Marx decía que las ideas dominantes en la sociedad son las ideas de la clase opresora que se imponen a través de la Iglesia, la Escuela y los medios de comunicación, entre otros. En la sociedad capitalista los medios de difusión tienen un cometido esencialmente desorganizador y des movilizador de las clases dominadas. Los modelos de aspiraciones y comportamientos que se promueven, aíslan a los individuos unos de otros, provocando desunión, desconfianza, competencia. Es la ley de la selva, la carrera de las ratas, la falta de solidaridad, la deshumanización.
Dividir para reinar es uno de los principios fundamentales de la manipulación y dominación de las masas. Así hoy en México la radio, periódicos y televisión, crean la mentira que más les conviene a sus intereses. Hoy por hoy han atizado el monstruo perverso del odio, de la confusión, de la ceguera. Estos medios junto con sus lacayos los comentaristas y expertos, repiten día y noche una perorata hipócrita hija de la manipulación. Un doble discurso que le apuesta a la ignorancia de la mayoría de la población. Es decir, según sus propias palabras, que “convierte la basura en oro”.
De tal suerte que, el capitalismo agresivo y brutal del siglo XXI, el neoliberalismo “gore” y en el caso de nuestro país el neoporfirismo utilizan a los medios para perpetuar sus intereses, contaminar y permear el pensamiento y la conducta de la mayoría de las y los mexicanos, ignorando, cambiando, borrando cotidianamente el pasado histórico de la lucha de clases, saqueos, genocidios, despojos, traiciones, etc. etc., todo ello en contra de la clase trabajadora y sus logros que le han costado siglos de sangre derramada. Se trata pues de una especie de disociación o de desclasamiento donde se pierde la propia identidad y su realidad.
Por décadas en nuestro México han existido estos medios de información unilaterales de arriba hacia abajo, desde un emisor que transmite los valores egoístas y competitivos del modo de producción capitalista hacia un receptor que constituye, una base cuya mayoría no ve reflejadas, sus preocupaciones, formas de vida, sus necesidades y experiencias. Sino las aspiraciones, valores, sueños, conductas, normas y opiniones que la dominación oligarca estima más convenientes para su propia sobrevivencia y perpetuación.
Así, el periodismo de izquierda e independiente debe recibir su mandato del pueblo para que éste no sea defraudado en la expresión auténtica de sus experiencias y concientización de sus derechos, lucha de clases, logros y victorias cuidando de llenar el hueco de la libre expresión ciudadana.
Por otro lado, es en estos tiempos más urgente que nunca, cultivar y mantener la participación del pueblo y la información honesta y masiva. Para ello es indispensable combatir no sólo las noticias falsas sino también el odio.
El arte de la oposición es confrontar, desmoralizar, entristecer y así desmovilizar a los pueblos. Puesto que ellos saben que las masas divididas no vencen, sino que se odian, pierden la esperanza, no ven los pequeños logros. Por eso necesitamos leer, investigar, escucharnos, debatir sin insultar y así confiar en que la gente irá despertando y comprendiéndose unos a otros. Este momento histórico que estamos viviendo, exige que los ciudadanos tengan acceso a medios comprometidos, honestos y que en vez de dividir, acerquen a la población para que en nuestro país se consolide la Cuarta Transformación y nunca más vuelvan a regresar el saqueo y la desesperanza.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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