Científicos chinos han desarrollado un microdron con forma de mosquito, casi del tamaño de una uña humana, diseñado para misiones de espionaje y reconocimiento en zonas de difícil acceso. El dispositivo, presentado por medios estatales, cuenta con alas tipo hoja, cuerpo negro y patas finas, y es prácticamente indetectable.
El dron, creado en la provincia de Hunan, podría usarse en operaciones militares, vigilancia interior y recopilación de datos sensibles. Aunque su tamaño limita el alcance, la duración de la batería y la cantidad de sensores, expertos advierten que su discreción lo hace ideal para infiltrarse en espacios restringidos.

Investigadores en EE. UU. señalan que estos drones podrían emplearse en instalaciones gubernamentales, domicilios o empresas para espiar conversaciones, rastrear personas o robar contraseñas. Su uso también podría extenderse al ámbito civil, con potenciales riesgos en manos de particulares o delincuentes.
Este desarrollo se suma a otros proyectos similares, como el RoboBee de Harvard y los Black Hornet utilizados por fuerzas armadas occidentales, lo que confirma una carrera global por dominar el espionaje con tecnología inspirada en insectos.
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