Este jueves, los franceses salieron por undécima vez a las calles a protestar contra la reforma de las pensiones del presidente Emmanuel Macron.
“Tenemos la impresión de que estamos frente a un gobierno sordo (…), de que a Emmanuel Macron no le interesa en absoluto lo que pasa en su propio país”, dijo a la agencia de noticias AFP Elise Bouillon, una estudiante de Urbanismo, quien protestó en París contra una reforma “injusta y brutal”.
Los sindicatos, que han convocado la que es la undécima jornada de protestas desde enero, cifran la asistencia en la capital en 400.000 personas.
En París, los enfrentamientos han estallado junto a ‘La rotonde’, un local bien conocido en Francia por acoger una cena de celebración de Macron cuando lideró la primera ronda de las elecciones presidenciales de 2017. El toldo del establecimiento ha ardido unos instantes mientras los manifestantes arrojaban piedras, botellas y pintura a la policía.
Las concentraciones y huelgas, que han aglutinado una ira generalizada contra Macron, se han organizado en distintos puntos del país. En Rennes, donde los agentes han utilizado gases lacrimógenos contra algunos de los asistentes, que les lanzaron proyectiles y prendieron fuego a contenedores, los manifestantes han coreado- cánticos como “¡Huelga, bloqueo, Macron fuera!”.
Mientras tanto, se aguarda la decisión del Consejo Constitucional, órgano de interpretación de la Carta Magna francesa, que el 14 de abril deberá validar o no la ley tras su aprobación el pasado 16 de marzo sin el voto del Parlamento.
Por el momento, el Gobierno se ha mostrado inflexible respecto al mantenimiento de un texto que tiene por eje central el retraso de la edad mínima de jubilación de los 62 a los 64 años.
Los sondeos muestran que una amplia mayoría de franceses se opone a la ley de pensiones y a la decisión del Gobierno de aprobarla, saltándose la votación en el Congreso.
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