La Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) ha desatado un verdadero caos en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM). Cientos de maestros se plantaron en la Terminal 1, bloqueando el acceso con sillas. Esta acción irresponsable ha generado un impacto negativo en miles de usuarios.

Los manifestantes no solo se limitaron a la Terminal 1; también llegaron a las puertas de la Terminal 2, lanzando consignas y creando un ambiente tenso. La situación se volvió insostenible. Los pasajeros, desesperados, se atropellaban mientras intentaban acceder a sus vuelos. “Hacen más desmadre ustedes, esos flojos están ahí sentados”, gritó un usuario, reflejando el descontento general.

Las autoridades del AICM decidieron cerrar las puertas para controlar el ingreso. Sin embargo, esto solo empeoró las cosas. Los pasajeros se vieron obligados a esperar, mostrando sus pases de abordar y documentos de identificación en un ingreso caótico y lento. La decisión de la CNTE de bloquear las terminales ha sido una falta de respeto hacia quienes solo buscan viajar.

Este plantón, que suma más de cuatro horas, no es una solución. En lugar de dialogar, la CNTE elige interrumpir la vida de miles. Sus líderes, como Filiberto Frausto y Eva Hinojosa, critican al gobierno, pero son ellos los que generan molestias en la sociedad. La prolongación de estas protestas solo evidencian su falta de responsabilidad.
Además, la Presidenta Claudia Sheinbaum, al no atender las demandas de la CNTE, ha sido objeto de críticas. Sin embargo, es inaceptable que los maestros se sirvan de métodos tan disruptivos para expresar su descontento. El diálogo es esencial, pero el caos en el AICM muestra una falta de consideración por parte de la CNTE hacia la ciudadanía.
Es hora de que la CNTE reevalúe sus métodos. Bloquear terminales aéreas y causar caos no es la forma de luchar por sus derechos. En lugar de generar conflicto, deberían buscar soluciones que beneficien a todos. La educación y el respeto hacia los demás deben ser una prioridad, en lugar de causar estragos en la vida diaria de los ciudadanos.

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