“… Como lo he dicho: Nos coordinamos, colaboramos, pero nunca nos subordinamos…
… La autoridad moral y la honestidad que nos caracterizan no se compran en la esquina; se construyen con una sola mística, la de luchar por un México con justicia, democracia y libertad.
Ha quedado claro a estas alturas de la historia que no es la corrupción, la triquiñuela, el odio, el clasismo, el racismo y el machismo —que son reminiscencias de la sociedad de castas de la Colonia y del neoliberalismo— lo que produce libertad y democracia; todo lo contrario, eso ensucia y pervierte todo.
La paz y la prosperidad se construyen ampliando los derechos del pueblo y dando acceso a la justicia. Eso es la Cuarta Transformación y por ello, hoy tenemos un México vivo, soberano, independiente, libre, democrático, cada vez más justo, con un pueblo alegre, entusiasta y empoderado.
Servir al pueblo y a la patria es el mayor privilegio que podamos tener.
Tengan la certeza que estoy dedicada en cuerpo y alma al bien de nuestro pueblo y de la nación. En eso se nos va la vida misma”.
Dra. Claudia Sheinbaum Pardo
Informe 100 días de Gobierno
Zócalo de la Ciudad de México
12 de enero del 2025
“…Y tres, y más importante: que confíen en México. Para invertir, mejor en México; para producir, mejor en México; para consumir, mejor en México; si quieren vacacionar, mejor en México; para estudiar, mejor en México; para trabajar, mejor en México.
Con el Plan México la invitación es a que hoy elijan a México, es la única apuesta que en el largo plazo nunca los va a hacer perder”.
Altagracia Gómez Sierra
Coordinadora del Consejo Asesor de Desarrollo Económico
Presentación del Plan México
Museo Nacional de Antropología
Ciudad de México
13 de enero del 2025
“¿Cómo se le dice a aquel o a aquella que pide la intervención de otro país? –Traidor a la patria-. Imagínense el nivel. Están como Miramón en el siglo XIX, yendo a buscar un emperador que venga a gobernar a México. Como no tienen ellos: ni la fuerza, ni la inteligencia, ni los argumentos, ni las pruebas, recurren a pedir que otros intervengan en México. Entonces, eso habla también de su desesperación y de su alejamiento del pueblo y de su alejamiento ya de cualquier sector.”
Dra. Claudia Sheinbaum Pardo
Conferencia de Prensa “Mañanera del Pueblo”
16 de enero del 2025
“Me quiero ir para allá papá, aquí nomás no se puede. ¿Ya le dijiste a tú mamá? No papá, si le digo ahorita se va a poner muy mal, prefiero no decirle hasta que esté del otro lado. ¿Pero estás seguro que te quieres venir para acá? Acá no va a ser fácil, nada fácil hijo y le vas a tener que entrar a lo que haya, a lo que salga. Si papá, lo sé pero francamente acá esta todo mal. Bueno, está bien, te mando el dinero, checa allá para que te lleven a la frontera, yo acá veo a la persona que te va a traer y prepárate, va a ser un viaje difícil”.
¡Ay hijo! ¿Qué vas a hacer? Me pagan poco mamá, no descanso y no encuentro trabajo en otro lugar, bueno, sí hay muchos pero mal, muy mal pagados, con malas condiciones y sin prestaciones mamá, no te dan nada, además, no aceptan a chavos sin experiencia, pareciera que por ser joven no sé hacer nada y no me contratan. ¡así cómo!
“La decisión ya la tenía, ¿desde cuándo? No lo sé, sólo que no me lo dijo porque sabía que me pondría muy mal, entonces lo manejaron entre ellos. El paso que daría sería primordial para su futuro, bueno para el futuro de todos pero yo, como su madre, sabía que era algo que él no podía posponer pero tampoco decirme para que no sufriera, para que no me doliera, para no estar presente en ese momento doloroso de la despedida, de la partida; ya solamente me enteré cuando ya estaba allá. Fue doloroso pero él pensaba que era lo mejor y yo, pues yo, a quedarme con mi dolor y a aguantar desde no haber podido despedirme de él, hasta no saber hasta cuándo lo volveré a ver o a abrazar y ya sólo desearle que Dios lo protegiera y lo guiara por el buen camino”.
– “Mamá, no te lo quise decir porque sabía que te pondrías muy mal, mejor agarré mi camino, mi papá me ayudó pero no quisimos decirte porque sería muy difícil para mí, difícil verte y dejarte, difícil alejarme de ti, difícil no verte llorar y despedirme mamá, por eso preferí tomar el rumbo y partir… aunque sintiera estallar el corazón del dolor; de saber que pasaría el tiempo, años de no poder abrazarte en tantas fechas mamá, de estar tan lejos de ti cuando te necesitara o tú me necesitaras o necesitara un abrazo tuyo, de ya no poder estar junto a ti”-.
