El Tren Maya es el megaproyecto de la Cuarta Transformación que mayor cantidad de problemas ha presentado debido a factores externos, los cuales van desde amparos de empresas privadas, hasta el que se denuncia en este medio.
El balasto, que son la piedras que se colocan sobre los durmientes por donde pasará el tren, es extraído de las minas de Mozomboa, Actopan, Veracruz, y es trasladado vía marítima a Quintana Roo y Yucatán, para los tramos 2, 3 y 4 del proyecto.
Sin embargo la construcción de las vías podría acelerarse un 30 por ciento si los camiones contenedores no tuvieran que pasar obligatoriamente por la ruta fiscal de la Administraciones del Sistema Portuario Nacional (ASIPONA) de Veracruz.
Tal cambio, incluso generaría a mediano plazo que se duplique la cantidad de material pétreo que se envía a la península, acelerando la entrega de materiales y por ende, los avances de la obra, misma que debido a la mala logística de Asipona, parece estar en riesgo de no concluirse en tiempo y forma.
Fuentes señalan que hasta este mes de junio, se han enviado aproximadamente un millón de toneladas de material pétreo a Yucatán, no obstante, en caso de que se contara con una mejor logística, esta cantidad ascendería un 30 por ciento, llegando a 1.3 millones de toneladas de balasto.
El problema comienza con la ruta fiscal, un filtro por el que deben pasar los operadores de los camiones de carga que transportan el balasto al puerto, para posteriormente ser embarcado con rumbo a su destino.
Se explica que la ruta fiscal debe ser exclusiva para la exportación de materiales, o sea, cuando son enviados a otros países, ante lo cual se justifica el aumento de filtros, sin embargo para el balasto no es el caso, ya que se trata solo de un cabotaje, que en términos coloquiales, refiere un traslado nacional.
Fotos aéreas muestran las enormes filas que camiones de carga hacen ante la obligatoriedad de pasar por la salida fiscal, entorpeciendo gravemente la entrega y posterior salida de material.
En otras de las imágenes se puede ver una propuesta de ruta, que agilizaría el flujo de unidades de carga, lo cual traería beneficios en cuanto al volumen y rapidez del traslado de la carga, que parte con rumbo al puerto de Progreso, Yucatán.
Al momento, autoridades de Asipona no han explicado a que se debe la obligatoriedad de que los transportistas pasen por la ruta fiscal, y mucho menos se han expresado sobre el retraso que están generando en la construcción de uno de los proyectos insignia de la administración de AMLO y que beneficiará millones de habitantes del sureste mexicano.
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