El sabotaje es el penúltimo peldaño hacia lo más bajo en que está cayendo la inescrupulosa reacción mexicana en aras de descarrilar la transformación de México a cualquier precio. El último peldaño ya significaría declararse en contra del Estado de derecho, paradójicamente el mismo que usaron como parapeto y blandieron como dogma los años que abusaron del poder.
El sabotaje es el daño o destrucción que se hace intencionadamente y de manera maliciosa en un servicio, una instalación, un proceso, etc., como forma de lucha o protesta contra el organismo que los dirige o bien como método para beneficiar a una persona o grupo que es contrario a dicho organismo, en este caso el Estado mexicano y el proyecto transformador. El delito de sabotaje está asentado en el artículo 363 del Código Penal de la Ciudad de México, el cual contempla el mismo como una causal de sanción con hasta 15 años de cárcel, así como la suspensión de los derechos políticos de uno a siete años.
En el actual momento histórico de cambios profundos que vive nuestro país, los reaccionarios buscan beneficiarse políticamente a costa de consumar tragedias del pueblo, en una estrategia que termina por evidenciar la vileza de quienes mal gobernaron México durante el neoliberalismo.
El accidente de la Línea 3 del Metro de la CDMX del sábado 7 de enero de 2023 donde lamentablemente perdió la vida una joven estudiante y hubo 106 heridos, aunado a otros incidentes y accidentes que han ocurrido en el Metro en el actual sexenio, han abierto -en el marco de las investigaciones pertinentes-, la posibilidad de que estén originadas por lamentables actos de sabotaje. Esto derivado de hechos como que las cajas negras de los trenes siniestrados el 7 de enero fueron retiradas intencionalmente; asimismo se han verificado nuevos incendios, y el 12 de enero una mujer fue detenida por arrojar aspas de fierro de una lavadora hacia las vías del STC-Metro.
Algunos grupos y actores políticos del viejo régimen anclados en el conservadurismo han festinado sin tapujos los acontecimientos recientes en el Metro, en una lastimosa manera de sacar raja política, estuvieron ávidos de que los gobiernos de la transformación no ofrecieran resultados, tanto en el país como en la capital, pero como la Cuarta Transformación ha sido exitosa en el cumplimiento de compromisos a favor del pueblo, que mantiene un respaldo mayor al 70% en aprobación al gobierno en movimiento que encabeza Andrés Manuel López Obrador, ahora la derecha ha pasado de convalidar la infodemia y el sabotaje mediático sin fin, a solapar acciones sin escrúpulos de verdadero sabotaje, acciones que de ninguna manera se pueden politizar sino investigar, y de comprobarse como sabotaje debe darse con los responsables.
En las teorías del golpe blando, los medios convencionales y cómplices de la mafia del poder, se erigen en juzgados y ministerios públicos, para de inmediato señalar como culpables a los gobiernos transformadores, en la vieja idea de golpetear y socavar la legitimidad de las decisiones que han puesto fin a privilegios de grupos; después, cuando se investigan los hechos concretos y se muestra el verdadero trasfondo o contexto de las cosas, los medios convencionales nunca reculan o reconocen que sus hipótesis lanzadas al vuelo de su ira política, estaban equivocadas, pues parten de la premisa de calumniar para tiznar.
El pueblo de México está cada vez más despierto, es quizá el logro más importante del sexenio: la revolución de las conciencias. Lo que se ve si se juzga, ya no somos una sociedad teledirigida, sino una sociedad que busca información veraz, el contexto de los hechos, y sabe guardar prudencia ante el alarmismo y el amarillismo. Han sido décadas de sabotaje mediático contra la verdad, pero ahora cada militante es un medio de comunicación; el periodismo crítico e independiente se ha extendido cada vez más, y son todos esos trabajadores de la comunicación y periodistas de pie que buscan la verdad para difundirla y refutar las falsas noticias, los verdaderos héroes anónimos de un país en transformación.
Es importante guardar la calma, las autoridades seguramente harán su labor y en el caso del Metro van a desahogar las indagatorias hasta hallar los responsables de cada caso. No se debe difundir la histeria que busca sembrar la derecha en la población, y debemos tener la certeza de que se protegerá a la ciudadanía en el Metro y en todos los servicios que se ofrecen en la ciudad y en el país. La provocación y los saboteadores van a fracasar.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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