En México, como joven no podía avanzar, había buscado por todos lados y si había algo, era mal, muy mal pagado, con horas y horas de trabajo, muchas veces sin descanso y sin poder tener aunque sea uno de esos dos días de descanso en los fines de semana, para disfrutar la familia, la casa, sus gustos o lo que fuera que le gustara. De los estudios ni qué decir, no alcanzaba, las escuelas oficiales de gobierno para el bachillerato estaban atestadas y nada más rechazaban a cuanto joven les diera la gana, las de paga, pues simplemente esas no figuraban en su entorno.
Empezó a desesperarse y pues, al final era eso o seguir batallando aquí, en su México querido pero que no podía ofrecerle algo más.
Se fue con su abuelita, ahí estuvo unos días, como para irse despidiendo también de ellos; su tío le dijo, -esas botas no te servirán hijo, necesitas unas más toscas, más rudas, más fuertes, esas no van a aguantar, van a ser muchos días de caminar por el desierto, otros días de correr, otros de arrastrarte, mejor llévate estas otras, van a aguantar más y no cargues muchas cosas ni mucha ropa, solo la necesaria hijo y que no sea ropa estorbosa, vas a necesitar andar ligero de equipaje, pero lleva para el calor y para el frío-.
Llegó el día, ¿cómo se preparó? Tampoco lo sé, sólo supe que su abuelita (la inocencia y el amor incondicional de las abuelas) le preparó unos tacos de frijolitos para el camino, le puso agua en una cantimplora, como si fuera una excursión, un viaje de un día… y pues era un viaje de un día, de varios días, de semanas, de meses, y pues de meses que se convirtieron en años, que hasta ahora, no ha regresado.
Atravesó el desierto, su papá tuvo que usar a un “pollero”, sí, esos que cobran por atravesarlos por el desierto con condiciones climáticas adversas. El familiar (el que paga), arriesgando todo, paga sólo con la seguridad de saber que ya dio el dinero pero con la angustia de no saber si su familiar (hijo, hermano, esposo/esposa) llegarán bien a su destino, a su lado.
La travesía fue dura, despiadada, cruel, más de un mes atravesando el desierto, van en grupo, en una camioneta por tramos, por otros a pie, a como Dios les de a entender, a como los guíe el pollero. ¡Escóndanse! ¡Abajo! ¡Agáchense! ¡Deténganse! ¡Córranle para aquel cerrito! Imagino que casi casi les pueden decir, ¡métanse, entiérrense en la tierra para que no los vean! El calor, bueno, el calor en el desierto es el infierno mismo y por las noches el frío, ese frío que te cala hasta la médula del hueso y sí, las botas que pensaba llevar no le hubieran servido, su tío tenía razón, se necesitan rudas, las botas, las ganas y la voluntad para emprender ese rudo camino.
Todos van callados, como pidiendo poder pasar desapercibidos, pasar por ese desierto sin ser vistos, casi casi quisieran ser fantasmas para no llamar la atención y sí, muchas veces se convierten en fantasmas por la falta de comida, de agua, de descanso, de tranquilidad y de paz… van queriendo ser delgaditos, ligeritos, etéreos, para volar cual pluma de ave para flotar, levitar y llegar a su destino, así, ligeritos, sin penas, ni tristezas o pesadumbres.
Y llegó, su padre le advirtió al pollero, si no llega, no te pago, y pues, llegó y su padre contento y agradecido con Dios, con la vida y el destino, agradeció que llegara bien, aunque con los pies y también el alma destrozados por lo que dejó acá, en su patria. Allá, en su nuevo hogar, él, su padre lo cuidó y lo restauró de sus pies pero sobre todo agradeció que llegó bien, sucio, lleno de tierra pero lleno de esperanza. Ya su papá se encargaría de curarle los pies, esos pies que empezarían a correr por realizar ese sueño americano. Sus pies estaban listos para comerse al mundo en un país que no será su patria pero será su hogar, en lo que quepa.
Oye manita, ¿y qué hace allá tu hijo? Hace de todo, de lo que lo contraten y le paguen bien, y le pagan bien pero también así se mata, son trabajos que a los gringos no les gusta hacer, de todo: albañil, carpintero, plomero, a todo le entra, muchos trabajos que no cualquiera hace o está dispuesto a realizar. Así ha sido por muchos años y pues, ahora hasta me manda mis centavitos o regalos, y me ayuda un poco con lo que me manda. Le doy gracias a Dios que llegó bien.
