De acuerdo con entrevistas realizadas por La Jornada, científicos y granjeros en Estados Unidos mostraron su apoyo sobre la decisión de México para no usar maíz genéticamente modificado para alimentación humana, así como el hecho de no utilizar glifosato como herbicida para el cultivo del grano.
Los datos mostrados informaron que los empresarios opinan que “al cliente lo que pida”, por lo que México puede pedir lo que desea; así lo dijo Lynn Clarkson, ejecutivo en jefe de la empresa Clarkson Grain, una pequeña empresa productora de maíz y soya orgánicos.
“Estados Unidos puede proveer a México todo el maíz blanco no transgénico que necesite, aunque para ampliar las exportaciones requiere un plazo de 18 meses de adelanto para hacer el pedido de semillas y cultivar ese maíz” dijo el productor.
Lynn Clarkson reiteró que es “absolutamente raro que una nación que dice ser capitalista esté negando al cliente lo que desea”. Agrega que no soy misionero de los productos genéticamente modificados o no modificados. “Soy misionero de darle al cliente lo que quiere”.
Por su parte, el asesor de políticas científicas en el Centro por la Seguridad Alimenticia, Bill Freese, indicó que “es escandaloso que Estados Unidos esté intentando obligar a México a aceptar el maíz transgénico con residuo del glifosato”, comentó en entrevista.
Asimismo, cree que México le está haciendo un favor al mundo al elevar las preocupaciones sobre el maíz transgénico.
“México es un país soberano que debe decidir qué importar o no. Está claro que el glifosato es un cancerígeno conocido”, expresa.
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