Desde una perspectiva corta de miras, sin fondo, incluso humilde, podría afirmarse que la sacrosanta alianza, que se sacrifica en pos de salvar México de las manos de la tiranía no tiránica de una dictadura que se niega a reprimir a propios y extraños, sufrió una terrible derrota a manos de la CuatroTe en las pasadas elecciones en el Estado de México. Insisto, desde una perspectiva que se antoja humilde, podría pensarse que fue así, que llegar a este punto perdiendo –en cinco años– 23 estados, y coronarlo con la pérdida del estado que más electores tiene en el país, es una derrota de la cual no podrán recuperarse y que pone la estocada final a su noble misión de luchar por los privilegios de la clase privilegiada.
Sin embargo, cuando se ve la imagen completa, cuando se entiende que basta dar rienda suelta a la imaginación para habitar el mundo que uno desea habitar, nos damos cuenta de que aplicando una simple regla de tres y jugando con más de una variante, inversamente proporcional a lo que mejor nos venga en gana, a Morena le costó tanto trabajo ganar en el Estado de México –para llegar a esta conclusión es necesario sumar los votos del proceso electoral de Coahuila que si bien no tienen nada que ver con los del Estado de México, permiten construir esa narrativa donde la oposición puede dormir como un lirón– que prácticamente perdió. Y si Morena perdió, significa (pésele a quien le pese) que la alianza opositora ganó, incluso si en esa victoria el PRD perdió su registro y si a pesar de la derrota la próxima gobernadora del Estado de México será Delfina y no Valiente.
Morena perdió porque el total de votos que obtuvo en las dos entidades apenas fue superior a los de la alianza de Don Claudio X, marqués del papel de baño, sólo 1.5 puntos porcentuales superior. Realidad de un universo paralelo en el que si consideramos que si el 17% de los votos que Delfina recibió en el Estado de México corresponde al Verde y al Partido del Trabajo, Morena simplemente no tuvo suficientes votos para ganar la elección. En otras palabras, Morena perdió y está derrota resulta directamente proporcional a la derrota que sufrirá –si no es que ya sufrió– en 2024. La oposición se queda corta y demuestra su infinita bondad cuando afirma que ¡Sí hay tiro en 2024! Falso. No hay tiro, la oposición ya ganó la presidencia, que digo la presidencia, la oposición ya está gobernando México y lo hará de forma interrumpida por el resto de nuestra historia.
No dudo que habrá quienes intenten demostrar que no encuentran lógica en la falla del argumento opositor. No me sorprende, el entendimiento de elementos complejos es propio de mentes complejas, no de sujetos que anteponen sus necesidades a la agenda política nacional. Sin embargo, a todos ellos los invito a considerar que si consideramos que votante no es aquel que vota, sino aquel que vota de forma inteligente, como bien dice la siempre elegante y nunca monstruosa Kenia López de quienes salieron a votar por PRI, PAN y PRD, ese “electorado inteligente” que es el único electorado que existe y que en su calidad exclusiva se distingue de esa “base de apoyo clientelar”, como denomina la siempre calmada y nada histérica Lilly Téllez a quienes votaron por Morena, esos “malviviente corruptos que venden su voto por tortillas”, como se refiere al electorado que apoya a la CuatroTe buena parte de la realeza tuitera, entenderemos que no hay forma que los rescatadores de los privilegiados y el libre derecho a pagar a meses sin intereses, puedan perder las elecciones futuras: solo sus votos son votos, lo demás es clientelismos ideologizado.
Por si lo anterior les sigue pareciendo poco, no se debe olvidar, como no permiten que lo olvidemos esos grandes lideres, esos espíritus elevados materializados en forma humana en Marko Cortés, Alejandro Moreno y Jesús Zambrano, que poco más de la mitad de la población se quedó sin ir a votar. Que, sin duda alguna, todos aquellos que no votaron hubieran votado por la candidata Valiente ¿Por quién más? El abstencionista es gente de bien, gente decente que, no estando dispuesta a entregar su voto a la maquinaria clientelar comunista, decide quedarse en casa y resguardar su libertad desde la seguridad de su sofá. Siendo así, habría que contabilizar los no votos de quienes no votaron como votos a favor de los esbirros de Claudio X, y hacerlo no solo en el Estado de México sino de una vez darle esos votos a la alianza opositora para 2024 ¿Ya se dieron cuenta? La fuerza de la oposición es tal que ya ganaron la presidencia y todavía no son las elecciones. México será salvado de las manos salvajes de los mexicanos. Y por favor, no me salgan con que el Estado de México siempre ha tenido un porcentaje alto de abstencionismo ¿Eso qué? Ese no es el tema, el tema es que un voto no emitido en las urnas es un voto a favor de la sacrosanta, trigarante, unión en defensa de los derechos de la clase privilegiada.
Entrados en gastos
Cuando Zambrano, líder de ese heroico remedo de remedo de partido otrora conocido como PRD, declaró triunfante que no perdieron por “un numero de dos dígitos”, que simplemente perdieron por ocho puntos y que eso es igual a haber ganado, lo que estaba diciendo es que si piensan un número, le suman 5, multiplican el resultado por 2, a lo que quedó le restan 4, el resultado lo dividen entre 2, y a lo que quedó le réstan el número que pensaron, el resultado será el triunfo de la alianza en 2024 y la tranquilidad de la clase privilegiada y de todos aquellos que disfrutan defendiendo a quienes se dedican a oprimirlos.
- Carlos Bortoni es escritor. Su última novela es Dar las gracias no es suficiente.
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