Cuando murió ella, la abuelita, él mando dinero para afrontar muchos de los gastos, así, sin pensarlo y con ganas de estar acá para despedirse de ella también pero no podía, es un inmigrante que no puede salir de donde está por ser ilegal y porque ahora yo creo, no se atrevería a volver a pasar por lo que pasó cuando se fue, para regresar allá, y yo creo también, no se volvería a ir para dejar nuevamente su tierra, bueno, eso creo yo. El tiempo pasa, la vida sigue y pues, las ganas ya no son las mismas, y sí, yo creo no se volvería a ir.
“Dios es misericordioso y llegó bien mi corazón, mi pedacito de mí, y ahora, dentro de lo que cabe, creo que está bien… o no me dice nada para no preocuparme”.
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Muchos relatos de connacionales fueron de terror cuando tomaron la decisión de partir a “un mundo mejor”, un “mejor destino” buscando el “sueño americano”, algo que sus lugares de origen no lograron darles. No es fácil tomar esa decisión de partir de su terruño sabiendo que irán a un lugar donde recibirán de todo, dólares, malos tratos, ingresos, buenos tratos, alegrías, dólares, humillaciones, sueños, dólares, en fin, irán haciendo su vida, su futuro pero lejos de casa, de su patria, de su familia, trabajando, “chingándole”, (como dirían muchos de ellos), tupiéndole pero dispuestos a salir adelante.
Viene el tema tan candente contra los inmigrantes, ahora que estamos a unos días del arribo del nuevo inquilino de la Casa Blanca, con sus amenazas contra aquellos que arriesgaron todo por buscar el famoso y ahora, ¿lejano, certero, posible, imposible? “sueño americano”, ese que ahora pareciera que será toda una pesadilla con ese nuevo inquilino de la Casa Blanca, sin tomar en cuenta la fortaleza de todos esos que llegaron de lugares lejanos y han trabajado ahí, haciendo (aunque no lo quieran creer o no les importe, o no lo reconozcan) de esa nación una potencia porque sí, esa nación es una potencia hecha de inmigrantes de tantos países.
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A ti mi amor, tú sabes quién eres. Te armaste de valor y emprendiste tu camino y por lo mismo te admiro y te respeto porque te llenaste de valentía para lograr salir adelante. Y a todos aquellos que también emprendieron el camino a un país lejano que no es su hogar y con el que contribuyen con su trabajo para sacarlo adelante.
Disgregando
1
La oposición nunca pensó que se volvería a dar una respuesta como la del domingo 12 de enero. Claro, como ya no está pensaron que, ahora que el expresidente López Obrador no fue el que convocó, no sería lo mismo y no habría la misma respuesta por parte del pueblo al llamado de la presidenta y pues, ¡qué equivocados estuvieron! Bueno, equivocados, rabiosos, frustrados y envilecidos ante la respuesta de más de 350 mil ciudadanos (aparte de los que estuvieron al tanto a través de las redes sociales y de los medios públicos) que respondieron a la convocatoria por los 100 primeros días de gobierno de la Presidenta, la Dra. Claudia Sheinbaum, y ante la embestida de odio, misoginia, racismo y frustración contra la mujer que ahora lleva las riendas del país, pues el pueblo respondió y ahí estuvo llenando y desbordando el zócalo.
Por cualquier calle que nos llevara al zócalo de la Ciudad de México ya era imposible caminar por lo atiborrado. El día estuvo frío, nublado por la mañana, con lluvia por la madrugada y también por la madrugada con un sobresalto que nos pone los pelos de punta y que los citadinos conocemos muy bien cuando suena la alerta sísmica, y sonó y se sintió el movimiento telúrico de 6.1 pero aún con todo eso, la gente no le falló al llamado y ahí estuvo el pueblo, mojado, desvelado, zarandeado y con frío pero llegó con gozo y con calor humano que fue lo que más se sintió. ¡Cómo nos hizo recordar cuando gustosos, el pueblo acudía al llamado de López Obrador, ahí estaba la gente, respondiendo y ahora, con la presidenta no podía ser la excepción y le respondió!
2
¿Qué esperar? El mundo está atento a la llegada del nuevo inquilino de la casa Blanca y de las tantas amenazas con tantos frentes abiertos en varios países, que si los inmigrantes (que fue su bandera) que si Groenlandia, que si Canadá se anexa a EE. UU., que si el Canal de Panamá, que si el incremento a los aranceles, que si las amenazas a Europa, que si el Golfo de México o de América.
En lo personal, el arribo del presidente del vecino del norte se me imagina a un bebesote grandotote que en una manita tiene el botón de un artefacto o un proyectil y en la otra manita rechoncha tiene al mundo y que por lo mismo que es un bebé, el mundo está a expensas de uno de sus berrinches, sólo esperando a ver cuándo se le ocurre chocar sus manitas de bebé una contra otra, el proyectil contra el mundo.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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