Hace unos días fue publicado el Índice de Democracia Global 2022 (Democracy Index) donde México cayó en ese ranking tres lugares, pasando del sitio 86 al 89 (de un total de 167 naciones analizadas). Dicho documento es elaborado por la revista británica especializada en materia económica y política “The Economist”, misma que se ha jactado por sus ataques al gobierno federal de la Cuarta Transformación. Profundizaremos en ello durante las siguientes líneas.
Quitar las máscaras
La revista The Economist fue fundada en 1843 por un fabricante de sombreros de nombre James Wilson para oponerse a una nueva legislación proteccionista sobre el trigo (las corn laws) y para hacer apología sobre el liberalismo. En esa época, se trataba de defender los intereses de los manufactureros de Manchester contra impuestos aduaneros instaurados por el parlamento tras el derrumbe del precio de los cereales en 1815. Unos años después en 1846 una contraofensiva condujo a la anulación de las leyes plasmando la primera victoria de Wilson y de la revista que ayudaría a consolidarla como referente de análisis económico.
A través del tiempo se irá desarrollando a la par de los cambios políticos y estableciendo alianzas con quienes deba hacerlo. Su adaptación la llevó a comprar el periódico estadounidense Journal of Commerce, la agencia TVC Group y la firma de inteligencia mercantil Clearstate. Esa expansión fue fortalecida con su irrupción en los medios digitales que llevaron a que fuera un verdadero boom.
Actualmente, la editorial está en gran proporción en manos de The Financial Times Limited (la sociedad editora del diario británico Financial Times, una filial del grupo Pearson PLC), el resto de las acciones se encuentra en propiedad de algunas de las familias más ricas del mundo, los Agnelli, Cadbury, Rothschild y Schroder.
Además de ser impulsada por la minoría rapaz del mundo, también cuenta con el segmento de lectores más rico de la prensa estadounidense y de otros lugares del planeta. Obviamente es leída además por muchas personas aspiracionistas que esperan ilusoriamente algún día ser así de ricos.
En concordancia con sus intereses de clase adinerada sus opiniones más recientes han apuntado a apoyar toda la agenda del gobierno estadounidense principalmente. Lo cual se refleja en aplaudir y alentar las invasiones a Afganistán, Irak, Siria, Libia, atacar a gobiernos progresistas de Latinoamérica y un largo etcétera. Además de hacer su apología al liberalismo y ataque frontal a todo lo que huela a Estado o políticas públicas. Todo ello, desde el anonimato pues sus publicaciones no suelen ir firmadas.
Ataque frontal
En ese sentido, uno de sus más recientes blancos de ataque ha sido el gobierno que encabeza Andrés Manuel López Obrador en México. Sin importarles mucho el principio de autodeterminación de los pueblos, trataron de intervenir en la política de nuestro país al publicar un ejemplar donde invitaban a la población mexicana –unos días antes de las elecciones intermedias de 2021- a votar contra el MORENA.
En dicho documento se refieren a AMLO como un falso Mesías, un peligro para la democracia, una persona que divide a los mexicanos, una criatura extraña y como una burla al Estado de derecho, además de mencionar que estamos en un proceso híbrido (democracia y autoritarismo) que va en camino a ser dictadura.
No contentos con ese documento, unos meses después vuelven al ataque ahora a mencionar que AMLO es como Cantinflas al hablar de la consulta popular para enjuiciar a los expresidentes del país por sus crímenes. Obviamente, utiliza el personaje de Mario Moreno como un insulto a nuestro presidente con el fin de ridiculizar el ejercicio de política popular que fue dicha consulta.
Defender el proyecto
Iniciamos el documento hablando del Índice de Democracia Global donde México cayó tres lugares más en 2022, pero haciendo a un lado el sesgo de extrema derecha que tiene The Economist para medir y publicar eso, tan solo bastaría saber que según el mismo índice nuestro país obtuvo su mejor calificación en 2011 con 6.93 de calificación. Sí, no es broma, en el año más violento del gobierno de Felipe Calderón, justo cuando la violencia llegó a su tope, ahí es cuando éramos una mejor democracia, así de ridículo es el semanario británico.
Y es que hay que tenerlo claro, ese gobierno sangriento es lo que para las élites es un gobierno democrático y al que ellos aspiran se tenga, uno donde no se toquen sus privilegios de clase. Hay que decirlo claro, les molesta que México interponga primero el beneficio de los más pobres sobre el de los más ricos, les irrita que tengamos una política energética con miras a la soberanía, que exista mayor intervención del Estado en política pública, que se profundice la democracia popular y no la corrupción del INE. En fin, aborrecen que se avance en un gobierno del pueblo, lo sentimos pero no nos vamos a detener. Sus mentiras y ataques no pasarán.
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