Opinión de Gina Chávez
Con los gobiernos del PRIAN padecimos muchos años políticas empresariales de tecnócratas al servicio del capital nacional y extranjero que provocaron una desigualdad extrema y con ello, nos arrojaron a la violencia, la inseguridad y la polarización. Esos grupos de poder se adueñaron de los medios de comunicación y hasta la fecha sobornan a comentaristas famosos que se creen expertos todólogos y que aseguran que lo maligno surgió por generación espontánea en el 2018, borrando así de fácil la larga noche del neoliberalismo en México.
Esta oligarquía quiere seguir explotando al pueblo y a la tierra, conservar a toda costa sus ganancias económicas voraces, sus privilegios y continuar con una sociedad donde las clases subordinadas se mantengan en calidad de tales, donde éstas no pretendan alterar el “orden natural divino” ni se atrevan a cuestionar la autoridad de las élites.
Por ello estamos sumergidos en una batalla que se funda en dañar, calumniar y lanzar una serie de acusaciones contra el presidente Andrés Manuel López Obrador, sin aportar una sola prueba contundente y jurídicamente válida que las acredite. Ha sido creada con el propósito de inspirar temor, odio, confusión, división entre la sociedad y retroceder en el cambio. Para ello no se escatiman recursos materiales, económicos, logísticos y humanos porque el trasfondo es, que no quieren dejar de robar
La derecha está aterrada. Por ello, sus ataques feroces no tienen tregua. Como dice el Dr. Lorenzo Meyer tienen un terror histórico a las clases peligrosas, al pueblo, a salvajes que debían ser exterminados para salvar al país. Por eso el poder económico no les es suficiente, anhelan recuperar el poder político como sea y así subordinan a comentaristas con influencia que difaman, omiten, editan, hacen montajes, memes ofensivos, imágenes o grabaciones fuera de contexto, burlas, ataques a la familia del presidente y toda clase de campañas de odio. Un verdadero bombardeo cotidiano cuyo objetivo es difundir la imagen de un gobierno rebasado, traidor a sus promesas y a su honestidad.
Frente a esta ofensiva, no debemos bajar la guardia puesto que está de por medio el futuro de México, la continuidad del proyecto de nuestro gobierno actual más allá de este sexenio. A los ciudadanos nos toca investigar, corroborar la seriedad de las fuentes, no creer ni compartir rumores, ni noticias sacadas de contexto, anónimos, etc. Como decían algunos profesores de la FCPyS de la UNAM: leer, cuestionarse, averiguar el trasfondo de lo que se afirma y circula en los medios de información y aprender a debatir respetuosamente con amigos, familiares y vecinos.
Al presidente le toca ejercer su derecho de réplica, defender a su pueblo, su proyecto y su administración. Desafortunadamente su principal arma, Las Mañaneras, no son vistas por todos los mexicanos. El internet no tiene aún cobertura universal y los adultos mayores no manejan la tecnología. Urge una estrategia gubernamental integral, contundente y amplia de comunicación social, que cuente con una difusión extensa y recurrente a nivel nacional.
Se trata pues, del derecho que tiene presidencia a los tiempos oficiales de radio y televisión. Estos tiempos del Estado, significan transmisiones gratuitas diarias por un total 30 minutos, en cada estación de radio y canal de televisión abierta, en cadena nacional. Lo anterior con fundamento legal en el Artículo 251 y 252 de la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión. De esta manera se podrían contrarrestar las noticias falsas, lograr una proyección mucho más amplia y llevar directamente a los hogares de millones de mexicanos, información fidedigna con datos de primera mano.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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