Tanta sangre derramada a lo largo de la historia de nuestro país no les ha resultado suficiente a los oligarcas, capitalistas extranjeros y mexicanos y a sus achichincles los fifís, wanabis y clases medias desclasadas y conservadoras.
Siglos de injusticias, desigualdades, atrocidades y saqueos no les han bastado a los que siendo representantes públicos se han enriquecido de manera abusiva, ventajosa e ilegal. A los empresarios que han explotado, enfermado, asesinado y violentado de todas las maneras posibles, al pueblo trabajador.
Escuchando al periodista Álvaro Delgado contar la terrible frase que dijo el gobernador, militar y priista de Chihuahua Práxedes Giner Durán en 1965: “¿Querían tierra? Pues échenles hasta que se harten” ante una fosa común de guerrilleros asesinados, no puedo dejar de estremecerme al sentir en un solo momento, el odio, el ansia de poder y la barbarie que por siglos, ha dominado a la derecha.
Se vienen de golpe a mi mente aquellos conquistadores españoles que por no considerar seres humanos a los indígenas los golpeaban hasta matarlos; o esos terratenientes que violaban a una virgen recién casada en su noche de bodas; o estos conservadores porfiristas que se ensañaron, burlaron, vejaron, torturaron y mataron a todo aquel que se atreviera a levantar la cara ante sus abusos y atrocidades; a los presidentes que fueron capaces de matar, perseguir y desaparecer, en el caso del 2 de octubre, a cientos de estudiantes apenas adolescentes; a aquellos que estaban tan acostumbrados a mentir y tapar sus asesinatos que sin pensar en las consecuencias, declararon la infame “verdad histórica” con respecto a los estudiantes de la Normal de Ayotzinapa y a esos que estando en el poder judicial, se atreven a soltar criminales, amordazar presidentes y ordenar amparos contra todo lo que beneficie al pueblo, llámense obras de infraestructura, procesos democráticos, participación ciudadana, mientras viven rodeados de excentricidades pagadas por el mismo pueblo a quien tanto desprecian y atropellan.
Es una larga lista y una batalla sin cuartel que han librado los conservadores contra la gente del pueblo y contra la izquierda mexicana. El país se ha bañado con la sangre de luchadores sociales, revolucionarios, campesinos que defienden sus tierras y sus bosques, y muchos inocentes como los niños de la guardería ABC y los cientos de jovencitas asesinadas por la ignorancia y manipulación de una educación machista muy añeja.
Después de echarle un ojo a esa historia atroz de la ignominia, cuando dice el presidente López Obrador que hay que debatir con la oposición y que no son nuestros enemigos, no sé francamente si peca de optimista o de ingenuo o ese es sólo un discurso conveniente para reconciliar lo irreconciliable. Esa gente no razona, no le gusta el debate y va a seguir tratando de recuperar lo que perdió a toda costa y sea como sea, porque así ven el mundo. Ellos son los que han dividido y polarizado a la sociedad. No conciben la vida sin lujos, buena comida, viajes, automóviles, yates, aviones privados y demás caprichos materiales. No conciben la vida sin humillar, explotar y disponer de empleados y del pueblo como si fueran cosas inferiores y malolientes. Piensan que su abolengo, blanquitud y privilegios de cuna son sólo los que se merecen, saben y deben tener riquezas y estar al mando del país casi casi por un designio divino.
Tienen la ventaja vacía y sórdida del dinero y compran o son los dueños de los medios corruptos de manipulación que en nuestro país son casi todos. Ocultan verdades e inventan mentiras mientras ríen, se burlan y felicitan entre ellos porque apendejan incautos. En el fondo, tiemblan de miedo porque saben y sienten el vigor y la fuerza de un pueblo despierto, que es el caso hoy por hoy del pueblo de México.
La derecha no tiene escrúpulos y no se detendrán ante nada para volver por lo que les faltó robarse. Parafraseándolos a ellos mismos “no les tiembla la mano”, no sólo para mentir, enredar, traicionar y manipular, sino también para comprar a cuanta institución les resulte útil como el poder judicial, el INE, el INAI y hasta la ONU y la UNAM, o para provocar sabotajes y accidentes masivos.
Esta es en realidad, una lucha encarnizada que los conservadores de derecha han entablado contra los ciudadanos, la justicia, la igualdad y la democracia. Por lo que debemos estar preparados para ello, como se defiende un buen filete ante un perro hambriento y rabioso.
Desde mi punto de vista, el próximo gobierno de la continuidad, deberá sacarle jugo a la ventaja de tener el poder y entre otras decisiones quizá más radicales, darle prioridad a masificar los medios públicos; crear contenidos amenos, interesantes honestos e inteligentes; aprovechar el derecho del Estado a utilizar la “Cadena Nacional” en TODOS los medios comerciales, entablar un diálogo permanente y directo con la gente y difundir por todos los canales alternativos posibles, escuelas y redes sociales los logros de esta Transformación, los valores de la Cartilla Moral y de izquierda para así ir ganando adeptos y despertar más consciencias. Porque esa derecha violenta y codiciosa siempre existirá, ya ven, hasta en paises “cultos” como en Francia ha resurgido con fuerza.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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