La reforma constitucional de 2011 que cambió para siempre la manera en que se concebía en México el aspecto garantista de la Constitución que dotaba al ciudadano de un marco legal para la protección de sus más elementales derechos. Agendas internacionales con predominante dominio económico y hegemónico de los vecinos más poderosos impusieron el tema de los derechos humanos en la visión jurídica.
Veamos: La norma fundamental de nuestro país desde que éste adoptara la forma de gobierno que conocemos es la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, y ésta era la Ley suprema de toda la Unión, de Estados libres y soberanos que conforman el Estado Mexicano, todas las leyes debían estar supeditadas al texto constitucional, sin embargo, para 2011 al integrar mediante la reforma aludida en el artículo primero y capítulo primero de nuestra Carta Magna que además de la Constitución, serían también los tratados internacionales de los que el Estado mexicano fuera parte la ley suprema, se vio ampliado e incluso algunos dicen supeditadas las normas nacionales a este tipo de tratados que siendo vinculantes constriñen a todas las autoridades mexicanas a su aplicación con el pesado argumento que se trata de respeto a los derechos humanos.
En ese sentido cobra relevancia el hecho que la tendencia en América Latina sea ir cada vez mas cercenando soberanías nacionales con el falso discurso de la protección de derechos humanos, es el caso de la reciente sentencia que fue pronunciada en la CIDH (Corte Interamericana de Derechos Humanos), uno de estos organismos internacionales con respecto a la prisión preventiva al considerarla violatoria de estos derechos; sin embargo sabemos que este tipo de resoluciones causarán beneficios indebidos a consumados criminales sobre todo de cuello blanco o aquellos que cuentan con los recursos suficientes para excarcelarse.
Una de las narrativas más perversas que se han ceñido sobre muchos de los gobiernos que se rehusan a ser colonias norteamericanas y que pugnan dignamente por el respeto a sus soberanías es que son violadoras de derechos humanos y supuestas dictaduras en donde vivir con libertad es una imposibilidad.
Supuestos gobiernos que se auto erigen en los vigilantes de esa “legalidad” y los policías de los derechos humanos son los principales violadores de estos, ahí está el ejemplo de los Estados Unidos de América sistemáticamente condenando a muerte a delincuentes y avasallando inmigrantes a diario disolviendo familias enteras por el simple “delito” de aspirar a una vida mejor. O qué decir de Canadá donde al igual que en los vecinos gobernados por Biden todos los días se sobre explota la mano de obra de migrantes que van a mejorar sus ingresos.
Pero resalta que estos gobiernos se quieran imponer mediante sentencias a modo y afines a sus intereses económicos para mantener en America Latina una supeditación legal de cualquier legislación nacional con el afán de que sus prebendas no sean trastocadas.
Vimos como un arrogante Justin Trudeau llegó hace unas semanas a México a defender intereses empresariales de personas colectivas que muchas veces lo único que han hecho es sobre explotación de recursos naturales de territorios que asumen como suyos.
En ese sentido no debemos caer en la trampa del cacareado proteccionismo a derechos humanos porque ello es la fachada corrupta al entramado complejo que les sirve de pretexto para saquear naciones más desfavorecidas.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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