La Cuarta Transformación de la vida pública de México requiere de la participación activa y constante de toda la gente consciente y convencida de que el país solo será viable para todos, si se realiza en favor de los más necesitados y, de nuevo, entre todos. La búsqueda del poder desde grupos parciales y enfocados en caudillismos desintegrará la pingüe solidez conseguida hasta ahora en el Movimiento. Es preciso abandonar las posturas sectaristas, van escindiendo la cohesión ideológica del movimiento y se vuelve a la inmovilidad e incapacidad de acción.
La demostración de fuerza y unidad vista en la gran marcha del 27 de noviembre pasado, tiene que convertirse en un punto de partida de unidad y ya no en torno solamente a la gran figura del Presidente Andrés Manuel López Obrador, sino enfocada a conservar lo hasta hoy logrado y proyectar mayores logros y conquistas para las grandes mayorías y así evitar el retorno al sistema de consagración del egoísmo y la falta de principios éticos y morales que la derecha defiende y quiere retener a costa de la explotación del trabajo, la manipulación y el engaño.
Tres son los precandidatos del movimiento que puede seguir generando esperanza a través de consolidar lo que se ha conseguido y, a través del oído atento a la voz popular y al conocimiento de la realidad, generar cambios mayores y más profundos en el quehacer político; en la participación popular para la toma de las decisiones importantes; en las mejoras a las condiciones de los trabajadores, las pensiones y la seguridad laboral.
Los tres precandidatos pueden representar esa continuidad, pero la conducta de sus seguidores y la estructura del Movimiento está propiciando escisiones profundas y fracturas que solo benefician a la derecha reaccionaria y vil que engrandece cada falla y alienta, a través de sus medios de difusión y de personeros enquistados en nuestro Movimiento, la división interna; así como ocurrió con el PRD después de desintegrarse el FDN porque todo estaba unido en torno al “caudillo” personificado en el Ing. Cuauhtémoc Cárdenas Solorzano, que después reculara de forma traidora al no llamar a la movilización general después del fraude por la “caída del sistema”, repito, esa división interna puede dar al traste con todo lo logrado y permitir que la derecha retome el poder y destruya todo lo construido.
Es momento de llamar a la unidad enfocando la energía hacia las metas superiores que alimentan al Movimiento y abandonando los personalismos y la búsqueda de posiciones de poder que podrían convertirse en nuevas fuentes de corrupción, traición y retrocesos.
Es indispensable que veamos con claridad lo que con la unidad se ha logrado, lo que la lucha contra la corrupción y el individualismo ha conseguido: ¿Cuándo se habría pensado en que la construcción de obra pública fuera posible sin endeudar al país?
En tiempo récord se ha construido un aeropuerto para resolver la saturación del más importante del país, una refinería que resolverá la dependencia de importaciones de combustibles y otros productos del petróleo; se construye la obra ferroviaria más grande de las que actualmente se construyen en el mundo y no se trata solamente del Tren Maya, sino también del Transístmico y los ramales hacia el sur, varias autopistas, se modernizan las plantas hidroeléctricas, se crea el campo de generación solar más grande de América Latina. también cientos de kilómetros de caminos rurales de concreto hidráulico para conectar a comunidades alejadas con todos los beneficios que esto conlleva, un tercer aeropuerto en el Estado de Quintana Roo que ayudará a resolver la saturación del actual aeropuerto de Cancún, un gasoducto para alimentar a las plantas generadoras de electricidad que resolverán el suministro en la Península de Yucatán, se renovaron los puertos de Salina Cruz y Coatzacoalcos para facilitar el movimiento de carga del Ferrocarril Transístmico. Además, se rescata de la ruina al sistema de salud.
Todo lo anterior y más desde el presupuesto federal y en algunos casos con inversión mixta, pero siempre generando empleos y con ellos desarrollo a las comunidades donde se realizan las obras y en beneficio de todo el país, porque todas estas obras producirán riqueza para México.
Es incomprensible como la derecha y los neoliberales pueden ser capaces de cuestionar todo lo realizado por el primer régimen de la 4T, cuando en sus gestiones de gobierno no fueron capaces de hacer ni la mitad de lo mencionado y en cambio dejaron a PEMEX, a CFE, al sistema de salud, a las aduanas, al sistema educativo y a cada institución del país en la ruina, pero creando instituciones autónomas paralelas al gobierno para obstaculizar cada acción y enriquecer a unos cuantos de sus socios.
A todas las críticas y falsedades que espetan los testaferros de la derecha y de los neoliberales corruptos, hay que agregar la sospecha de que son ellos los autores del sabotaje al Sistema de Transporte Colectivo Metro de la Ciudad de México. Es aquí donde la acción del Pueblo puede confrontarlos y detenerlos actuando responsablemente y con el compromiso por vivir mejor. En esta circunstancia tan delicada es cuando las cabezas visibles deben mostrar unidad y hacerse uno con el pueblo para rechazar, incluso físicamente, a quienes atacan las instalaciones y bienes que nos pertenecen a todos. Sería tiempo de que la movilización popular tuviera como fin, no el apoyo a uno u otro personaje de la política, sino detener a quienes están atentando contra la seguridad y los bienes que nos pertenecen y sirven a todos.
Habrá que comprender que cuando alguien se cierra por una sola postura y no acepta más que su visión, está mostrando que no ha despertado su conciencia y se encasilla en un caudillismo que divide y propicia la destrucción de los procesos que se han iniciado.
La transformación no puede depender de una sola persona; necesita de la participación del Pueblo con una visión más allá de cualquier personalismo; son tiempos de unidad.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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