En las últimas semanas, grupos del crimen organizado han protagonizado jornadas violentas en distintos estados del país. Estas jornadas-enfrentamientos han tenido móviles y características específicas, sin embargo, han tenido un común denominador y ese ha sido la anomalía de su operación, ello incluye los ataques inéditos en contra de población inocente en municipios de Baja California.
A consecuencia de estas jornadas, enfrentamientos y escaladas de violencia en regiones específicas han colocado en el centro del debate público la discusión sobre si la estrategia de seguridad que ha planteado el gobierno de la 4T funciona o no.
Aunado a ello, estas jornadas han coincidido en tiempos con el anuncio del presidente López Obrador de adherir a la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional. Anuncio que ha avivado -que no enriquecido- el debate en torno al tema.
Personalmente, celebro que ahora discutamos de temas de los que no discutíamos antes, por delicados, complejos y espinosos que estos sean, considero que esa es la revolución de las conciencias de la que habla el presidente.
No obstante, considero que en algunas ocasiones, los debates están envueltos en lugares comunes, ideología y argumentos prefabricados que merman la profundidad de esas discusiones. Creo que en el caso de la estrategia de seguridad así pasa.
Para quienes se oponen al presidente López Obrador, la estrategia de “abrazos no balazos”, es un fiasco que no funciona y que, en su cabeza, evidencia un supuesto pacto entre la Cuarta Transformación y el crimen organizado.
Para quienes militamos en el proyecto de la Cuarta Transformación y quienes simpatizan con el obradorismo, es evidente que no se puede enfrentar a la violencia con màs violencia y que la atención a las causas que generan la desigualdad, es el camino para eventualmente lograr pacificar al país.
Ante esta situación, surge la interrogante: ¿Alcanzan los abrazos para hacer frente a los balazos?
Si me preguntan a mi, contestaría que no. No alcanza sólo con abrazos para lograr la pacificación del país.
Afortunadamente, la estrategia de pacificación que plantea e impulsa el proyecto de Nación de la Cuarta Transformación va mucho más allá y los “abrazos” no son más que una forma de sintetizar a grosso modo que no se puede construir paz con base en la violencia.
La estrategia de seguridad, regeneración nacional, reconstrucción del tejido social y pacificación del país es multifactorial porque, justamente, busca atender y solucionar una problemática que se ha generado y acrecentado de la misma forma: multifactorialmente.
Ahora, para tratar de abonar a la discusión, es necesario revisar los datos que se han presentado en los informes mensuales de seguridad a nivel nacional. Estos señalan que sí, en efecto, a pesar de lo complejo y lento que pueda parecer, la estrategia funciona.
¿Por qué? Porque de acuerdo con los datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, al corte del 20 de julio de 2022:
- Los delitos del fuero federal han tenido una reducción de 25.1%
- Al mes de junio se mantiene una tendencia a la baja con una disminución del 13.4% en homicidios dolosos, respecto al máximo histórico desde 2018.
- La atención local a los 50 municipios más violentos ha logrado una disminución de 14.5% en el primer semestre de 2022 respecto al de 2021.
Otros delitos se han desarrollado de la siguiente manera:
- Robo de vehículo: -47.3%
- Robos: -29.4%
- Feminicidio: -20%
- Secuestros: -73%
Además, se ha detenido a 1 mil 401 personas por secuestros, 503 bandas han sido desarticuladas y 2 mil 013 víctimas de secuestro han sido liberadas.
En cuanto a información sexenal sobre homicidios dolosos, podemos observar una clara tendencia hacia la alza desde 2006:
- Salinas: 9.2%
- Zedillo: -31%
- Fox: 1.6%
- Calderón: 192.8%
- Peña Nieto: 59%
- AMLO: -9%
Cabe destacar que esta tendencia se disparó con la simulada guerra contra el narco de Felipe Calderón, tras ella, los delitos y los homicidios crecieron exponencialmente y la tendencia se mantuvo durante el sexenio de Peña Nieto.
Fue hasta el sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador, que con una estrategia integral se logró, en primer momento, contener la tendencia y, eventualmente, revertirla.
Estos datos muestran que, de alguna forma, la estrategia de seguridad está funcionando. Me atrevo a decirlo, con la férrea convicción de que la paz es fruto de la justicia (porque en eso creo), pero también con la clara y evidente conciencia de que aún no es suficiente y que tenemos que seguir buscando la forma de conseguir la paz que todas y todos merecemos.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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