La estrategia del PAN de llevar los asuntos internos a los foros internacionales ha servido para que éstos se definan y precisen el lado de la historia en el que se encuentran.
Ahora, el eterno dirigente panista, Marko Cortés, encabezó una brigada de blaquiazules para demandar al Presidente de la República, ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, con sede en Washington por una presunta persecución política contra los aspirantes a encabezar el Frente Amplio por México, especialmente tocan el tema de la violencia ejercida contra Xóchitl Gálvez.
Los panistas tienen la piel muy delgada y con esas delicadezas no se puede jugar a la política porque salen raspados,
precisamente la aspirante como le llama Marko, invadió la privacidad, la propiedad y los espacios del hijo del Presidente de la República para reclamarle agresivamente sobre los contratos de venta de la casa que rentaba. Entre otras agresiones que provocaron más risa que indignación, pero cuando no se tiene sentido del humor todo es carne de presidio.
Todo el sexenio el PAN ha acosado en los recintos legislativos, no sólo al Presidente de la república sino todos y cada uno de los morenistas que le vienen en gana agredir y difamar. Pero ahora, ante la sutileza de una crítica pública y de desenmascarar los verdaderos negocios de la ex delegada de Miguel Hidalgo, no se aguantan.
Los panistas terminan por creerse sus mentiras y viven en la imaginaria pureza de sus militantes, quienes en realidad son delincuentes. La lista es larga pero para concentrarnos sólo en la que de vender gelatinas pudo montar una empresa, los delitos existen y razones sobran para que esté en la cárcel.
Uno de los personajes que están del lado de la derecha también la ha demandado, Gilberto Lozano asegura que Xóchitl debe estar acompañando a su hermana en el recinto carcelario donde se encuentra, desde hace tiempo, por secuestro, no por persecución política.
Si uno de los precandidatos de Morena tuviera en la cárcel a una hermana por secuestro esto sería motivo suficiente para que los ventilaran en todos los foros internacionales y habría una iniciativa de ley que prohibiera a los militantes de los partidos concursar por una candidatura si tienen familiares, en primer o segundo grados, purgando una condena por delitos graves.
Un ejemplo claro de lo anterior es que del delito cometido por el hijo del presidente de Colombia, Gustavo Petro, llamado Nicolás, se orquesta un esquema mediático para tratar de comprobar que la gente de izquierda es corrupta. La difusión de videos sobre el tema en México hacen paralelismo con los hijos de López Obrador inexplicablemente, buscando la paja en el ojo ajeno sin ver la viga en el propio.
Este doble discurso de la derecha en general y de la mexicana en especial, es conocida por los organismos internacionales de derechos humanos, de ellos dependerá la posición que tome la CIDH, porque no es lo mismo que la OEA o la OCDE, o la ONU, sino defensores de los derechos humanos de la humanidad, y así deben expresar su postura públicamente.
Los propios panistas saben que no hay persecución y que hay delitos que perseguir no sólo a Xóchitl sino a una larga lista de panistas como Jorge Romero, Cabeza de Vaca, Ricardo Anaya, Santiago Taboada, Mauricio Tabe, Christian Von Roerich, etc.
Hay quienes aseguran que Genaro García Luna no es panista; lo que deben aclarar es que Xóchitl es tan panista como García Luna, ambos carecen de credencial de ese partido, no son militantes oficialmente pero sus actividades se realizaron en gobiernos panistas. Si le buscamos hay más semejanzas que seguramente advertirá la CIDH antes de emitir un juicio o, por lo menos, un comentario sobre el supuesto acoso contra la no panista.
La demanda del PAN contra el Presidente debe tomarse en su exacta dimensión dentro de un tiempo electoral con todas sus agravantes y particularidades. La derecha espera la incorporación de la CIDH a sus filas, el PAN también.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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