El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) confirmó lo que millones de votos ya habían señalado: Claudia Sheinbaum es la primera presidenta electa de México. Con este fallo, emitido por las magistraturas del Tribunal el 15 de agosto, México rompe un techo de cristal que ha perdurado durante 200 años y 65 presidentes hombres. Esta histórica decisión, más allá de constituir una victoria personal, representa un triunfo colectivo que marca un nuevo capítulo en la lucha por la igualdad de género en el país. Sheinbaum no sólo simboliza un cambio de liderazgo, sino que lleva consigo un mandato popular que exige continuidad en la transformación de México, justicia social y un gobierno comprometido con las causas históricamente marginadas.
Desde su primera declaración como presidenta electa, Sheinbaum dejó claro que su victoria no es sólo suya. Con las palabras …”no llego sola, llegamos todas”, reconoció a las mujeres que han luchado y resistido a lo largo de la historia mexicana. Este mensaje subraya su compromiso con la igualdad, así como la determinación de gobernar para todas las mujeres del país, especialmente para aquellas que han sido tradicionalmente vulneradas.
El contexto en el que Sheinbaum asume el poder no es menos importante. Su triunfo refleja un respaldo sólido a la continuidad de un proyecto político iniciado por Andrés Manuel López Obrador. Sin embargo, Sheinbaum enfrenta el desafío de no solo continuar con este proyecto, sino también de darle su propio sello, todo esto en un panorama político que requerirá decisiones firmes y, en ocasiones, controvertidas.
Uno de los temas más polémicos que ha abordado es la reforma del Poder Judicial. Sheinbaum ha sido enfática al declarar que la elección de ministros, magistrados y jueces es un “mandato popular”. Esta afirmación ha generado preocupación entre empresarios e inversionistas, quienes temen que esta reforma pueda comprometer la independencia judicial. Sin embargo, Sheinbaum ha intentado tranquilizar a estos sectores, asegurando que su gobierno garantizará una verdadera independencia y autonomía del Poder Judicial. Esta postura, aunque ambiciosa, es también arriesgada y podría convertirse en uno de los principales campos de batalla de su administración.
Sheinbaum ha subrayado que la votación del 2 de junio fue un rechazo claro a los gobiernos anteriores, caracterizados por la corrupción y los privilegios. La mayoría del electorado; comenta, optó por un gobierno honesto y de resultados, una responsabilidad que la nueva presidenta parece estar dispuesta a asumir con la misma determinación que la ha llevado hasta la cima del poder.
En cuanto a la conformación de su gabinete, Sheinbaum ha mostrado una inclinación hacia la paridad y la continuidad, manteniendo a figuras clave del entorno de López Obrador en posiciones estratégicas. Este enfoque refuerza la idea de continuidad y sugiere un deseo de mantener la estabilidad en un momento de transición histórica. Sin embargo, el desafío radicará en equilibrar esta continuidad con la innovación y los cambios que el país exige.
Otro aspecto central en su discurso ha sido su compromiso con la justicia social y ambiental. Sheinbaum ha prometido gobernar con honestidad y responsabilidad, respetando la independencia de los poderes y atendiendo las necesidades de todas las personas. Su enfoque en la justicia para las mujeres resuena con la narrativa de una presidenta que no sólo busca representar a todas, sino también transformar las estructuras que han perpetuado la desigualdad.
La elección de Sheinbaum rompe con siglos de dominación masculina en la política mexicana, además marca un nuevo capítulo en la historia del país, donde las mujeres son partícipes y protagonistas del cambio. La magistrada Mónica Soto, durante la entrega de la constancia de mayoría, lo expresó con claridad: “México ha roto el techo de cristal”. Esta frase reconoce el logro, e invita a seguir adelante, a no retroceder en la lucha por la igualdad de género.
El reto que enfrenta Sheinbaum es enorme. Gobernar un país con profundas divisiones, altas expectativas y desafíos globales complejos requiere aparte de su habilidad política, una visión clara y un compromiso decidido con el cambio. En su discurso de aceptación, Sheinbaum se comprometió a no defraudar al pueblo mexicano, poniendo todo su empeño, conocimiento y corazón en la tarea de servir a la patria.
El futuro de México bajo su liderazgo está lleno de posibilidades. Con Claudia Sheinbaum al frente, el país no sólo se rompe con el pasado, sino que también se encamina hacia un futuro donde la igualdad, la justicia y la honestidad sean los pilares de una nueva era política. Lo que queda por ver es si Sheinbaum podrá cumplir con las altas expectativas que ha generado y si su gobierno será recordado como el momento en que México finalmente se puso a la altura de su pueblo y de las mujeres que lo conforman.
- La columnista, Mariuma Munira Vadillo Bravo, es Maestra en Derechos Humanos y Garantías Individuales, Subdirectora Ejecutiva en la Unidad de Desarrollo Comercial del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, ex Secretaria de la Mujer Oaxaqueña. Puedes contactarla en Facebook: MUMA Mariuma Munira, Twitter: @MariumaMunira.
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