En su libro Gracias, el expresidente López Obrador recalca la importancia de trabajar con cuadros externos al de un propio partido, que conservan una misma ideología. Esto lo exponía al hacer énfasis en la necesidad que existe de trabajar con políticos formados en trincheras externas, en donde es más importante la manera de desempeñarse de estos y lo que los hace útiles para un fin común, más allá de catalogarlos como buenos o malos. Sin embargo, es indispensable tener presente que, cuando se refiere a estos personajes lo hace a través de la experiencia de luchar contra un régimen político enquistado, conservador, que no daba concesiones a sus oponentes y que representaba un lastre para la vida democrática del país.
Desde entonces y a través de su sexenio, quedó claro que se puede disponer de ciertos recursos, cuando sean de utilidad y bajo el control de un líder. Pero en el caso de la presidencia de la doctora Sheinbaum, hablamos de la continuidad de un proyecto de nación, contrario a picar piedra y reunir esfuerzos desde un movimiento opositor. Se trata entonces de consolidar un gobierno de izquierda, refrendado y respaldado desde las urnas.
Por eso resulta tan contradictoria la conducta de distintos personajes que se supone apoyan al gobierno federal, al encontrarse en puestos importantes de este, porque por un lado, se supone que defienden las ideologías de la izquierda, pero por el otro, copian los comportamientos y costumbres de la derecha.
Después de 6 años del triunfo de Morena en las urnas de 2018, uno de los primeros actos del presidente López Obrador fue mandar un oficio a todos los funcionarios de las dependencias del gobierno en las que les exhortaba a no permitir actos de corrupción, influyentismo, nepotismo, amiguismo, lacras políticas del antiguo régimen y que no se veían en la obligación de recibir a sus familiares, incluyendo hijos, y que él solo respondía a sus actos y a los de su hijo menor de edad.
A pesar de que en su momento pudieron entenderse, ante la opinión pública, como actos fuera de estas bases y que nada tenían que ver con la austeridad institucional que manejaba el gobierno, lo cierto es que estas conductas estuvieron lejos de ser una constante de los servidores públicos. Así que resulta curioso que este, al ser un gobierno de continuidad con los valores que manejaba López Obrador, sea redundante que la presidenta Sheinbaum tenga que mandar una carta similar para pedir que los actos y conductas de los funcionarios en el gobierno federal, afines a la izquierda, se manejan con el respeto a la austeridad y los valores que rigen desde hace seis años.
Tal parece que algunos de estos personajes creen que, al finalizar el gobierno pasado, quedaron en libertad de manejar dependencias, dinero y bienes públicos a su antojo. Como si les hubieran soltado las riendas de la humildad.
Hace unos días nos burlábamos por el actuar incongruente del exdiputado Quadri, al hacer valer su derecho de cobrar la pensión que da el Estado a los adultos mayores. Nos parecía risible, toda vez que en reiteradas ocasiones expresó su negativa e inconformidad ante este beneficio que otorga el gobierno. No obstante, las incongruencias que no deberían darnos risa, son las de la izquierda, que es gobierno en distintas partes del país y mayoría en las dos cámaras.
Los viajes en helicópteros privados como el que realizó el diputado Monreal; farolear en autos de lujo, como lo hizo la diputada de Guerrero Citlali Castillo Téllez, quien además hizo alarde en famoso video de su condición política, al soltar de manera socarrona un “¿les decimos que nos resguarden?”; o bien, utilizar instalaciones federales para llevar a cabo una boda como lo hizo Martín Alonso Borrego en el Munal, son actos que si bien no merecen una condena mayor que la del escarnio público, y en este último las sanciones correspondientes, al que son objeto dichos actores políticos, lo cierto es que la gente les entregó su confianza para llevar a cabo un buen gobierno, uno de izquierda, está HARTA de semejante representaciones públicas del desprecio a la autoridad que estos servidores representan. También es importante que ellos entiendan que a la gente ya no la pueden manipular como lo hacían las grandes televisoras en contubernio con los políticos de la derecha rancia y que cada vez les exigirá más, haciendo valer su derecho a ser bien gobernados, algo que antes era castigado exigir. Son tiempos de cambio.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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