Es que no existe una mejor forma de decirlo, acorralados es como tiene el juicio de Genaro García Luna a muchos de los salpicados con la serie de declaraciones de los testigos presentados por la fiscalía estadounidense. Y no es para menos, poco a poco van apareciendo testimonios que dejan claro el nivel de corrupción y los nexos de la administración calderonista con los grandes capos de la droga.
Por supuesto que no se trata de algo que no existiera en el imaginario colectivo, o tampoco en las investigaciones periodísticas de quienes siguen en sus trabajos las líneas del fenómeno del narcotráfico. Pero si bien, no es un tema nuevo, lo interesante son las repercusiones que se habrán de generar más allá del juicio y que impactarán directamente a varios de los salpicados a quienes por el momento, no se les puede considerar implicados, pero muchos de ellos van que vuelan para allá.
Por lo pronto, ya se mencionaron a un actor político y a un periódico emblemático de nuestro país, que no hacen sino confirmar la imagen que muchos nos hemos generado de ellos, la mancha de la corrupción y los acuerdos en lo oscurito para afectar a unos y beneficiar a otros.
Moreira por ejemplo, ha cargado infinidad de veces con la sospecha de la corrupción y con acusaciones graves como sostener vínculos con el narco. Hoy nuevamente se le coloca en el escenario, gracias a la declaración vertida en el juicio de García Luna que trata de restarle veracidad por la calidad de imputado con la que cuenta el declarante. Probablemente sea cierto que, a diestra y siniestra, alguien busque repartir el lodazal con tal de salvar el pellejo, o lo que queda de él; pero tratándose de Moreira, uno de los personajes más siniestros del PRI, la balanza inclina más a creerle al declarante. Así que de poco sirven las aclaraciones del señor Moreira, el golpe está dado y como reza el clásico: “palo dado, ni Dios lo quita”
El otro tema concierne al periódico El Universal. Este diario junto al periódico Reforma, quizá sean los máximos exponentes de la prensa decimonónica mexicana y no es para menos, ambos poseen líneas editoriales dictadas desde los intereses de los grupos de poder con los que siempre han estado ligados. Aunque hay que tomar en cuenta que a partir de 2018, la elección presidencial marcó un antes y un después en la relación del poder político con la prensa nacional e internacional; dicho punto de quiebre ha permitido a la sociedad en general, identificar el papel que jugaba la prensa oficialista y las cuantiosas ganancias que le generaba convertirse en una de las principales herramientas de control y manipulación.
El periódico El Universal hoy se encuentra frente a una encrucijada de suma importancia para su existir, la acusación de haber recibido sobornos para favorecer la imagen pública de García Luna, no hace más que esclarecer en buena medida las estrategias del calderonismo y sus principales funcionarios para legitimar la llamada guerra contra el narco y las verdaderas motivaciones de esta. Al menos las declaraciones de uno de los testigos de la fiscalía estadounidense, demuestran la manera en que, violando todo principio de la ética periodística, El Universal aceptaba pagos millonarios a cambio de establecer una serie de notas, artículos, reportajes y/o entrevistas que de manera sistemática, mostraran una cara distinta a la que realmente representaba a García Luna.
El super policía de la era panista, requería de desviar la atención para que se generara en la opinión pública la percepción de que se combaría al narcotráfico de manera frontal, aunque en el fondo se beneficiara a un sector de esta actividad delincuencial. A la par, inexplicablemente (o al menos sin transparencia alguna) García Luna se enriquecía de manera desmedida mediante una compleja red de corrupción que acompañaba las pactos con el narco que se supone, son los que se investigan hoy en Estados Unidos.
Muchos de los opositores a AMLO están acorralados y con una sobrada preocupación, pues avanza el juicio con una rapidez poco usual en este tipo de eventos, incluso pareciera que las declaraciones se alinean con los procesos electorales en puerta, dado que muchos de los que hoy pretenden colocar a sus afines en las boletas electorales, de alguna u otra forma, de manera indirecta o directa, tienen o tuvieron relación con García Luna o con el gobierno panista. Así que, de este juicio, faltarán cosas por saberse que ayudarán a desenredar la red de complicidades y sus principales beneficiarios.
Por cierto, hay que dejar claro algo a Calderón y al neopanismo: La sociedad civil no está en busca de venganza, sino de justicia. A como van las cosas, pareciera ser que al Michoacano, tal vez lo alcancen las investigaciones y tendrá mucho que aclarar.
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