Como ya he externado en esta misma columna, sé bien que es muy delicado hablar de terrorismo: usar el vocablo es lidiar con una sabandija ponzoñosa y traicionera. Pero también he argumentado que en algunos casos no es prudente alejarse de la palabra y no mentarla, porque proceder así sería dar por perdida una batalla, una batalla semántica relevante. En ciertos casos hay que tomar el toro por los cuernos.
La situación es paradójica: denunciar acciones comunicacionales con propósitos terroristas implica darles resonancia e impulsar su propósito, causar terror, pero, al mismo tiempo, no hacerlo, guardar silencio, es aceptar tácitamente que dichos mensajes son válidos —el que calla otorga—. Escapar de esta paradoja no es fácil, pero es decisivo intentarlo.
La reacción y sus esbirros mediáticos llevan ya varios meses tratando de establecer en el imaginario nacional una narrativa en torno al metro de la Ciudad de México que provoque terror. Desde el colapso en el tramo elevado de la línea 12 ocurrido en mayo de 2021, el conservadurismo no ha dejado de atizar el tema. Y, claro, después del choque de dos trenes en la línea 3 sucedido el sábado pasado la andanada comunicacional se ha intensificado. Dado que es una estrategia propagandística cuyo objetivo es causar terror, sostengo que es una campaña terrorista. Si está montada o no en accidentes —hechos no premeditados— o en actos de sabotaje es otro asunto.
Ayer jueves en Twitter la estrategia terrorista se descaró cuando el conservadurismo lanzó el HT #MetroDeLaMuerte. Cuentas manejadas por personas de carne y hueso, muchos reputados pejefóbicos y famosos odiadores de la 4T, las y los opinócratas que llevan años endiablados y tecleando tonterías desde la rabia, politicastros del prianismo, pero también granjas de bots, la reacción se dio vuelo esparciendo memes, videos reciclados, caricaturas, rumores, mentiras, denuestos, groserías… La intención del HT #MetroDeLaMuerte no es sólo propagar el mensaje de que viajar en metro es muy peligroso, letal.
Además, es obvio un propósito aparejado: arremeter en contra de la jefa de gobierno Claudia Sheinbaum, específicamente damnificar su posible y muy probable candidatura a la Presidencia de la República por parte de Morena. Los HT #ClaudiaRenuncia, #EsClaudiaLaResponsable y #EsClaudiaCorrupta así lo muestran. Incluso hay quienes se animaron a ser más descarados: #ClaudiaEsUnPeligroParaMexico. Quizá sea notorio, pero vale la pena subrayarlo: en este nado sincronizado —#MetroDeLaMuerte— el propósito aparejado —pegarle a Claudia— es el verdadero objetivo. La seguridad de la gente que viajamos en metro les tiene, como siempre, sin ningún cuidado.
Por lo demás, decir que viajar en metro es extremadamente peligroso, mortal, es una tontería tan grande que únicamente puede resultar verosímil para quienes no viajen en metro o sufran de un grado de desinformación casi doloroso o experimenten por antipatía una ofuscación generalizada. Hace unos días, Statistics feed tuiteó: Cows kill more people every year than sharks. Es decir, que resulta mucho más probable que una vaca mate a alguien a que lo haga un tiburón. No indicaron la fuente en la cual basan su afirmación, pero no es necesario, el puro sentido común permite concluir que es así, no sólo porque hay una inmensidad de reses y muy pocos tiburones, sino porque es incomparable la cantidad de seres humanos que conviven cotidianamente con vacas y toros respecto a los que nadan entre peces carnívoros.
Sin conocer las estadísticas correspondientes, también el sentido común permite que cualquier gente medianamente al tanto del mundo en el que vive pueda darse cuenta del tamaño de la estupidez que es llamar “de la muerte” al sistema de transporte colectivo de trenes de la CDMX. Ahora que conociendo algunos números la tarugada puede dimensionarse mejor… A causa del colapso del tramo elevado del metro acaecido en 2021 lamentablemente fallecieron 26 personas, y el saldo letal del accidente del sábado fue de una joven.
Según las estadísticas de accidentes de tránsito terrestre (INEGI), en 2021 en las calles de la Ciudad de México 17 hombres y mujeres murieron por “colisión con objeto fijo”, y 128 personas sufrieron una “colisión con ciclista”, de la cuales 4 fallecieron. De las 858 que tuvieron la mala fortuna de sufrir el mismo percance, pero no con una bicicleta sino con una motocicleta, 28 perdieron la vida. En efecto, las motos son más peligrosas que el metro. Claro, los automóviles son el verdadero peligro: 32 personas fallecieron en choques, y de las 445 personas que fueron atropelladas por un coche, 69 murieron.
El metro sigue siendo el medio de transporte más seguro de la CDMX. La gente lo sabe porque lo vive. Con todo, no deben seguir sucediendo eventos que pongan en riesgo a ningún pasajero. ¿Accidentes, sabotaje? A pregunta directa en la mañanera del jueves 11, la jefa de gobierno contestó: “No quisiera yo ponerle nombre, pero sí son acciones, momentos, hechos atípicos que están ocurriendo en el metro”. Como suele serlo, también el presidente fue muy cauto: “lo que queremos es que no haya sicosis, que encima de todos los problemas cotidianos… tengan la preocupación de algún accidente en el metro y que pueda ser provocado. Vamos a tener vigilancia y si a eso le llaman militarización, o como le llamen, asumimos la responsabilidad, porque vale más prevenir que lamentar. Entonces, vamos a cuidar al pueblo en el metro”. Bien: que no haya sicosis, no hay que hacerle el caldo gordo a la campaña de miedo. El terrorismo facho seguirá siendo estéril.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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