La Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) continúa con su postura inflexible, ignorando las propuestas del gobierno. A pesar de la buena voluntad de la Presidenta Claudia Sheinbaum y su gabinete, los bloqueos y la violencia son su única respuesta. Esta actitud desmedida afecta a miles de ciudadanos que transitan por la Ciudad de México.

La secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, el secretario de la SEP, Mario Delgado y el director del ISSSTE, Martí Batres han reiterado su disposición al diálogo. Sin embargo, la CNTE insiste en mantener su plantón en el Zócalo. En lugar de buscar soluciones, optan por bloquear calles y generar caos. Este comportamiento no solo obstaculiza el tráfico, sino que también perjudica a quienes dependen del transporte público.
El gobierno ha presentado cinco propuestas concretas para atender las demandas del magisterio. Estas incluyen la reducción progresiva de la edad de jubilación y la creación de un colectivo interdisciplinario para revisar los esquemas de jubilación. A pesar de estas ofertas, la CNTE sigue rechazándolas, mostrando una falta de compromiso hacia el bienestar de los estudiantes.
Es importante recordar que estamos a solo 33 días de finalizar el ciclo escolar. Los estudiantes merecen un cierre digno, que les permita adquirir las habilidades necesarias para su futuro. La CNTE, al ignorar esto, demuestra una desconexión alarmante con la realidad educativa del país.
El gobierno ha hecho esfuerzos significativos en mejorar las condiciones laborales del magisterio. Aumentos salariales y el establecimiento de un Fondo de Pensiones para el Bienestar son solo algunos ejemplos. Sin embargo, la CNTE sigue exigiendo un incremento del 100%, lo que resulta irrealista y perjudicial para todos.
La abrogación de la reforma de 2007, que la CNTE demanda, tendría consecuencias financieras negativas. Implementar esta medida generaría incertidumbre entre los trabajadores y afectaría a futuras generaciones. El gobierno ha dejado claro que esta petición no es viable, y aún así, la CNTE persiste en su terquedad.
La educación es un derecho fundamental, no un privilegio que se puede jugar en el tablero del conflicto. La CNTE debe priorizar el diálogo y el bienestar de los estudiantes. Es hora de que dejen de lado su necedad y se enfoquen en lo que realmente importa: el futuro de nuestros niños y jóvenes.

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