Por más que le den vueltas, lo cierto es que la oposición está aterrada después de los resultados del proceso interno de MORENA ya que la apuesta que tenían de una confrontación mayor dados los señalamientos de Marcelo Ebrard, estos no pasarán más allá de la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia del partido guinda que deliberará de acuerdo a sus facultades sólo para confirmar que el proceso, a pesar de las incidencias, es legal y sobre todo goza de una amplia legitimidad. Y, por cierto, esa legitimidad no sólo cuenta con el aval o se circunscribe a AMLO, la dirigencia partidista o la mayoría de los contendientes, sino que además cuenta con el respaldo de la militancia que ya tiene en mente el fin de la era del dedazo por más que el bloque opositor se empeñe en decir lo contrario.
Así que la suerte está echada para el PRI y el PAN a cuya derrota habrá de sumarse la inevitable extinción del PRD. Pobre partido, su final sin duda puede mirarse desde dos perspectivas: la primera con la nostalgia de ver el fin del gran movimiento que aglutinó esperanza para cientos de luchadores sociales, dirigentes políticos, intelectuales y millones de personas que confiaron en lo que representaba; la segunda, de cara a las evidencias, sólo es el reflejo de las consecuencias de abandonar las causas y privilegiar los intereses de unos cuantos.
Por esa razón, hoy se ve en peligro la oposición que además de su natural preocupación, posee también una enorme carga de frustración dada la imposibilidad de hacer siquiera un poco de mella a Andrés Manuel. La base de las frustraciones del frente desideologizado tiene una razón de ser pues no logran por ningún lado hacer prender la figura de Xóchitl Gálvez y llevarla por la senda que la relacione siquiera con las mujeres o con el sector indígena al que dice pertenecer, además de que, para estas alturas, el tiempo para mostrarla como una figura cuya efervescencia impacte en el electorado ya se les pasó. Así que no quedará más remedio para este bloque que el de analizar distrito por distrito electoral la estrategia a seguir para que la derrota no signifique una caída estrepitosa que los reduzca sólo a una representación testimonial en las cámaras. Es decir, salvo en la Ciudad de México donde el votante tiende a castigar a los gobiernos, pocos son los distritos que pueden considerar prioritarios como aliados ya que éstos, necesariamente primero pasarán por los filtros del partido opositor que hoy impone condiciones a los demás, ni más ni menos que el PAN. Así que en esta etapa en la que por fin comienza el proceso electoral, al menos oficialmente, se viene la tarea más difícil para la oposición pues hasta el PRD buscará ser considerado sin mayor apuesta que la de aceptar las migajas que estén dispuestos a dejarle los otros dos partidos. Evidentemente existirán pataleos y amagues disfrazados de “pausas” pero en el fondo, no habrá más remedio para el sol azteca que someterse a la voluntad de sus jefes actuales y, sin eso va alguna candidatura para la cúpula enquistada en la dirección nacional, aceptarán bajo la consigna revolucionaria de “lo que sea es bueno”.
Estando así las cosas, hoy tiembla de miedo la oposición, están completamente aterrados pues agotó todos los recursos a su alcance para posicionar a Xóchitl Gálvez y consolidar un proyecto viable que vaya más allá del proceso, así que están condenados a experimentar el comienzo de una nueva era en la que cada vez más verán reducidas sus posibilidades de acceder a las herramientas que por muchos años las ligó al poder y que significará una recomposición interna que seguramente detonará en el nacimiento de nuevas fuerzas internas cuya aparición puede verse cercana, sin embargo, un proceso de consolidación conlleva muchos años para construirse y más frente al poderío que hoy representa el bloque encabezado por AMLO.
Ahí radica la importancia del proceso morenista, como advertimos muchas semanas atrás, la contienda requería de transparencia y así se realizó, pero también ocupaba de legitimidad y en este aspecto (también los advertimos) el papel de Adán Augusto era clave por el significado que tiene la estructura que logró construir en poco tiempo, misma que lo llevó a equilibrar el proceso con adeptos dentro y fuera del partido.
Así que el respaldo inmediato mostrado a Claudia Sheinbaum por parte del tabasqueño, no sugiere la adhesión en aras de cargos, mucho menos a un cálculo político, sino a la lealtad a un movimiento histórico que no debe conocer de dobleces ni de sesgos, sino de firmeza e integridad. Hoy Adán Augusto jugará un papel determinante que nadie identificado con la causa puede regatear, ese papel es el de tender la mano a todas las fuerzas políticas que confían en el verdadero objetivo de este movimiento más allá de quienes militan en MORENA.
Por último, Ebrard ha hecho un posicionamiento que emana de la libertad de expresarse y señalar lo que considere necesario y que a su juicio sea justo. Sin embargo, alejarse de un movimiento en el que ha desempeñado un papel digno hasta la etapa como canciller, no puede ser a partir de la descalificación. Puede o no estar conforme con el resultado, puede salir a construir un movimiento propio que le signifique algún avance político que en algún momento lo acerque a la presidencia, empero, dadas las circunstancias políticas que vive hoy el país gracias al movimiento de transformación más importante en décadas y, de cara al futuro, lo correcto es privilegiar la suma de esfuerzos en honor a quienes aún lo miran como una figura respetable e importante para la Cuarta Transformación empezando por López Obrador.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
Comentarios