Comenzó la temporada de huracanes y México se comienza a nutrir de las lluvias que traen consigo estragos en diferentes lugares. La gente en Monterrey está feliz y dispuesta a agradecer las lluvias que han revivido causes que perecían de a poco. Es llamativa la cantidad de videos que utilizan una gracia particular para recibir las lluvias de buena manera e ironizar para que la gente no se queje del agua que ha llegado. Una vez más observamos el espíritu cómico que la cultura mexicana tiene al encontrar gracia en momentos complicados.
El ingenio mexicano es impresionante, por ejemplo, el 19 de septiembre de 2017, además de que las personas ayudaban en la Ciudad de México, Oaxaca o Morelos; también pulularon los memes. Es una forma de tramitar un trauma de forma colectiva y no sucede sólo en momentos devastadores, también cuando suena la alerta sísmica por accidente y el mundo sale de donde se encuentre. Las imágenes de los bolillos corren por todas las redes sociales con mensajes chuscos, es un clásico en la CDMX, Oaxaca o Guerrero.
La personalidad dicharachera aumenta o disminuye, pero siempre está. Con la tormenta tropical Alberto, a finales de junio, además de las lluvias nos ha dejado la polémica sobre la guerra entre Chaac y Poseidón. En Puerto Progreso, Yucatán a finales de mayo se colocó una estatua de 3 metros de altura de Poseidón para “mejorar la imagen”.
El asunto es que una chica comenzó a compartir a través de TikTok videos donde explicaba su “teoría” sobre la ira que se había desatado por haber puesto la estatua de un dios extranjero.
Más allá de la anécdota que describe el pensamiento mágico expresado masivamente a través de las redes sociales, me gustaría destacar lo presente que la cultura yucateca tiene a sus dioses. La usuaria de TikTok nos brinda una explicación sobre quién es Chaac, cómo se relaciona ese dios con los dioses aztecas y elabora su descontento por colocar una estatua de un dios que nada tiene que ver con Yucatán. De ahí se han derivado un montón de memes que hacen alusión a la guerra que tienen ambos dioses en el sur y la resonancia que ha encontrado la idea en las redes.
Toda mi vida he vivido en la Ciudad de México y conozco a poca gente de otros estados de la república, sólo me he vinculado en momentos específicos, sobre todo en el posgrado con personas oriundas. Tengo más vínculo con el estado donde mi madre nació, porque tengo familia allá y me siento cómoda con su forma de ser particular, podemos pensar que la genética actúa. De toda la gente del interior de la república nunca he visto que se tenga tan presente la cultura prehispánica local. Además de lo chusco del fenómeno surgido a partir de la estatua y la lluvia, es interesante el arraigo que se desprende de los videos que han secundado la idea de que las inundaciones son consecuencia de priorizar dioses extranjeros a los locales, no de México.
¿Ustedes conocen otro fenómeno similar en el territorio nacional? Yo no tenía ni idea de que esto se tuviera un poco presente. Claro, podríamos decir que quizá se comenzó todo esto por una persona especializada en historia o algo así, pero quizá no. Por ejemplo, he estado con médicas tradicionales de Michoacán, aprendiendo sobre cómo se construye su cosmovisión alrededor de la relación entre ellas y la tierra que les brinda su materia prima para sanar, pero siempre los rituales se acompañan de la presencia del dios de la religión católica. Se colocan santos o imágenes de la virgen de Guadalupe, que es un símbolo religioso que da cuenta de la apropiación del catolicismo, pero se han perdido los dioses prehispánicos.
En Oaxaca, cada pueblo tiene su fiesta patronal que corresponde al nombre católico y lo más prehispánico que encontramos son los “apellidos”, San Miguel Tequixtepec o San juan Teposcolula, por ejemplo. Me llama la atención que hay cosas del pasado que trascendieron a la conquista y que ahora, con medios de comunicación masiva y gracias a la revaloración de las culturas mexicanas, la gente está más interesada por el pasado prehispánico. Retomar esa historia resulta gratificante porque a pesar de las múltiples conquistas que se pretenden hacer no ha perecido del todo las culturas originarias en México.
Hablo de conquistas en plural porque no sólo hubo resistencia en contra de los españoles, sino que, tenemos que ver ahora cómo ciertas culturas toman fuerza y comienzan a instalarse en el gusto de la gente. Primero, la cultura del consumismo, donde se queda fuera aquel que no renueve su ropa, el teléfono o el carro. Después tenemos a la cultura asiática que para un sector del país es bellísima y que entra desde muchos aspectos al gusto de la gente. La comida rápida, también ha desplazado los platillos tradicionales o dietas como la mediterránea, que han desplazado a las comidas tradicionales. Estar en resistencia con todas estas culturas es evitar que perezcan esos vestigios que aún ahora permanecen en una memoria colectiva.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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