción permean como causa fundamental en los antecedentes. Si se analiza con interés y desde esta perspectiva se entenderá, sin duda, que el motor ha sido la lucha de clases.
La anquilosada derecha mexicana, sumida en creer sus propias mentiras y falsedades, ha tratado de generar una narrativa de la historia actual y sus antecedentes, pero es tan ilógica que ya nadie les cree, y menos quienes hemos sido testigos vivos de la propia historia y, además, hemos padecido la deformidad de la forma en que el quehacer político se volvió solamente un medio para enriquecerse.
Vivimos la coyuntura aguda del momento histórico de un cambio paulatino, casi pacífico y un poco lento en el que las viejas formas en que se obtenía el poder público agonizan, pero sus artífices quieren seguir funcionando igual. Así vemos que en MORENA siguen pululando quienes buscan un “hueso” que roer, pues es ese su único modus vivendi.
Hay personajes fuertes y serios, que han aprendido de la historia del movimiento y desde sus propias raíces, que la transformación va a pasar por encima de esas formas y estilos, que corruptos de origen, deben ser eliminados del pensamiento de quienes aspiran a encabezar la defensa de la transformación pacífica y los personeros de ese pasado.
Contar la historia como la vivimos, es indispensable, por eso recojo de mis recuerdos lo que viví de cerca, siendo un joven que formaba parte de la dirección de un sindicato independiente que se movía siempre lejos de las centrales oficiales y del Congreso del Trabajo y que por ello analizaba la realidad desde una perspectiva mucho más crítica, sin compromiso partidista y con la visión proletaria de la realidad.
Cuando el Partido Comunista Mexicano se “convirtió” en el PSUM (Partido Socialista Unificado de México), parecía que se abría un espacio para la participación libre y abierta de la izquierda en la política nacional, pero se convirtió en dominio de unos cuantos dirigentes quienes, no necesariamente estaban aliados con las causas proletarias, así que no era posible asumirlos como izquierda. Yo mismo no entendía por completo que nosotros también formábamos parte de otro dominio con características propias, pero igual escindido del resto del proletariado. Valga decir que intentábamos unirnos con otros que parecían luchar por lo mismo.
En el seno del PRI, existía un grupo importante llamado “Corriente Democrática” (CD) en el que militaban líderes como Porfirio Muñoz Ledo (q.e.p.d.), Ifigenia Martínez Hernández, Cuauhtémoc Cárdenas Solorzano, Rodolfo González Guevara y el mismísimo Andrés Manuel López Obrador.
La CD acabó por separarse del PRI al no poder registrar a Cuauhtémoc Cárdenas como candidato a la presidencia y convocó al PARM (Partido Auténtico de la Revolución Mexicana) que lo había postulado, al Movimiento de Acción Popular (MAP), al Partido Mexicano Socialista (PMS), a la Coalición Obrera, Campesina y Estudiantil del Istmo (COCEI), la Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos (CIOAC),a la Asamblea de Barrios de la Ciudad de México (creada tras los terremotos de 1985), a la Unión de Colonias Populares y la Unión Revolucionaria Emiliano Zapata, entre otras. Unidos todos estos grupos, integran el FDN en Jalapa Veracruz, el 12 de enero de 1988. (** información tomada de Memoria Política de México https://www.memoriapoliticademexico.org/Efemerides/1/12011988.html)
El Frente Democrático Nacional fue una especie de sueño maravilloso para muchos de los que queríamos, desde esos años, la transformación pacífica de México y luchábamos en distintos frentes por lograrla. Personalmente creía que la patronal siempre obstaculizaría nuestro avance por la vía democrática y que las alianzas se convertirían en la debilidad mayor de la izquierda.
Este FDN se convirtió en el PRD y tal como vaticinamos en nuestros análisis los que veíamos desde afuera y en nuestra propia militancia, cada organización se convirtió en una “tribu” que le restó fuerza y cohesión a ese partido, que solo estuvo unido en algunos grandes momentos, con Cuauhtémoc Cárdenas en su candidatura a la presidencia de la República, con Andrés Manuel López Obrador en su victoria electoral por la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal y en las elecciones de 2006 por la Presidencia de la República.
Las llamadas tribus del PRD, ahora enquistadas en MORENA, podrían volver a destruir el movimiento, pero las bases de la transformación ya están sentadas y parece harto difícil que haya un retroceso. Esos personeros del pasado son quienes repiten los esquemas de alianzas que destruyeron al PRD y lo convirtieron en un triste y ridículo comparsa del prian actual.
En una reciente entrevista del Dr. Hugo López-Gatell Ramírez con Héctor Díaz a través de Youtube (https://www.youtube.com/watch?v=AxXtaiF19dE) el Dr. Lopez-Gatell perfila a estos personeros del pasado que siguen persiguiendo la victoria electoral como fin último y no el avance verdadero del movimiento como fuente real de reivindicaciones profundas en favor del Pueblo.
MORENA sigue teniendo una deuda muy grande con el Pueblo y en especial con los trabajadores, en cambio hay líderes auténticos cuya convicción es en favor de la democracia y a esos son a los que hay que seguir y apoyar, entre ellos, Claudia Sheinbaum, Rocío Nahle, Javier May, Hugo López-Gatell, Clara Brugada, Carlos Lomelí, Andrea Chávez y otros más. Hay relevo y de calidad, solo hay que echar a los chapulines y a los emisarios del pasado, émulos de las tribus emergidas de la “apertura democrática” del asesino Luis Echeverría Álvarez.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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