Descocada, la ampliamente afrentosa señora X tuiteó:
¿Cuál es la receta para el éxito? Ser tú mism@ [emoji de manitas haciendo un corazón] No permitas que nadie defina quien [sic] eres.
El mensajito daba entrada a un video en el que se despliega una serie de avatares de la panista… No es metáfora: realmente eran avatares, imágenes animadas de una representación virtual, en este caso, muy muy… pero muy virtual, de la señora que se autodefine como “blanca”, pero se promueve como indígena. El mensajito simplón de librito chafa de autoayuda, “Sé tú mismo”, venía ilustrado por una producción digital en la que la emprendedora que salió de la pobreza vendiendo gelatinas aparece, no disfrazada, sino transformada en una suerte de personaje de Disney, una insólita aleación de pixeles y prejuicios, un mestizaje gráfico del cual resultó algo entre la princesa Pocahontas y una especie de Chihiro hidalguense, una botarga digital en la que ya muy poco queda del original que supuestamente paraboliza. Para colmo, el video termina luego de un minuto y medio de gansadas instando: “Sé tú misma y jamás te equivocarás”, dicho con una voz artificiosa, robotizada, quimérica…
Frente a tamaña incongruencia, no tuve más alternativa que aceptar su magno alcance, retuiteándolo con este comentario:
El Premio Mayor a la contradicción se lo lleva la señora X: la hipocresía llevada a niveles de esquizofrenia.
Horas después, el tuit tuvo cierto impacto, y aunque la mayoría de respuestas fueron likes, retuits y un tumulto de emojis de caritas que se carcajearon del asunto hasta las lágrimas, también recibí uno que otro que optaron por reaccionar como suele reaccionar la reacción, con denuestos, majaderías y memes disque ofensivos. Como siempre, casi todos provenían de cuentas perritos, gatitos, mangas, súperhéroes y en general anónimos embozados tras cadenas de letras y numeritos sin sentido.
El contradictorio mensaje de la tepatepecana empresaria que lleva al menos 23 años viviendo del erario, la panista post trotskista señora X, es lo de menos, y también mi tuit. Conté lo anterior para dar contexto a una de las réplicas.
Un tal Artemio77 me contestó: “Tan ruco y tan chairo”, seguido de dos emojis, supongo que uno por adjetivo, de caritas rojas de coraje. Tan pronto vi su mensaje, respondí: “Gracias, en efecto: ruco y chairo”.
Porque, ya saben, la derecha tiene la superstición de que a los chairos nos ofende que nos digan chairos. Se entiende, el león cree que todos son de su condición. En México, hoy día, alguien que se asume como progresista no lo oculta, por el contrario, lo ostenta. En cambio, un conservador, se asuma a sí mismo o no como tal, suele negar serlo y, para ocultar su condición, las máscaras con las que trata de encubrirse son las de neutral, realista, independiente, apartidista…
En cuanto a lo de ruco, viene a cuento que, también hace unos días, el gobernador de Nuevo León, Samuel García, seguramente con la intención de remediar la eventualidad de que antes nadie más lo había hecho, se auto destapó como aspirante a ocupar la Presidencia. Viniendo de la oposición, ya es difícil que un despropósito nos espante, sobre todo considerando que el señorito X y a quienes él representa siguen empecinados en que, sin importar el nivel de desinflamiento en el que se halle, mantendrán a la señora X como abanderada del PRIAN. No traigo a cuento la valentonada del único góber que le queda a MC por escandalosa, sino por las razones que adujo el regiomontano tan espléndidamente valorado, perdón, tan espléndidamente auto valorado… Dijo el joven García:
¿Sabían ustedes que la Constitución federal de México prohíbe a los jóvenes participar para la Presidencia? Hay un artículo que establece que para ser presidente de la República tienes que tener 35 años o más el día de la elección. Por eso llega puro viejillo. ¿Pero adivinen qué? Tengo 35… Y aquí les pregunto, ¿quieren un presidente joven con ideas nuevas o lo de siempre?
Primero, hay que señalar que eso de que la constitución prohíbe a los jóvenes participar para la Presidencia es tan cierto como que la misma constitución prohíbe a los niños y a los bebés, a los muertos, a las piedras y a los gatos ocupar el cargo de presidente de México. En cuanto a eso de que llega “puro viejillo”…, no hace falta ser mal pensado para entender que el empleo del sufijo illo en este caso tiene propósitos despectivos, no afectivos. El mancebo gobernante neolonés ni es rebelde ni innovador, sino una muestra convencional de los valores de la cultura que le tocó vivir: como un montón, cree que ser joven por sí mismo conlleva atributos políticos positivos, en tanto que ser viejo, o ruco, es por sí mismo una desgracia. Sería difícil convencerlo de lo contrario. ¿Qué caso tendría, por ejemplo, explicarle que si uno no quiere morirse joven la única estrategia eficaz que se conoce hasta ahora es envejecer, y que, por tanto, más que una desgracia, hacerse viejo es una fortuna? ¿Qué caso tendría recordarle que el presidente más revolucionario e innovador que ha tenido el México contemporáneo es el actual, AMLO, siendo además la persona que llegó al cargo con más años a cuestas, 65? ¿Qué caso tendría hacerle saber que, después de Lázaro Cárdenas, quien asumió la Presidencia a los 39 años, el presidente más joven que ha tenido México ha sido Salinas? ¿Qué caso hacerle saber que Maximiliano se convirtió en emperador de México siendo un mozuelo monarquista de 31 años, mientras que el republicano Benito Juárez era más de 25 años más viejo? Creo que no tiene caso. Seguro el joven García está convencido de que el pensamiento conservador es de viejitos y que los jóvenes son progresistas mientras no empiecen a arrugarse.
Quizá lo que sí convenga recordar al gobernador y al tal Artemio77 es que la condición de ruco permite, si uno ejercita un poco la memoria, comparar lo que hoy estamos viviendo con situaciones similares anteriores. Pienso, por ejemplo, en el cada vez más próximo fin del sexenio. Pienso y recuerdo…, y entonces puedo asegurarles que hace 6 años, hace 12, hace 18, hace 24, hace 30, hace 36, hace 42, hace 48… lo único que queríamos a estas alturas de cada sexenio era que se terminara. Ahora, lamento cada día más que nos queden ya tan pocas mañaneras con Andrés Manuel. Cunde por el ágora nacional una añoranza precoz, una nostalgia anticipada… Ya empezamos a extrañar al viejo.
Y sí, ya sé que si Artemio77 me está escuchando solamente ratificaría su diagnóstico: ¡Tan ruco y tan chairo! Pues sí, pero ya ve, hay que hacerle caso a la señora X: sé tú mismo y jamás te equivocarás.
@gcastroibarra
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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