Ngozi Okonjo-Iweala, la primera mujer que dirige la OMC, asumió el cargo en 2021 y terminará su gestión en 2025. ¿Cómo se imaginará ella que estarán las cosas para entonces? Por lo pronto, la nigerina —licenciada en Economía magna cum laude en Harvard y doctora en Desarrollo por el MIT— no avisora un futuro agradable para nadie: “Pienso en una recesión mundial. Estamos al borde de ella.”
● Luego del paso de Fiona, todos los municipios de Puerto Rico han sido incluidos en la declaratoria de Desastre Mayor. El huracán Ian acaba dejar devastada y a oscuras a Cuba, y ahora mismo Florida lo espera en estado de máxima emergencia.
● Hace apenas unos días CNA Insider estrenó el documental Humanity’s Biggest Crisis Since World War 2? The Perfect Storm. Divivido en dos entregas, la primera de ellas comienza con un epigrafe firmado por Tharman Shanmugaratnam, Senior Minister de Singapur: “Enfrentamos la confluencia de varias inseguridades duraderas —geopolíticas, económicas y existenciales—, y cada una refuerza a las demás. Hemos entrado en una prolongada tormenta perfecta.”
● Los gasoductos Nord Stream 1 y 2, que transportan gas desde la costa rusa hasta la alemana han sido saboteados; el combustible se derrama en el mar Báltico. Por ello, la OTAN ya acusó a Putin de atentar en contra de la seguridad europea, no importa que en febrero Biden haya declarado que, si Rusia invadía Ucrania, eso haría Estados Unidos precisamente, cortar el paso del gas por los Nord Strem.
● En pantalla, la primera advertencia, con todo e imágenes de somalíes en los huesos: “Unas 345 millones de personas sufriendo hambre…” Y de golpe, el listado: “Guerras, pandemias, hambrunas, inflación, cambio climático y desastres naturales… Estamos presenciando la mayor crisis que la humanidad haya enfrentado desde la II Guerra Mundial.”
● Media mañana del miércoles 28 de septiembre, y leo una nota que ensombrece todo: la embajada de Estados Unidos en Moscú acaba de pedir a todos sus connacionales que abandonen de inmediato Rusia, “mientras haya opciones de viajes comerciales.”
● Hace también unos días el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) publicó su Informe sobre Desarrollo Humano 2021/22. Este año, el eje temático no podía ser más claridoso: “Tiempos inciertos, vidas inestables”. En el texto introductorio alerta: “Vivimos en un mundo de preocupaciones: la pandemia de COVID-19 persiste, hay guerra en Ucrania y otros lugares, las temperaturas baten récords, se registran incendios y tempestades.”
● “A menos de que realicemos cambios mayores en la manera en la que tratamos a la Naturaleza es un hecho que pronto enfrentaremos más brotes pandémicos”.
● El PNUD sostiene que el combo de desasosiegos que sufre el mundo “se deriva de tres fuentes de incertidumbre nuevas e interconectadas: los sistemas planetarios desestabilizados por el Antropoceno, la búsqueda de transformaciones sociales de gran envergadura para aliviar las presiones planetarias y la intensificación generalizada de la polarización”. El fraseo no es muy claro. Explicaron mucho mejor el primer elemento en su propio Informe hace dos años: “Para sobrevivir y prosperar en esta nueva era, debemos trazar una nueva senda del progreso que respete los destinos entrelazados de las personas y el planeta, y reconozca que la huella material y de carbono de quienes más tienen está socavando las oportunidades de las personas que menos tienen.”
Dicho en corto, o cambiamos el sistema que prioriza el lucro en favor de una microminoría —eso que el neoliberalismo llama “crecimiento económico”— o nos lleva el diablo. Y no, no lo hemos cambiado, al contrario: se han acelerado los motores de la explotación. Los dos siguientes elementos se explican más fácil: dado que es evidente que nos estamos encaminando al abismo, hay fuerzas sociopolítico en todo el orbe luchando por dar un golpe de timón, y eso causa enfrentamientos, polarización: acción, reacción.
● El mismo Shanmugaratnam sostiene que por todo el planeta hay “una sensación de malestar social, una pérdida de confianza, una pérdida de optimismo.” Y obvio, la peor forma de enfrentar problemas colectivos es hacerlo desorganizadamente.
● La hambruna no sólo causa enfermedad y muerte: hunger is quickly turning into anger.
● Ninguno de los diversos retos actuales es nuevo, “pero su interacción presenta un nuevo complejo de incertidumbre.” Según el PNUD, 6 de cada 7 personas en todo el mundo afirman sentirse inseguras con respecto a muchos aspectos de su vida.
Y ayer, durante la comparecencia del secretario de Gobernación en la Cámara de Senadores, la panista Xóchitl Gálvez mostró un pizarroncito con una leyenda: “AMLO trabajó con Echeverría”. Fue de lo que más llamó la atención, quizá por lo pueril de la “acusación”. ¿Son esos los problemas de México? Seguramente no. No obstante, la anécdota muestra qué tan distantes podemos sentirnos del Apocalipsis que parece gestarse allá, en el mundo. Claro, por definición, el fin del mundo es ubicuo, nada se escapa. Pero eso sí, tiros y troyanos, conservas y progres, deberíamos aceptarlo: aquí en México, el Apocalipsis se contempla lejano.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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