No es difícil imaginarse que la reciente escaramuza que propiciaron los tres personajes más encumbrados en el organismo federal electoral, mejor conocido como el INE, el consejero presidente Lorenzo Córdova, su mano derecha Edmundo Jacobo Molina (alias Porfirito) y el consejero más cercano a los dos anteriores, me refiero al aún consejero Ciro Murayama que han dedicado los últimos años a un activismo político muy visible, estridente y por supuesto ilegal que pronto capitalizaran para sus mezquinos intereses que corren cerca de los intereses del conservadurismo mexicano.
No es gratuito que estos personajes se hayan descarado abiertamente en sus simpatías políticas y que desde los puestos clave del organismo que debe garantizar la equidad y legalidad de las contiendas electorales hayan tornado sus encargos pagados por dinero del pueblo como los principales antagonistas al gobierno legítimamente constituido en 2018, pues es evidente el desparpajo con el que han inclinado la balanza hacia la derecha y de manera cínica han instigado protestas contrarias al régimen por el que se decanta más del 60 por ciento de la población del país y que actualmente se encuentra en el ejercicio del poder.
Han retado abiertamente al presidente Andrés Manuel López Obrador, pues saben que cuentan aún con el control absoluto de los 2 tribunales que representan el Poder Judicial Federal desde donde día con día siguen demostrando que mientras sus esbirros sean los titulares de esos órganos jurisdiccionales la impunidad está garantizada para que continúen haciendo y deshaciendo conductas que a su antojo les otorguen la continuación de sus proyectos ajenos al interés general.
Es evidente que lo hecho hasta ahora por los personajes mencionados y su retadora, cínica e ilegal manera de proceder los deja con significativas posibilidades de ser considerados cuadros políticos de su movimiento “fiusha” por los dueños del dinero, los adversarios políticos de la cuarta transformación que en el desesperado punto en el que se encuentran no tienen más candidatos viables a competirle a los de la ola guinda pues eso se infiere de la reciente renuncia anunciada de Edmundo Jacobo, el aún secretario ejecutivo que luchó con uñas y dientes por conservar su jugoso puesto en el Instituto Nacional Electoral para seguir desde ahí desfalcando el presupuesto público.
Sin embargo, es muy probable que haya recibido una orden de última hora por parte de sus patrocinadores “X” para cambiar la estrategia y hacerse con la información privilegiada que posee sobre el teje y maneje del Instituto para su aprovechamiento y sean utilizados en beneficio de las marcas partidarias que conforman el bloque opositor. Incluso es muy viable que el racista y clasista Córdova Vianello, lejos de irse al cubículo que aún posee por sus padrinazgos en la UNAM, más bien se vuelva una de las figuras protagonistas en el 24 siendo lanzado como una opción con el mote de ciudadana y que sería por quien apostaría competir la oposición pues es bien sabido que la implosión al interior del PRI y del PAN les ha dejado poco capital político.
La reciente visita a la golpista y marioneta de los Estados Unidos, la Organización de Estados Americanos (OEA) por parte del clasista Lorenzo Córdova con el impresentable Luis Almagro, quien bien sabemos es un furibundo opositor a los gobiernos progresistas de la región no fue solo turismo político como lo dijo el presidente Andrés Manuel López Obrador y más bien fue hacerse promoción pre electoral con dinero de los mexicanos.
Esperemos entonces porque este periodo electoral del año que transcurre para Coahuila y el Estado de México nos dejarán varias señales que tenemos que considerar para la batalla madre en el 2024.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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