Bartolo Jacinto, media cuchara de oficio, gana el mínimo. El año pasado percibía $172.87 pesos diarios, pero a partir del primero de enero de este 2023 su salario se incrementó y ahora recibe $207.44 pesos diarios, casi 35 pesos diarios más. ¿Qué tanto perdería si le descontaran no el 5%, no el 3% sino el 0.5% de sus ingresos diarios? Perdería 1.03 pesos, es decir, un poquito más de un pesito.
Eladio, que chambea en un despacho de diseño industrial trazando maquetas, gana más del doble. Él percibe $14,500 pesos mensuales —es decir, un poquito más que el salario promedio que en diciembre de 2022 recibían los casi 22 millones de trabajadores afiliados al IMSS, $14,768—. Si Eladio decidiera ahorrar el 0.5% del dinero que recibe cada mes, ¿qué tan significativo sería su ahorro? Bueno, pongámoslo así: tardaría 200 meses en juntar lo que gana en un mes. 200 meses, esto es, más de 16 años y medio.
A Graciela, dermatóloga de profesión, le va bien: aunque varían sus ingresos dependiendo de la temporada, el año pasado en promedio ganó $49,800.00 pesos mensuales. Si ella fuera víctima de un fantasma chocarrero que día a día le birlara también el 0.5% de sus emolumentos perdería menos de $124.50 pesos quincenales, mucho menos de lo que gasta en las propinas que le da al señor del estacionamiento.
Podría continuar, pero lo que quiero mostrar me parece que ya quedó evidenciado: el 0.5% de un monto se vuelve más poquita cosa conforme se incrementa la cantidad afectada, el 100%. Bien, teniendo esto en mente les cuento que ayer jueves 26 de diciembre El Financiero publicó como su nota principal de primera plana: “Tira a economía el sector servicios”.
Y por su parte, El Economista, que cada día canta peor las rancheras, “Sufrió actividad económica traspiés en noviembre; ven flojo cierre de 2022”. ¡Ay, nanita! ¿Es que otra vez ahí viene el Coco Macroeconómico por nuestros huesos? Bueno, quien se tome la molestia de pasar de los encabezados y dar lectura a la nota sabrá que en ambos casos se refieren al mismo dato: el Indicador de la Actividad Económica (IGAE), calculado por el INEGI, correspondiente a noviembre del año pasado presentó una disminución de… ¡0.5%! Por lo demás, quienes hayan leído la información publicada por el INEGI podrán haberse enterado que no se trata de un resultado malo para todos: resulta que mientras las actividades del sector terciario cayeron en un 0.9%, las actividades secundarias no presentaron cambio alguno y las primarias crecieron 5.3%
Por supuesto, seguramente un montón de gente se habrá quedado con la falsa idea que este par de medios insisten en sembrar en la opinión pública: que a México le va mal. En esta ocasión no mienten —como sí lo hicieron un día antes publicando que la inflación de la primera quincena del año ha sido la peor desde 2001, es decir, en 21 años, cuando en realidad, tal como les enmendó la plana Gerardo Esquivel “la inflación general de la primera quincena de enero de 2023, si bien fue alta, es inferior a la que se observó en 2002, 2010, 2014, 2021 y, por supuesto, 2017, año del infausto ‘gasolinazo’”—, no publican datos falsos, pero engañan. El arroz podrá traer piedritas, pero no estamos comiendo piedras.
¿Y más allá de las complejísimas abstracciones de las cifras macroeconómicas, agregados de agregados de otros agregados y estimaciones, cómo le está yendo a la economía de nuestro país? O mejor, ¿cómo nos está yendo a nosotros, las mexicanas y los mexicanos, en el ámbito económico?
Ayer mismo, El Economista, también en primera plana pero en letra mucho más chiquita y al margen de la “noticia” del dichoso traspiés, informa: “Crece ahorro de mexicanos por tasas altas. Ahorro a plazo fijo comenzó a crecer desde 2021”. ¿Se dan cuenta? Una buena noticia que pretende desvirtuarse… Porque piénselo: ¿será que la gente está ahorrando nada más por las altas tasas de interés? ¿Y no será también y en principio porque hay dinero para ahorrar? Y no es poca cosa: la misma nota señala: “… la captación a plazo pasó de 4.8 billones de pesos en septiembre de 2021 a 5.5 billones de pesos en noviembre del año pasado”.
Y ya encarrerados, una más. También en la portada de El Economista podemos ver una nota que, creo, debió ser la principal: “En 2022, ventas de ANTAD crecieron 10.6%” Y ya en interiores: “Las ventas comparables de los afiliados a la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicios y Departamentales registraron un crecimiento nominal de 10.6% durante el 2022, mientras que la inversión ejecutada fue de 1,750 millones de dólares, 2.9% mayor a las proyecciones anunciadas”. ¿Qué tal? El mercado interno que le llaman, fortalecido, y también la inversión. Y todo esto —un 0.5% de declinación en el IGAE en noviembre pasado, un incremento de más de 10% en las ventas en los supermercados en 2022— en medio de un contexto de incertidumbre económica internacional.
Para mal de la oposición y sus medios, a México le va bien.
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