A escasos días de que acabe la era del priísmo en el Estado de México y su casi extinción en el país, comienzan a saltar una serie de dudas que deberían de preocupar a López Obrador: ¿Qué será de la entidad si el cacicazgo tiene como rehén a la Maestra Delfina Gómez?
No se trata de una preocupación menor pues para nadie es un secreto que los dueños de MORENA en la entidad, tomarán las riendas en la conformación de lo que será el gabinete y, sobre todo, de los destinos de la entidad mexiquense que probablemente se enfrentará a una nueva era más cercana a un neo priísmo que a lo que se supone debería ser la Cuarta Transformación.
Tampoco se trata de minimizar el carácter de la Maestra Delfina o sus capacidades y mucho menos de colocarla como apéndice de los Tlatoanis androcentristas del grupo Texcoco, sino de centrar el análisis en el problema que se avecina en MORENA y sus partidos aliados, así como las consecuencias negativas que se pueden presentar en la población. Y es que el problema del morenismo y sus seguidores es pensar que las siglas son sinónimo de buen gobierno lo que dista mucho de la realidad, baste echar un vistazo en muchos de los municipios donde gobierna ese partido para que se disipen dudas si es que alguien las tiene.
No se puede generalizar por supuesto, hay excelentes alcaldes pero al menos en el caso del Estado de México, los emanados de MORENA se encuentran entre los peor evaluados por parte de la ciudadanía como es el caso de Ecatepec, Chimalhuacán, Chalco e Ixtapaluca. Bueno, hasta en el municipio de Texcoco la ciudadanía evalúa con menos del 50% de aprobación a la alcalde morenista y conste que de ahí es la candidata guinda. A todas luces el ejercicio de gobierno morenista en esas demarcaciones deja mucho que desear, salvo el presidente municipal de Nezahualcóyotl, pero cómo reza el clásico: “una golondrina no hace verano”Así que estamos frente a lo bueno, lo malo y lo peor, lo bueno el adiós del PRI, lo malo, la asunción de nuevos cacicazgos bajo las siglas de MORENA y lo peor, el futuro que se avecina para la entidad más poblada de la nación.
Sin embargo, queda algo de esperanza ante ese panorama, sobre todo si la Maestra es capaz de poner un freno prudente a la tendencia manipuladora de las dos corrientes que integran la banda de los “H” (Higino y Horacio) y más aún si es capaz de construir desde ya, una nueva tendencia en la que se priorice primeramente a la ciudadanía y a la militancia. Aunado a lo anterior, Delfina Gómez está ante la posibilidad de generar nuevas alianzas con otras fuerzas, tanto políticas como de la sociedad civil organizada que pueden convertirse en un factor de equilibrio frente a la banda de los “H”.
Eso es en el EDOMEX, en Coahuila está igual de complicado el asunto, aunque en ese caso, todo indica que se va a perder la elección gracias a la mezcla de tres factores: la impericia de Mario Delgado, la pésima candidatura de Guadiana y la ambición del ex subsecretario Ricardo Mejía a la que se suma la eterna práctica del PT de rascarle de dónde se pueda para arañar el registro aunque eso signifique traicionar el proyecto de nación que tanto pregonan y que según los identifica con Andrés Manuel.
Por esa razón lo de Coahuila debería ser un verdadero llamado de atención para MORENA, y, quizá, una buena oportunidad para sacudirse la parasitaria presencia petista. Cabría aquí la pregunta: ¿Qué será del PT si en el 2024 no logra ir en alianza con MORENA?. Así que el petismo (ya sea el de Anaya o el de Óscar González), debería estar más que preocupado pues si nos acercamos a esa posibilidad, es muy probable que comparta la realidad que atraviesa el perredismo y que los coloca al borde de la pérdida del registro, ya ven que en términos reales, la presencia del Partido del Trabajo en casi todo el país es meramente testimonial.
En fin, tanto el EDOMEX como Coahuila son motivo de análisis y de reflexión que forzosamente deberían acompañarse de la autocrítica, y, aunque parece ingenuo creer que puede llegar a configurarse ese ejercicio, siempre quedará abierta la esperanza para los que creemos que se puede impulsar desde abajo, desde la militancia.
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