Se acabó la contienda electoral. Perdieron. Una elección donde hay 30 puntos porcentuales de diferencia, es insalvable, por mucho que se haga un recuento del 60% de casillas. Corren el riesgo incluso de perder por un margen aún mayor. Ahora que quedó claro en dónde están los partidos que ustedes apoyan, no estaría mal hacer alguna reflexión; por ejemplo, que quienes les mintieron no fueron ni el presidente, ni la candidata Sheinbaum, ni los secretarios de Estado, ni siquiera los periodistas con ideología de izquierda. No, quienes les mintieron, los usaron, les timaron y hasta se mofaron de ustedes, fueron los mismos políticos de derecha a los que admiran, los que les endulzan los oídos con sus nombres de tripe apellido y les embelesan la mirada con sus pieles claras, con las que coinciden.
En estas elecciones, todos quienes se creen fifís, no fueron capaces de presumir a una candidata que llenara sus estándares de belleza; lo aclaro, porque los líderes de la triada del mal, bajo el mando del Claudio X., tuvieron a bien escoger a una política que, según ellos, tuviera rasgos indígenas, para que el resto de la población, no ustedes, pudieran identificarse con ella y fuera más fácil su aceptación. No ocurrió ninguna de las dos. Pero la burla hacia ti, amiga y amigo pseudo fifí, habitante de la burbuja, no terminó ahí.
Desde el comienzo de la campaña te dijeron que aquella señora que se hizo millonaria a expensas de vender gelatinas, era todo un fenómeno político, que estaba arrasando entre la opinión pública por su confrontación contra el presidente y que, con ella, seguro volverías a sentirte orgulloso de que políticos de tu nivel, te volvieran a representar; aunque más allá de eso, que tu familia pudiera tener negocios, nuevamente, con ellos.
También abusaron de tu confianza (y un poco de tu astucia), los opinólogos, pseudo intelectuales y periodistas otrora chayoteros que acostumbras a ver. Loretito, el payaso que se disfraza de analista, el escritor que quiere que lo apapaches y hasta el señor que se cree Dr. Strange, por sus ademanes cada vez que emite una opinión y desde luego, no pueden faltar personajes de la farándula como Alasraki, los Ferriz o la libertadora de todos los mexicanos, la Sra. Dresser, quienes, con sus análisis sesudos, reivindicaban día tras día, una candidatura que iba en picada desde el minuto cero.
Ahora, todos los mencionados se dicen “sorprendidos”, en los distintos programas de televisión en donde asoman la cara; lo cierto es que ellos estaban convencidos desde el comienzo, de que la candidata del PRIAN no tenía posibilidades de ganar. Ya lo sabían. Pero a ellos les pagaron muy bien, para crear una realidad dentro de tu universo, que les permitiera convencerte de que era apuesta segura, porque en el fondo, a sus jefes les interesaban los recursos que pudieran sacar de ti, los “apoyos” que seguramente te pidieron, para que financiaras parte de la campaña.
Pero no todo está perdido amiguita y amiguito pseudo fifí. Para que no te vuelva a ocurrir el experimentar una decepción más grande que la de tu último amor, te sugiero, con el corazón en la mano, que apagues la televisión, que dejes de ver los programas en los que te informan lectores del teleprompter, que ignores a los pseudo analistas que te enredan en un laberinto verborreico para confundirte y que te olvides de los bufones de mal gusto de las televisoras que ves, esas que por cierto, iniciaron la polarización contra el presidente y sus seguidores y no al revés, como te quieren hacer pensar; ¡Deséchalos!, después de todo, ya viste cómo te fue por creerles.
En lugar de ello, apaga tu celular y cierra tus redes sociales por un momento. Ten presente que “tu mundo” no es “el mundo” y que más allá del café o el antro o el gym al que vas, hay millones de personas, distintas a ti, a las que podrías dirigirte con empatía y respeto, ese que tanto presumes de manera verbal pero que, en las marchas, brilla por su ausencia. Coherencia, se le llama.
También sería bueno que, por un momento dejaras tu soberbia a un lado. Apoyar campañas como: “no volveré a donar a los necesitados, ni darle dinero a los “cerillos” en el súper, ni a los “viene-viene” en la calle”, solo te hace quedar mal con tu evidente odio, ante la virgen a la que tanto le rezas de dientes para afuera. Además, nadie cree que seas tan caritativo, tú y la gente de que te rodeas no son conocidos precisamente por ayudar al más necesitado; de ser así, no hubieran existido tantos en los gobiernos del PRI y PAN que tú apoyabas. De hecho, si hay desigualdad en México es porque tus amigos, parientes, vecinos, compadres y conocidos, acaparaban todo lo que podían y dejaban, junto con esos políticos, que el resto de la gente muriera de hambre.
También es hora de que analices si te conviene seguir escuchando el sermón que da el padrecito, ese que se cree más santo que San Pedro pero que, desde su posición de “respeto”, le dice pendejo o idiota a su prójimo. Ya ves cómo te llenó los oídos de división, llamó a votar por quien tú quisieras, que no fuera MORENA, porque según él, se iba a acabar la propiedad privada y nos íbamos a convertir en Venezuela 2.0 “el regreso del comunismo”. Ni sabes qué es eso.
Lo cierto es que vives en una dictadura que te deja votar de manera libre, que te permite salir y expresarte en la plaza pública más grande del país, sin reprimirte, que deja que le mientes la madre sin que sufras censura alguna y que, hasta te deja tener a una candidata como Xóchitl, que siempre fue tu tía panista por excelencia, pero que jamás se convirtió en una verdadera candidata.
La peligrosa burbuja que te mantiene aislado del México que conociste en las últimas elecciones, de la que te jactas y estás orgulloso porque te hace sentir un ser superior desde tus complejos y que te permite presumir tus pertenencias como identidad, no te permitió ver que fuiste títere de los políticos en quienes confiaste. Difícil despertar.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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