La Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) ha decidido intensificar sus protestas en la Ciudad de México. Esta decisión, lejos de buscar una solución, parece más un capricho que una estrategia efectiva. El lunes 26 de mayo, los maestros bloquearán sedes clave como la Secretaría de Educación Pública (SEP) y el Instituto Nacional Electoral (INE).

Desde el 15 de mayo, la CNTE mantiene un plantón en el Zócalo. Durante este tiempo, han realizado diversas movilizaciones, incluso en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Sin embargo, sus acciones no reflejan un verdadero interés por el diálogo. En lugar de buscar alternativas, prefieren el bloqueo como método de presión.
La líder de la CNTE, Filiberto Fraustro Orozco, critica al gobierno de Claudia Sheinbaum por no recibir a los maestros. Sin embargo, deberían preguntarse: ¿realmente están dispuestos a dialogar? Al rechazar la comunicación, la CNTE se aleja de posibles soluciones. Su demanda principal, la abrogación de la Ley del ISSSTE de 2007, es válida, pero el camino elegido es cuestionable.
El diálogo es fundamental para resolver conflictos. Sin embargo, la CNTE parece haberlo olvidado. Al insistir en bloqueos y protestas, solo generan más tensión. La situación actual no beneficia a nadie, ni a los maestros ni a los estudiantes.
Además, el gobierno ha reiterado la invitación a conversar. Pero, si la CNTE sigue cerrando la puerta al diálogo, ¿cómo se podrá encontrar un acuerdo? Es momento de replantear estrategias. La educación y el bienestar de los estudiantes deben ser la prioridad. La CNTE debería reconsiderar su postura y abrirse a la comunicación. La terquedad no es la respuesta.

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