El embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, ha vuelto a mostrar su injerencia en los asuntos internos del país al criticar abiertamente la reforma al Poder Judicial que el presidente Andrés Manuel López Obrador y Morena impulsan para su discusión en septiembre. Salazar, con un tono alarmista, advirtió sobre supuestos riesgos que esta reforma podría acarrear para la relación comercial entre ambos países y para el pueblo mexicano, demostrando una clara intromisión en decisiones soberanas que corresponden exclusivamente a México.
La intervención de Salazar se produjo después de que empresarios estadounidenses, preocupados por el impacto que la reforma podría tener en sus intereses, pidieran al gobierno de Joe Biden que presionara al gobierno mexicano para adoptar un enfoque más cauteloso y deliberativo. Esta maniobra busca claramente defender los intereses de grandes corporaciones extranjeras, poniendo en entredicho la soberanía de México y el derecho del país a decidir sobre su sistema judicial sin presiones externas.
El banco de inversión estadounidense Morgan Stanley se sumó a esta campaña injerencista de presión al degradar su recomendación de inversión en México, citando la propuesta de reforma judicial como un riesgo para la narrativa de inversión en el país. En su comunicado, Morgan Stanley destacó que este cambio afectaría posiciones clave como Walmex, Femsa y Coca-Cola Femsa, lo que revela la clara preocupación de estos gigantes corporativos por perder el control sobre las decisiones soberanas de México.
Durante una conferencia de prensa, Salazar expresó su opinión personal de que la elección popular directa de jueces, contemplada en la reforma, podría amenazar la relación comercial histórica entre México y Estados Unidos. Además, insinuó que esto facilitaría la corrupción judicial, sugiriendo sin fundamento que los jueces electos podrían ser manipulados por cárteles y actores políticos. Estas declaraciones no solo reflejan una actitud paternalista, sino también una falta de respeto hacia la capacidad de México para fortalecer su democracia y su sistema judicial.
Ken Salazar, al emitir estas declaraciones, muestra un claro desprecio por la autonomía de México y evidencia un intento de injerencia en decisiones que solo competen al pueblo mexicano. Es crucial que México defienda su soberanía frente a estas presiones externas y continúe con su agenda de reformas sin dejarse influenciar por intereses extranjeros.
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