Enfermó Andrés Manuel y como en otras ocasiones, más tardó en saberse de lo que tardó la oposición en zopilotear en las redes sociales especulando con la salud del presidente. ¡Caray! La distorsión de la información, así como el odio de muchos políticos y comunicadores hacia AMLO ya alcanzó los niveles que fuimos pronosticando desde hace poco más de un año.
Pero pese a las mentiras que se fueron generando desde las redes sociales, reapareció Andrés, primero en un video y posteriormente en su conferencia matutina para mofarse de aquellos que sostenían que había tenido hasta un evento cardiovascular. Fiel a su estilo, agradeció las muestras de apoyo durante su ausencia, a la vez que aprovechó para burlarse del dichoso “vaguido” que sufrió en Yucatán durante una gira de trabajo. Lo cierto es que, a pesar del semblante cansado que nadie podría negar, reapareció y retomó sus actividades para frustración de sus detractores que una vez más dieron cuenta que existe AMLO para rato.
Sin embargo, hay varias cosas que analizar respecto a las actividades que le restan a López Obrador en este sexenio y que no son un tema menor, especialmente porque el ejercicio de gobierno entra a la recta final que habrá de estar acompañada de la carrera por la sucesión y, en la que, sin duda, el presidente habrá de jugar un papel preponderante. No en razón de erigirse como el principal encuestado del proceso interno, sino porque sabe de sobra que los avances en el gobierno se encuentran en una fase incipiente que requiere de consolidarse y sólo podría garantizarse si el sucesor cuenta con la suficiente legitimidad para encausarlos. Así que menudo trabajo tendrá AMLO en esta etapa y no por nada se reunió con los principales contendientes a sucederlo, aunque Monreal sea de chocolate.
El tema de fondo y que realmente preocupa es la pugna que viene acrecentándose entre Sheinbaum y Ebrard cuyos equipos andan que se les cuecen las habas por acelerar la guerra de descalificaciones, sin embargo, parece ser que nadie les ha alertado sobre la posibilidad de que Andrés dé un manotazo en la mesa con tal de poner orden. Y no, no se trata de que busque en particular beneficiar a algún favorito (que sin duda lo tiene) sino de advertir una vez más que lo se busca, es mantener la presidencia en aras del proyecto de la Cuarta Transformación, misma que pudiera enfrentarse a un inminente peligro si se permite que la ruptura o la división se imponga tras los resultados de la encuesta cada vez más próxima. En este sentido, es claro que la apuesta de Monreal terminará por aferrarlo a la jefatura de gobierno de la CDMX donde por cierto, no aparece un solo candidato natural por ningún lado, pero ese escenario se encuentra lejísimos porque las tribus morenistas capitalinas, es más fácil que cierren filas a que dejen pasar al zacatecano. Y Dios nos libre de tener al aliado número uno de Sandra Cuevas como Jefe de Gobierno. Por otro lado, el propio Andrés sabe perfectamente qué representa tanto la jefa de gobierno como el canciller, ambos se conducen con lealtad al presidente y, como quiera que sea, ya sea por interés o por simpatía, gozan de respaldo de una buena parte del morenismo y de la ciudadanía. No obstante, eso no pareciera ser suficiente como para mantener el rumbo marcado por Andrés Manuel.
El otro caso y que resulta bastante interesante es el de Adán Augusto López Hernández, no sólo por la actuación como secretario de gobernación, sino porque el crecimiento que ha tenido en las encuestas es inmejorable. No parece ser producto de la casualidad, si se analiza desde un punto de vista objetivo, el tabasqueño ha construido una red de simpatizantes que ven con buenos ojos su posible candidatura. La clave de tal ascenso pareciera estar en que, a diferencia de Claudia o Marcelo, no tiene precisamente un grupo al interior de MORENA de los que suelen mantener secuestrado el partido, lo que le otorga una ventaja dado que, por más que lo nieguen en MORENA, la auténtica militancia (que no se siente representada por los viejos liderazgos), pudiera encontrar voz en el proyecto de Adán. Como quiera que sea, el tiempo se va acabando y Adán Augusto acorta la distancia respecto a los punteros.
En lo personal sigo creyendo que, con todo y los errores, se avanza en un proceso de transformación en este gobierno, para muestra el comportamiento de los poderes fácticos y de la oposición, pero mantener el rumbo requiere de un liderazgo capaz de mediar entre todas las fuerzas, pero este liderazgo no sólo ocupa de la lealtad sino de la capacidad y sobre todo de firmeza para defender el multicitado proyecto. Hoy Adán es una muestra clara de esas cualidades, la pregunta es: ¿le alcanzará el tiempo? Cada vez somos más los que pensamos que sí.
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