Aunque se vistan de seda, son sociedad enferma

Seguro han escuchado que no hay peor sordo que aquél que se niega a escuchar, ni peor ciego a quien ninguna evidencia le convence por contundente y clara que sea. El problema es cuando la ceguera y la sordera se multiplican de forma alarmante y trae consecuencias negativas y desastrosas para un país. 

Erich Fromm dice que una sociedad donde lo material se convierte en una obsesión desmedida, donde tener se convierte en un pensamiento alienante, donde el tener vale más que el ser, el pensar que tanto tienes, tanto vales, y donde el egoísmo, la envidia, la discriminación, la competencia hacia otros destruyen los sentimientos de solidaridad humana, y se convierten en una “sociedad enferma”.

Leía el ensayo de Saramago sobre la ceguera y dice… “Es que los que realmente están ciegos son los gobernantes que no supieron, pudieron y ni tan siguiera quisieron solucionar el problema social”. 

Por desgracia un porcentaje de la sociedad mexicana tienen esa “ceguera humana frente a la situación del otro, la que finalmente nos sume en un mundo de miseria donde esa sociedad se rige por principios monetarios y no humanizantes”.

En México ha habido partidos políticos como el PAN, y el PRI que se han encargado de sembrar en sus seguidores la semilla del odio, y del clasismo, se han convertido en una sociedad permisiva, conservadora, que acepta y no ofrece resistencia a lo que se considera perjudicial al resto del país, han sido una sociedad aliada, cómplice de la corrupción, de la impunidad y del saqueo neoliberal que por cierto perduró durante décadas. 

Esa sociedad de la que hablo no ha entendido que el gobierno y los cargos públicos no están hechos para robar. Esa sociedad permisiva escoge sus batallas, es selectiva, por ejemplo, marchan por mantener los ingresos altos y los privilegios de los asesores del INE, si, de la famosa elite dorada, han avalado fraudes electorales, por citar algo, pero fueron incapaces de marchar para pedir justicia por la muerte de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, por los niños y niñas quemados de la guardería ABC, se olvidaron de Atenco, de la matanza de Tlatlaya, creo que no se enteraron de la masacre de Villas de Salvárcar, no movieron un dedo para pedir justicia para Jorge y Javier, estudiantes del Tec de Monterrey, que según Calderón eran sicarios armados hasta los dientes, avalaron que los monopolios farmacéuticos como PISA escondieran medicamentos para los enfermos de cáncer, pero si aplauden a jueces y magistradxs corruptos, fueron tolerantes, serviles con gobiernos anteriores, callaron cuando saquearon al país empleados públicos que tenían acceso a recursos estatales, y que robaron para mantener estándares de vida muy superiores a los de la mayor parte de los mexicanos, en época de pandemia cuando el mundo estaba de rodillas, esa sociedad de la que hablo le rogaban a Dios para que los que murieran fueran tan sólo chairos, para que aprendieran la lección. Sean convertido en espectadores indiferentes.

Si supieran que en las sociedades donde sólo existen ricos y pobres son la base para una revolución. Si supieran, pero no lo ven. Ya no hay argumento que puedan entender, ni debatir, están cerrados. Yo sí le reclamo a esa sociedad el bloqueo al avance, les reclamo el ser piedra en nuestro andar, les reclamo ser ancla y no ser faro, les reclamo la falta de empatía hacia los más necesitados. 

A pesar de todo lo que han hecho, estoy segura que saben muy bien que su lucha no tiene gloria, no es algo de lo cual deban sentirse orgullosos. Pues concluyo con esta frase… 

“NO ES SALUDABLE ESTAR ADAPTADO A UNA SOCIEDAD PROFUNDAMENTE ENFERMA “

Jiddu Krishnamurti

Les mando un abrazo fraterno.

Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.

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