El nado sincronizado que empezaba en las oficinas del PAN y terminaba en las mesas de redacción de los medios y los temas principales de los columnistas, ahora ya tomaron forma de estrategia de campaña para combatir al contrincante desde la mentira y el agravio.
Para los conservadores las mujeres de Morena deben ser no solo vencidas eternamente sino insultadas, maltratadas, violentadas, y todo lo que se pueda para desacreditarlas, con la confianza de que el INE no actúa contra la derecha sino que la protege.
A Claudia Sheinbaum, Clara Brugada y Rocío Nahle se les acusa de riqueza inexplicable, se les busca propiedades inmuebles y antecedentes en los Panamá papers, supuestas omisiones en declaraciones patrimoniales. Es decir, no se trata de haber encontrado una irregularidad sino de una campaña a muerte contra las candidatas de Morena.
La desesperación por llevar en los tres casos, por lo menos 20 puntos de diferencia con todas ellas, les obliga a crear una guerra de mentiras y manipulaciones sin el mínimo respeto como seres humanos y con la anuencia del INE.
A todas se les acusa de lo mismo, en los mismos medios, con los mismos columnistas, con la misma saña, no hay disimulo y sí similitud hasta la obviedad que señala a un solo titiritero. A Clara Brugada se le reclama pagar una casa por 300 pesos, a Claudia tener propiedades que había cedido a sus hijos años atrás y a Rocío tener propiedades en diferentes estados de la República. Todas ellas tienen que ver con Panama papers. Las pruebas son notas periodistas, dichos de uno de los más corruptos empresarios veracruzanos y documentos falsificados.
Al mismo tiempo se publican encuestas donde, en los tres casos, se haba de empate técnico, como si la gente careciera de inteligencia. Agrediendo el sentido común de la población la oposición se ha dado a la tarea de colocar al frente de batalla de los datos demoscópicos a dos empresas prácticamente de su propiedad Massive Caller y México Elige, que son las únicas que violentan no sólo las metodologías sino que muestran similitudes en la manera de mostrar resultados erróneos y eso sin tomar en cuenta el porcentaje de rechazo que supera el 95 por ciento.
Lo que debe preocuparles es que su candidata a la Presidencia se acerca cada día más al tercer lugar y nadie la para.
Las causas de la indignación opositora por denunciar a las candidatas de Morena son las mismas. La intención y el origen también. Percibir la misma temática en los tres casos los descubre aunque haya todavía quienes consideran que “si el río suena es porque agua lleva” y con ese ardid ancestral califican un presente cada día más complejo en la política mexicana.
El enriquecimiento ilícito en el que incurrieron buena parte de los funcionarios públicos de pasado, hasta hacer de este delito una característica de la personalidad de los políticos, y hacer creer que es una manera prácticamente natural de ejercer la administración púbica.
La oposición se ha encargado de hacer creer no sólo que nada cambia sino que estamos peor que antes y en esos argumentos encajan documentos falsos, tratando de justificar su carencia de proyectos y apatía por el ejercicio de la política con acusaciones con lo que ocultan su falta de oficio. Son tiempos de campañas y consideran que en ellos todo se vale, la agresión, la violencia, la denostación, la ofensa, tiene al árbitro de su lado y les permite caminar impunemente por las rutas de una campaña donde a nadie convencen.
Se muestra el peor momento de la oposición con sus candidatos y candidatas, quienes fueron seleccionados según su necesidad de fuero y no la simpatía, proyectos, inteligencia o popularidad y esto lo arroja más aún en la derrota anticipada. Un Pepe Yunes, por ejemplo, que nunca hizo nada más que calentar curules sin más preocupación que llenar sus bolsillos de dinero no puede motivar más que a los misóginos de Veracruz o a los resentidos por ver sus carreras políticas terminadas.
La impotencia, desesperación e ilegalidad en la política no es nueva. Aunque tuvieran posibilidades de triunfo realizarían las mismas agresiones, su vocación no es construir sino destruir lo existente, simplemente porque es lo que les hace sentir vivos. Criticar a las mujeres, que saben defenderse solas, demuestra una patología que debería tenerlos muy alejados de la política, porque para servirn no sirven.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
Comentarios