A poco menos de 2 años que finalice el primer gobierno del pueblo y de la transformación se comienzan a sentir vientos de nostalgia. Nos ha tocado vivir un momento estelar en la historia nacional pues hemos sido testigos del primer gobierno con vocación hacia la sociedad y que vela por sus intereses supremos.
El actual presidente de la República es el principal líder político del país y el más importante de la corriente de izquierda progresista. Es un liberal en todo el sentido de la palabra y dejará en una especie de orfandad a millones de mexicanos que lo han apoyado, apoyan y seguirán respaldando de cara a los retos que nos presenta la coyuntura mundial de crisis y economía de guerra.
No obstante que las vicisitudes y retos que ha presentado la crisis del COVID, la posibilidad de una recesión y el contexto mundial de conflictos bélicos, nuestro gobierno encabezado por el tabasqueño más prominente de la actualidad ha destacado y ha puesto en el concierto internacional una economía de las que son denominadas peyorativamente “emergentes” como una de perspectivas positivas hacia el futuro como protagonista debido a las medidas implementadas y a las políticas enfocadas en atender segmentos sociales, antaño olvidados y los cuales ahora son puestos en primer lugar en las prioridades presupuestales además de inversión en infraestructura estratégica como carreteras, refinerías, puertos, aeropuertos y lineas de ferrocarriles que son sin lugar a dudas pensadas para obtener en el corto y mediano plazo los beneficios que se debieron obtener desde hace lustros con el presupuesto público.
Es por ello que en la sucesión que se nos avecina y que se presentará nuevamente una lucha encarnizada entre la corriente conservadora y corrupta por un lado y la continuidad en el proceso de transformación más relevante en décadas por el otro.
Esa es la dimensión de la próxima cita en las urnas. Vendrán unas escaramuzas previas, entre ellas la “batalla maestra” como la denominó Horacio Duarte, ex jefe de las aduanas y cercano hombre del presidente.
Es importante cuidar la sucesión y al protagonista que remplazará al titular del ejecutivo para que quien ocupe ese privilegio sea alguien coherente y se comporte a la altura de las circunstancias y del momento estelar que nos ha tocado vivir.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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