Existen muchos elementos para aseverar que el futuro de la oposición es por demás desalentador, tanto para sus seguidores como para aquellos que rechazan los cambios promovidos en la vida política del país desde palacio nacional. Al desempeño de López Obrador, con todo y las tareas pendientes, habrá que sumar que no tiene frente a sí a una oposición capaz de articular una agenda progresista que atraiga y articule un movimiento sólido contrastante con la Cuarta Transformación. Pero eso pudiera corregirse si el bloque opositor dejara de menospreciar a la sociedad y realmente priorizara generar adeptos a partir de nuevos liderazgos y propuestas frescas en ámbitos en los que siguen existiendo rezagos como la percepción de inseguridad de la ciudadanía.
El problema es que no se puede corregir algo que no se reconoce, ni siquiera por sobrevivencia política, pues para las cúpulas sometidas a Claudio X González, poco les interesa el sentir de las mayorías y, por lo tanto, la única vía que les queda, es la de apostarle a blindar algunos cuadros dirigentes que se allanen al Congreso para desde ahí generar contrapesos pues la victoria de MORENA el próximo año es evidente. Sin embargo, y, ante el virtual refrendo morenista en el poder, existen riesgos que no deben dejarse de lado y estos fundamentalmente se hallan al interior del movimiento.
En primer lugar, me parece por demás alarmante que el tono de las antipatías entre los seguidores del “corcholataje” vaya en aumento con una clara tendencia a la diatriba abandonando lo más elemental de todo movimiento que es el respeto y la unidad que el propio presidente ha exigido. Es alarmante porque se trata de un sinsentido que se expongan señalamientos con violencia desmedida para atacar a un compañero o compañera. Si bien no es nueva esta lamentable práctica, lo real es que se va propagando el encono que rebasa las simpatías para colocarse en el terreno de la descalificación. Por eso una pregunta emanada desde auténticos militantes toma singular importancia: ¿Qué pasará con el movimiento cuando se dé a conocer el resultado de la encuesta? La lógica indicaría que todas y todos tendrían que amalgamarse para atender las tareas, sin embargo, de continuar por la vía de la descalificación, lo primero que va a imperar son los vetos entre bandos que pueden caer en la tentación de expresar unidad en el discurso, pero operar en contra en los territorios donde tienen presencia considerable.
Sin duda en este problema juegan un papel importante las encuestas, ya que se han convertido en la principal arma propagandística de los contendientes cuando muchas de éstas reiteradamente carecen del rigor científico que exige un ejercicio demoscópico. ¿O acaso el morenismo ya se olvidó de las encuestas que siempre menospreciaron a AMLO? Peor aún, ¿Dan por válidas las encuestas que señalan a Xóchitl Gálvez con posibilidades de hacer frente a MORENA? ¡Evidentemente no! detrás de ciertas encuestadoras, existen intereses creados con claros propósitos, que obligan a tener mucho cuidado a la hora de promoverlas, pues la misma encuesta que pone a un personaje en la delantera dentro de un movimiento, es la misma que coloca a otro personaje de la oposición como serio contendiente y el movimiento no puede, ni debe convalidar ejercicios de esa naturaleza. Por lo tanto, la exigencia es que se recurra a casas serias que, de manera transparente y apegados a la profesionalidad, lleven a cabo dichos ejercicios.
En otro orden de ideas, López Obrador me parece un político indescifrable e impredecible que nuevamente marca la agenda de la oposición, a ver si ese bloque da cuenta del lío que les acaba de generar al expresar las posibilidades de Colosio y Samuel García para 2024, a no ser que estén pensando que el comentario es simple ocurrencia.
El futuro del movimiento debe estar en la voluntad de todos aquellos que creen en la Cuarta Transformación y no en unos cuantos, razón suficiente para que se comience a cerrar filas en torno al proyecto y a la esperanza de un México próspero y equitativo. Para llevarlo a cabo y, tomando en consideración las expresiones populares, quizá sea hora de que las corcholatas hagan un llamado a la unidad y al compañerismo, pues a más de un mes de estar en las calles, el pulso debió haberles quedado claro. A estas alturas, todos saben el costo que significaría no pronunciarse en torno a una figura capaz de legitimar tanto el proceso como el resultado y que en mi opinión (dicho con excesivo respeto para los demás contendientes) es Adán Augusto López. ¿Quién está de acuerdo en reconocer a una sola figura de cara al futuro del movimiento y quién optaría por asumir el costo de no hacerlo? En lo personal, confío en que los demás compañeros optarán por la unidad, por más que alguien quiera señalarme de ingenuo.
Finalmente, no quisiera dejar pasar la oportunidad de felicitar a Amir Ibrahim, Manuel Pedrero y Hans Salazar por la presentación del libro “El Hombre Grande”. Especialmente a Hans, a quién me une una historia de casi treinta años. Mi admiración y cariño siempre.
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