Titulo esta columna semanal parafraseando el brevísimo relato del escritor guatemalteco, de origen hondureño, Augusto Monterroso, el cual en tan solo siete palabras refiere el despertar y encuentro con el dinosaurio que todavía estaba ahí.
Sin embargo, al amanecer este lunes 6 de junio millones de mexicanos originarios de los estados de Hidalgo y Oaxaca se encontraron con la noticia de que gracias a la participación multitudinaria de la ciudadanía de esos estados, efectivamente la pesadilla había terminado porque el dinosaurio priista ya no estaba ahí.
Y no es porque no sean importantes los resultados obtenidos por Morena en las otras cuatro entidades: Aguascalientes, Durango, Quintana Roo y Tamaulipas, por supuesto que lo son, pero quise referirme a los estados en los que el Partido Revolucionario Institucional se mantuvo, con excepción de un sexenio en Oaxaca, en el poder por décadas.
En Hidalgo, la sucesión de mandatarios militantes del Partido Nacional Revolucionario (PNR), del de la Revolución Mexicana (PRM) y del Revolucionario Institucional (PRI) comprende desde 1933 de manera ininterrumpida, es decir estamos hablando de 19 gobernadores, incluyendo a Omar Fayad Meneses, sin contar a quienes ocuparon la gubernatura siendo sustitutos, suplentes o provisionales. En suma, estamos hablando de 89 años.
El caso de Oaxaca es muy similar al anterior. Desde 1932 se sucedieron 2 gobernadores del PNR, 2 del PRM y 17 del PRI, incluyendo a Alejandro Murat Hinojosa. Cabe mencionar que Gabino Cué Monteagudo, quien ocupó la titularidad del ejecutivo estatal durante el periodo que comprende de diciembre de 2010 a noviembre de 2016, representaba al partido Movimiento Ciudadano. O sea 84 años de predominio dinosáurico.
El saldo entonces para el prianato, hoy en día, es de tan solo dos gubernaturas: Coahuila y el Estado de México. Es decir que los priistas le deben a su actual presidente, Alejandro Moreno Cárdenas, quien ocupa esa posición a partir de agosto del 2019, hace tan solo tres años, la conclusión de una anunciada debacle priista, reflejada en la pérdida de 10 gubernaturas1.
Una buena práctica siempre es recurrir a la historia. Recordemos aquellas imágenes del acarreo multitudinario que los tres sectores del llamado “tricolor”, obrero (CTM), campesino (CNC) y popular (CNOP), esencialmente, pero había otras organizaciones las cuales se sumaban a las movilizaciones en favor de las políticas que casi siempre afectaban a quienes asistían forzados a esas manifestaciones.
El control no solamente del poder ejecutivo sino del legislativo, a nivel nacional y en los estados, con mayorías realmente aplastantes frente a una incipiente representación de las entonces oposiciones, y el judicial que desde la Suprema Corte hasta los miles de jueces integraron una maquinaria que mantenía el control de todas las decisiones importantes en el funcionamiento del sistema mexicano. La instrumentación de las políticas que facilitaron la apropiación del país por parte de esa oligarquía es el resultado de todo ello.
Las luchas sociales que los mexicanos han decidido emprender en contra de ese estado de cosas tiene una larga data. Gracias a la movilización de la ciudadanía que por décadas ha enfrentado a ese sistema, hoy presenciamos efectivamente los inicios de un cambio de régimen.
La prácticamente desaparición, del otrora partido de Estado, coincide con la creciente participación de millones de mexicanos en el movimiento Obradorista. Las mayorías más vulnerables, “olvidadas” por el neoliberalismo, disfrutan de los beneficios que la Cuarta Transformación ha promovido y realizado en muy diversos ámbitos de la vida nacional. Un ingrediente destacado, lo constituye sin duda el sello que López Obrador le ha impreso a la forma de hacer política, estilo personal que se resume en la frase hacer la vida pública, cada vez más pública.
Es en este contexto en el que la campaña de los opositores al gobierno actual ha escalado y se expresa en una muy bien orquestada campaña a cargo de propagandistas, políticos y expolíticos priistas, medios electrónicos de difusión, voceros y líderes de opinión, aprovechando incluso espacios internacionales, como la reunión celebrada en México de la Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina y el Caribe (COPPPAL), en donde se ha calumniado al presidente acusándolo de dictador y vinculándolo con la delincuencia organizada ligada al narcotráfico.
El país ya no es propiedad de una minoría. México nos pertenece y lo estamos recuperando. En los últimos años esta recuperación ha avanzado con esperanza y conciencia. Este proceso es irreversible y esto lo saben los opositores que aun agrupándose no han logrado revertirlo. Están desesperados porque la movilización del pueblo los enfrenta y ante ello difícilmente sus proyectos tendrán éxito.
Asistimos al fortalecimiento territorial de Morena no solamente frente al PRI, sino también a lo que queda del de la Revolución Democrática y a Acción Nacional organismos que perdieron Quintana Roo, Tamaulipas, y…, respectivamente. Les invito a completar este párrafo con los resultados en las entidades en las que las encuestas mostraban resultados más apretados como Aguascalientes y Durango.
- * Esta colaboración fue escrita el domingo 5 de junio. El título completo del relato de Monterroso es: “Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba ahí”. 1Campeche, Colima, Guerrero, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tlaxcala, Zacatecas y ayer Hidalgo y Oaxaca.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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