Desde que asumió la presidencia del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, Alejandro Moreno optó por una narrativa en sus discursos que dejaba clara la lógica sobre la que encaminaría su declaraciones: denostar a MORENA como partido y su ejercicio de gobierno pero no directamente a López Obrador.
Como muestra, en su primer mensaje tras rendir protesta como presidente del tricolor, Alito acusó a MORENA de ser el verdadero partido satélite, dado que giraba alrededor de una sola voluntad. Aunado a eso, hizo referencia a la lucha social de su partido en aras de encausarlo a un movimiento político contemporáneo del que dijo sería “un partido que levante la voz, pero que de manera inteligente y estratégica construya propuestas y proyectos”.
En principio habría que cuestionar a qué lucha social se refería, siendo que ésta, la lucha social concebida en nuestra historia contemporánea, se presentó a lo largo y ancho del país en contra de las políticas públicas que por generaciones implementó el priísmo desde el aparato oficial, y que atormentaron por décadas a la nación con sus consecuencias obvias.
En segundo plano, habría que revisar a qué se refería con la “manera inteligente y estratégica” en la construcción de propuestas. Por supuesto que no hablaba de la necesidad de construir un partido democrático que encaminara sus acciones a erigirse como una alternativa, sino todo lo contrario, se trataba de mantener las viejas prácticas de ‘agandalle’ y decisiones cupulares bajo una lógica (a eso llamó inteligente y estratégica) de atacar a MORENA en el discurso sin descalificar al presidente, o sea: atacar el partido de Andrés Manuel podría redituar más que enfrentarse a su popularidad a la que no le haría ni mella.
La estrategia de utilizar esta narrativa poseía razones obvias, una de ellas por supuesto se basaba en el sinfín de delitos electorales que llevó a cabo como gobernador y después como presidente del PRI. Sabía que, de un momento a otro, saldrían a la luz los delitos cometidos, los cuales han brillado en los días recientes con la exposición de los audios en los que hace gala de su prepotencia y operación electoral a partir de la eterna práctica del ‘moche’ y ‘agandalle’ con proveedores. Dicho de otra manera, ese sesgo en el discurso, partía de un cálculo político en el que dejaba abierta la posibilidad de tener acercamientos con AMLO pero no con el morenismo; de paso, a tientas, transitaba con mesura para no ser investigado.
Siendo así las cosas ¿en qué momento tomó la decisión de envalentonarse e irse de frente con sus declaraciones contra López Obrador?
Si se revisa de manera minuciosa la narrativa de Alito, podrá el lector identificar que es a partir del contexto de la Reforma Eléctrica cuando cambia por completo su discurso, mismo que causó asombro hasta entre sus propios correligionarios.
Un diputado federal del PRI me confió que, durante la discusión de la reforma en la Cámara de Diputados, Moreno Cárdenas les sugirió a todos no caer en provocaciones y manejar discursos proactivos y que, tras el comienzo de la discusión, para asombro de la bancada priísta, se trepó Alito a una curul lanzando todo tipo de injurias a la bancada mayoritaria y sus aliados. Y bueno, ya se imaginarán el lenguaje empleado.
Desde esos días de cabildeo para oponerse a la Reforma, ha arreciado sus expresiones de odio y violencia verbal, echado para adelante sin que parecieran hacerle mella alguna los audios en los que es el personaje principal y que bien pudieran estar inspirados en la conversación de Kamel Nacif con Mario Marín, ‘el góber precioso poblano’. Nomás que aquel hablaba de ‘coscorrones’ para Lydia Cacho, Alito habla de matar a los periodistas de hambre.
Previo a la aparición de este audio, del que por cierto, Alejandro Moreno sabía que saldría a la luz, quiso vacunarse en salud y acusar (como todo político mafioso) que se trataba de audios editados, “sacados de contexto” pero además sentencia sin reparo que él no dejará el país y que daría la lucha contra AMLO desde aquí. Quién sabe qué gestos habrá puesto Marko Cortés, pues el único que abandonó el país, fue Ricardo Anaya que tiene menos delitos electorales que Moreno.
El caso es que esa valentía de Alito no emana de su gallardía o su amor por México, mucho menos por consolidar la poca militancia que le resta al PRI, es claro que en la operación de las transnacionales (especialmente gringas) para votar en contra de la Reforma Eléctrica, pudieron existir una serie de ofrecimientos al Campechano por parte de estas.
Pero ¿qué pudieran haberle ofrecido a Alito para que ande tan “girito” como dicen en los ranchos?
Pudiera ser el respaldo a su inminente candidatura a la presidencia en 2024; respaldo jurídico por las previsibles apariciones de audios; garantías para que su familia radique en la unión americana; es más, incluso el blindaje de sus cuentas bancarias, que a cómo se ve que les pedía a los proveedores han de ser más que cuantiosas.
Es probable que poco le dure a Alejandro Moreno el deleite de confrontarse con AMLO, en sus aspiraciones de ser candidato a la presidencia se le olvida que está aliado a un partido en decadencia muy cercano a la extinción, y, a otro que en nada es de fiar porque se cree poseedor de mayores posibilidades de triunfo.
Además tiene en frente a uno de los principales gánsters de la política partidista: Dante Delgado que mucho menos es de fiar, bueno, para Monreal sí.
El caso es que lo valiente apenas le alcanzará para llegar a las elecciones del próximo junio, de ahí para fin de año, seguramente veremos una postura diferente de Moreno Cárdenas, a ver si por rajarse no se enojan los gringos y le retiran el respaldo que pudo haber obtenido y ahí sí, a pesar de la ceguera del INE, podría enfrentarse a la justicia.
Para acabarla de amolar
En MORENA quién sabe por qué, fueron tomando fuerza, o cuando menos foro, un importante número de jóvenes con chispazos de brillantes, algunos por sus aptitudes académicas, otros por un análisis político claro y otras más por su defensa férrea a la lucha feminista, aunque en este último caso, hubo quiénes suponen que el feminismo sólo puede ser impulsado por mujeres.
El caso es que muchas de estas situaciones (por fortuna no todas) pocas veces rebasan la barrera de las redes sociales. Terminaron detrás de los escritorios blindados por la burocracia y otros más, peor aún, hoy comienzan a ser parte de la lucha tribal al interior de MORENA por el control del partido y por la sucesión presidencial. Claro ejemplo es el chico Gibrán Ramírez que hoy pareciera vocero de un sector contra otro, tan sólo por secundar las aspiraciones de un líder partidista.
Pero, ante esto y dado el contexto actual, resultaría interesante saber por qué los youtubers-influencers sin soslayar en sus capacidades, han ganado espacio como líderes de información, frente al analista crítico-profesional ¿se trata acaso de un reflejo de la sociedad en que vivimos?
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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