El pasado domingo terminaron las precampañas en el Estado de México para elegir gobernador y los partidos políticos enfilan sus baterías para iniciar la campaña oficial en marzo próximo, con una clara ventaja de MORENA sobre su principal competidora Alejandra del Moral, la priísta que tiene una encomienda por demás difícil.
Y es que el panorama luce desolador para el PRI a nivel nacional, dado que existe la posibilidad real de perder en Coahuila y el EDOMEX, aunque para el primer caso, la elección pudiera cerrarse, al grado de mantenerse para ese partido político y no, no es precisamente cierto, como dicen algunos analistas, que se deba a un buen gobierno por parte de Miguel Riquelme, sino a la división del morenismo causada entre otras, por la postulación de Ricardo Mejía por el Partido del Trabajo. Aquí habría que hacer un ejercicio de autocrítica que mucho molesta a Mario Delgado, pues la manera desatinada en la que conduce a MORENA, no hace más que beneficiar al PRI. Pero en el Estado de México es otro cantar, en tanto que las encuestas, hasta las más conservadoras, otorgan una ventaja significativa a Delfina Gómez.
Este domingo constatamos algo por demás claro: la evidente fuerza estructural que aún mantiene el PRI en la entidad mexiquense y que no es tema menor. Incluso se debe reconocer la capacidad de movilización (entiéndase acarreo) que ha caracterizado al tricolor desde siempre. Sin embargo, para realizar un análisis correcto sobre las tendencias del electorado en el EDOMEX, no basta con hacerlo de manera superficial, tampoco bajo la óptica de uno u otro bando. Se requiere comprender el contexto político actual, así como los factores internos y externos que habrán de incidir en el comportamiento del electorado.
Más allá de las dirigencias existen dos factores clave: la verdadera militancia y los simpatizantes de ambos bandos, pues mientras que la militancia priísta muestra su hartazgo y distanciamiento de los principales liderazgos, las cúpulas exhiben sus oídos sordos hacia las bases. En la contraparte, MORENA padece el mareo del tabique, pues la soberbia y la creencia de tener asegurada la victoria, genera un divorcio entre la dirección morenista y las bases militantes que aspiran a terminar con el régimen priísta. Lo cierto es que esta práctica común en los partidos no es algo nuevo, no obstante, aunque existe la inconformidad, al menos en el caso de MORENA, no pone en riesgo el resultado, pero algo peor: pone en riesgo el proyecto que pregona la Cuarta Transformación.
Hemos señalado en varias ocasiones el por qué de la importancia de la elección en el EDOMEX (el gran número de electores, ser la entidad más poblada, etc.) pero además, la cantidad de votos que aporta para la elección presidencial. A esto habría que agregarle un elemento por demás significativo: después de un largo transitar hegemónico gobernando este país, terminaría por acabarse la era del PRI para pasar posiblemente a no gobernar una sola entidad, lo que haría muy difícil garantizar su permanencia en la palestra política como se le conoció durante muchos años a ese partido, pues la fuerza del PAN le es innegablemente superior como partido opositor.
El caso es que esa posibilidad lo debilitaría a tal grado, que no le quedaría más remedio que sujetarse a las condiciones del blanquiazul como le sucede ahora al cada vez más denigrado PRD, lo que en consecuencia provocará toda una revuelta entre los principales dirigentes del PRI al grito de ¡sálvese quien pueda!
Verdaderamente estamos frente al adiós del PRI, al menos en su bastión emblemático, por lo tanto no será difícil observar toda una pasarela de artimañas a las que habrán de recurrir por mantener el Estado y estás van desde las ya conocidas como el acarreo, la coacción del voto, el famoso carrusel y la más gustada por el tricolor llamada mapache. Por cierto, en esta elección como ya sucedió en 2018, los mapaches electorales estarán frente a una encrucijada: utilizar el dinero para operar los esquemas de coacción y compra de voto o quedarse con el recurso, y, tratándose de dinero, la tendencia es más que previsible
Finalmente, no hay que descartar la evidente intromisión del INE de Lorenzo Córdova y Ciro Murayama, quienes se han convertido en verdaderos operadores político-electorales de la oposición sin recato alguno, así que veremos de aquí, a pasada la elección, toda una operación como no se ha visto antes en la que el INE y los tribunales electorales, también jugarán un papel importante.
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